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Uno es Arquitecto de us Propia Suerte

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Uno es Arquitecto de us Propia Suerte

A Kimberly Bermúdez siempre le ha gustado conversar, así que, cuando a bordo de un avión un desconocido le preguntó a qué se dedicaba, ella le explicó que era profesora de primer grado de niños con poco dinero.

“¿Cuál es su mayor reto?”, le preguntó su compañero de asiento la semana pasada en ese vuelo de Southwest Airlines en dirección a Florida.

Cuando los niños llegan a la escuela con hambre, respondió ella, y ver que padres inmigrantes muy trabajadores no ganan lo suficiente para las necesidades de sus familias. Algunos estudiantes ni siquiera tienen casa donde vivir, añadió.

Su compañero de asiento le respondió a Bermúdez que su compañía dona dinero a escuelas como la suya, y ella, alegre, le dijo que su escuela (Carlos Fuentes Elementary, en Chicago) estaría encantada de recibir donaciones. Todos los profesores y miembros de la administración sacan dinero de sus propios bolsillos para ayudar a los niños en todo lo que pueden: ropa interior, jabón, material escolar, añadió Bermúdez.

Instantes después, alguien la tocó el hombro. Cuando se dio la vuelta, vio a un hombre con un bebé en el regazo, que se disculpó por haber escuchado la conversación y, acto seguido, le entregó un fajo de billetes. “Haga algo increíble”, le dijo a Bermúdez.

La maestra, de 27 años, vio que el primer billete del fajo era de 100 dólares. Recordó que sus padres le habían enseñado a no contar el dinero, así que cogió el fajo y le dio las gracias al hombre con lágrimas en los ojos.

“Le dije, ‘no tiene ni idea de lo que esto significa para mí”, explicó después al diario The Washington Post. “Esos padres son increíbles”, añadió, en referencia a las familias que llevan a sus hijos a la escuela, “pasarían hambre por sus hijos”.

Cuando el avión estaba aterrizando en Jacksonville, otro hombre, sentado al otro lado del pasillo, le dijo que también había escuchado la conversación. Le dijo que no tenía mucho dinero, pero le dio un billete de 20 dólares. “Y por si mi corazón no pudiera ser aún más feliz, el hombre enfrente se giró también”, añade Bermúdez. Tampoco tenía mucho dinero, le dijo, pero le dio 10 dólares.

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