Aumenta el desempleo juvenil; los estudiantes de Houston City College se capacitan en inteligencia artificial para adaptarse a un entorno laboral cada vez más automatizado.
Mientras que la tasa de desempleo entre los recién graduados en Estados Unidos ha incrementado del 5 al 7 por ciento en el último año, y muchos jóvenes cuestionan si la inteligencia artificial les robará empleos, en un laboratorio de Houston City College, otros están aprendiendo a desarrollarla.
En esta institución educativa, alumnos como Naomi Berumen han optado por regresar a las aulas para comprender el funcionamiento de la tecnología que está revolucionando el mundo. “Si bien estaba en contacto con algo tecnológico, no tenía conocimiento de su operatividad”, admite.
Su interés la motivó a inscribirse en el programa de IA y robótica, donde ahora percibe la inteligencia artificial como un recurso para su crecimiento, en lugar de un riesgo.
El impacto en el ámbito laboral es significativo.
De acuerdo con investigaciones recientes de Stanford y Yale, la incorporación de IA generativa está disminuyendo las contrataciones de jóvenes en sectores susceptibles a la automatización. Las empresas no están despidiendo a sus empleados, pero sí están limitando la contratación de personas que realicen actividades fácilmente reemplazables por algoritmos.
Orlando Peñaloza, docente de redes y ciberseguridad, alerta que “ya no es suficiente con incluir palabras clave en el currículo”. En la actualidad, la IA se encarga de filtrar candidatos, evaluar perfiles y determinar quién avanza a la siguiente fase. Ignorar esta herramienta, sostiene, es quedar fuera del mercado laboral.
Jesús Ocampo, otro estudiante de dicho programa, opina que “la inteligencia artificial no nos sustituirá, sino que nos asistirá”. Desde la redacción de correos hasta la creación de informes, la IA puede agilizar tareas diarias si se utiliza correctamente.
Incluso en disciplinas como la psicología, donde la conexión humana es fundamental, alumnos como Joselin Contreras reconocen que la IA no puede reemplazar la empatía ni la comprensión emocional. “Conoce el cerebro, pero no de la manera en que lo haría un ser humano”, afirma.
La clave radica en adaptarse.
Patricia McManus, coordinadora del programa de IA y robótica, compara esta etapa con la de los años noventa, cuando fue necesario aprender a utilizar computadoras. “Hoy es similar. Es esencial aprender a emplear aplicaciones de IA para trabajar de manera más eficiente”, señala.
Yaritza García, docente de ciberseguridad, lo expresa de manera contundente: “No hay que temerle. Lo erróneo sería desestimarlo”.
La historia se repite.
Al igual que durante la Revolución Industrial, la tecnología transforma los empleos, pero también genera nuevas oportunidades. La diferencia en la actualidad es que aquellos que aprenden a utilizar la IA pueden abrir puertas que otros aún no han visualizado.
