La reforma fiscal afectará a los más ricos y a las grandes compañías y modificará la ley fiscal aprobada por Trump en 2017.
El presidente, Joe Biden, planea llevar a cabo el primer aumento importante de impuestos federales desde 1993, con el objetivo de sustentar su programa de recuperación económica a largo plazo tras el paquete de alivio por la pandemia del coronavirus, según publica el servicio de noticias Bloomberg.
Aunque la Casa Blanca ha rechazado un impuesto directo sobre la riqueza, como propuso la senadora demócrata Elizabeth Warren, sí parece apuntar hacia las grandes compañías y las personas más ricos, tal y como prometió el presidente durante su campaña, en la que se comprometió a no subir los impuestos a quienes ganaran menos de 400,000 dólares anuales.
Es probable que el incremento de impuestos incluya la derogación de algunos aspectos de la ley fiscal de 2017 del expresidente Donald Trump, que beneficia a las corporaciones y a los más ricos, así como la realización de otros cambios para hacer que el código fiscal sea más progresivo, dijeron las fuentes familiarizadas con el plan a la agencia Bloomberg.
Estas son algunas de las propuestas que están en consideración, según estas personas, que pidieron no ser nombradas ya que las discusiones son privadas:
• Aumentar el tipo del impuesto de sociedades del 21% al 28%.
• Reducir las preferencias fiscales para las llamadas empresas de paso, como las sociedades de responsabilidad limitada o las asociaciones.
• Aumentar el tipo del impuesto sobre la renta de las personas que ganan más de 400,000 dólares.
• Ampliar el alcance del impuesto sobre el patrimonio.
• Un tipo impositivo más alto sobre las ganancias de capital para las personas que ganen al menos un millón de dólares al año.
La economista de la Casa Blanca, Heather Boushey, aseguró el lunes en una entrevista con Bloomberg TV que Biden no tiene intención de aumentar los impuestos a las personas que ganan menos de 400,000 dólares al año. Pero para «la gente de arriba que ha podido beneficiarse de esta economía y no se ha visto tan afectada, hay mucho margen para pensar en qué tipo de ingresos podemos recaudar», dijo.
A diferencia del paquete de estímulo de 1.9 billones de dólares firmado el jueves por Biden, la próxima iniciativa, que se espera que sea aún mayor, no dependerá sólo de la deuda pública como fuente de financiación. Pero dado que cada exención y crédito fiscal tiene su propio grupo de presión que lo respalda, modificar los tipos está plagado de riesgos políticos. Esto ayuda a explicar por qué las subidas de impuestos de la reforma de 1993 firmada por Bill Clinton se distinguen de las modestas modificaciones hechas desde entonces.
Para el Gobierno de Biden, los cambios previstos son una oportunidad no sólo para financiar iniciativas clave como las infraestructuras, el clima y la ampliación de la ayuda a millones de personas más pobres, sino también para abordar lo que los demócratas argumentan que son desigualdades en el propio sistema fiscal, y que la pandemia de coronavirus ha exacerbado.