Varios grupos de migrantes que se encuentran en la frontera sur de México se han unido para formar una caravana de más de 5,000 personas y ahora avanzan por Chiapas en su ruta hacia Estados Unidos, según reportó el diario El Universal este miércoles.
A principios de esta semana un grupo de aproximadamente 3.000 centroamericanos comenzó a salir de Tapachula para llegar a Huixtla (Chiapas). Estos migrantes han estado viajando a pie por varios días desde que ingresaron a México por el cruce fronterizo de Ciudad Hidalgo (Chiapas).
La madrugada de este miércoles unos 2,000 migrantes más que se encontraban en Chiapas confluyeron en Huixtla con el grupo que había partido de Ciudad Hidalgo. En fotografías se ve el paso de uno de los extensos contingentes sobre la carretera Tapachula-Huixtla, cubriendo todos los carriles de esta por varios cientos de metros.
Se trata, en la mayoría, de mujeres y niños de Honduras, Guatemala y El Salvador, aunque también viajan de Cuba, Nicaragua, Haití y algunos países de África.
Ante la llegada de cientos de migrantes cada día, las autoridades de Huixtla decretaron este lunes un estado de emergencia. Pidieron a locatarios y a tiendas no abrir sus puertas. La policía instaló un retén en la carretera e intentaron hacer que los migrantes se instalaran en un campamento improvisado en las afueras de Huixtla.
La municipalidad dijo en un comunicado que la mayoría de la gente que llega no lo hace pacíficamente, como podría esperarse. Los funcionarios también recomendaron a la gente que no saliera a la calle porque los migrantes son una amenaza a la seguridad.
Una actitud que contrastó con la bienvenida que dieron los pobladores de Huixtla a los migrantes de las caravanas del año pasado.
Pero todos los intentos por disuadir a los migrantes fueron en vano y este miércoles confluyeron al menos dos caravanas de varios miles y cientos de personas que viajaban en grupos más pequeños o por su propia cuenta.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos ha señalado que hay casi 9,000 migrantes de diversas nacionalidades moviéndose por el sur de México. En un comunicado que emitieron el lunes hablaban de al menos cinco grandes grupos. Algunos de éstos llevaban semanas esperando visados especiales para cruzar por México, pero denunciaron que los permisos se estaban retrasando.
La Comisión dijo que muchos de los migrantes no son informados sobre cómo pueden solicitar una visa humanitaria o un permiso de tránsito.
El Gobierno de López Obrador había prometido a principios de este año que otorgaría visas de trabajo a todos los migrantes centroamericanos, pero algunas semanas después se dejaron de otorgar permisos, denunciaron migrantes y activistas.
La semana pasada migrantes de diversas nacionalidades se amotinaron en el centro de detención de Tapachula por los retrasos en las visas, que nuevamente se comenzaron a dar.
«Que nos den nuestros oficios de salida. No tenemos nada, no se sabe nada, no sale la respuesta; un silencio que no se comprende», dijo a principios de abril Denis Hernández barón, un migrante cubano que se encadenó frente a la estación migratoria Siglo XXI en Tapachula para protestar porque no ha obtenido un permiso para transitar por México.
El viernes de la semana pasada, un grupo de 350 migrantes irrumpió en territorio mexicano tras romper los candados de la reja del puente frotnerizo de Tecun Uman.
Según las autoridades, los migrantes se comportaban de manera «hostil» y «agresiva» y los acusaron de atacar también a la policía local en Mapastepec, un pueblo mexicano que se encuentra entre la frontera y la cercana ciudad de Tapachula, reportó la agencia de noticias The Associated Press.
Unos 3,000 migrantes que se encuentran en Mapastepec protestaron cuando las autoridades les notificaron que su espera para una visa podría tardar hasta seis meses. Luego intervino la policía federal.
Hasta ahora no se han reportado incidentes en Huixtla. Elementos de la Policía Federal, Protección Civil, una ambulancia y dos observadores de la Comisión de Derechos Humanos se encuentran presentes en este poblado.