En una carta compartida por medios piden la dimisión de Barr alegando que sus decisiones han causado daño «a la reputación del Departamento de Justicia, hacia su integridad y al Estado de Derecho». Sin embargo, reconocen tener pocas esperanzas de que Barr dé un paso al frente y abandone su cargo.
Exfuncionarios del Departamento de Justicia de EEUU pidieron en un carta pública al fiscal general, William Barr, que renuncie a raíz del manejo del caso de Roger Stone, un estrecho excolaborador del presidente Donald Trump declarado culpable de siete cargos por la llamada trama rusa.
La misiva, cuyos extractos fueron publicados este domingo por medios locales, fue firmada por más de 1,100 exfiscales federales y exfuncionarios.
«Las acciones del señor Barr al obedecer las órdenes personales del presidente, lamentablemente hablan más que sus palabras», puntualiza la carta citada por The Washington Post.
Los exempleados señalan que «esas acciones y el daño que han hecho a la reputación del Departamento de Justicia, hacia su integridad y al Estado de Derecho, requieren que el señor Barr renuncie».
Y al reconocer que tienen «pocas expectativas» de que el fiscal general abandone su cargo, señalan que «corresponde a los funcionarios de carrera del Departamento tomar las medidas apropiadas» para defender una justicia «apolítica y no partidista».
El diario The New York Times indicó que una portavoz del Departamento de Justicia declinó hacer comentarios al respecto.
La petición se conoce después de que cuatro fiscales que llevaban el caso judicial contra Stone tramitaron el pasado martes su renuncia luego de que Trump criticara la pena que habían pedido para su exasesor y de que el Departamento de Justicia recomendara rebajarla.
Uno de los fiscales, Jonathan Kravis, escribió en un documento presentado ante la corte que había dimitido como fiscal adjunto de EE.UU. y planeaba dejar el Gobierno, mientras que los otros tres implicados en el caso pidieron permiso a un juez para retirarse del proceso contra Stone, declarado culpable de siete cargos en 2019.
Los fiscales no aclararon por qué querían abandonar el caso, pero su renuncia llegó unas horas después de que el presidente calificara de «horrible y muy injusto» el plan que tenían de pedir entre siete y nueve años de cárcel para Stone, que fue un estrecho colaborador de Trump al inicio de su campaña electoral en 2015.
Dos días después, el jueves, Barr aseguró que las críticas del presidente le están haciendo «imposible» hacer su trabajo y avisó de que no va a dejarse «intimidar o influir por nadie».
La declaración del fiscal general durante una entrevista con la cadena ABC no cayó en saco roto y Trump reivindicó el viernes su «derecho legal» a interferir en casos que lleva el Departamento de Justicia.
También el viernes el Departamento de Justicia reveló que no imputara al exdirector del FBI Andrew McCabe, considerado como uno de los enemigos de Trump, por mentir a los investigadores sobre una filtración periodística.
Cuando era director interino del FBI, McCabe autorizó a esta agencia a que investigara a Trump en 2017, lo que lo convirtió en blanco frecuente de la ira del mandatario en Twitter.
De igual forma, Barr ordenó ese día a fiscales externos que revisen el manejo que se ha hecho en la oficina de la Fiscalía General en Washington del caso penal contra el exasesor de seguridad nacional Michael Flynn y de otras causas, dijo el diario The New York Times.
Flynn fue una de las primeras personas en declararse culpables durante la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre la llamada trama rusa, que consistió en pesquisas sobre la supuesta injerencia de Moscú en los comicios presidenciales de 2016.