Aunque obviamente los latinos vemos a una clara ganadora en el debate del pasado domingo, para la gran mayoría de los americanos también. Y lo que todo mundo está comentando es que se dieron con todo y no se dedicaron a debatir sino a pelear. Y así empezó, ni siquiera se saludaron.
Esta vez no hubo propuestas, solamente indirectas y directas, es decir, hubo solamente críticas. Trump llamó a Clinton «el diablo», le dijo que si es elegido nombraría un fiscal especial y «que la mandaría a la cárcel», y afirmó que Clinton tiene un «tremendo odio en su corazón». Y Clinton le reviró: «Que bueno que alguien con el temperamento de Donald Trump no es responsable de la ley en nuestro país».
Hillary Clinton a final de cuentas le perdonó la vida y lo dejó vivir porque tuvo muchas oportunidades, pero básicamente le perdonó la vida y Trump sobrevivió, atacó, evadió y disminuyó los ataques que ha recibido últimamente sobre como trata a las mujeres.
Según una encuesta de la cadena de televisión por cable CNN, Clinton ganó el debate -por un 57% frente a un 34% que opinó que había ganado Trump-. Pero el 63% de los espectadores dijo que Trump lo había hecho mejor de lo que esperaba.
Lo que llama mucho la atención, es que en La última pregunta del debate fue también realizada por un integrante del público y resultó de lo más inusual: «¿Podrían decir algo bueno el uno del otro?», a lo que Clinton comenzó con su respuesta: «Respeto a sus hijos, son muy capaces y devotos, y eso dice mucho de Donald», «No estoy de acuerdo con casi nada de lo que hace o dice, pero respeto eso», por su parte, Trump elogió que Clinton «no abandona, no se rinde. Es una luchadora», «No estoy de acuerdo con eso por lo que ella pelea, no estoy de acuerdo con sus decisiones, pero es una luchadora».
No fue una victoria para Trump, pero evitó un colapso total.