La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA en inglés) anticipa que la temporada de huracanes que arranca este 1 de junio y se extenderá hasta el 30 de noviembre registrará el desarrollo de hasta 19 tormentas. De estas, 10 pueden llegar a convertirse en huracanes alimentadas por las calientes aguas del Atlántico.
La temporada de huracanes que iniciará el 1 de junio en el Atlántico será una muy activa con el desarrollo de entre 13 y 19 tormentas, de las cuales de 6 a 10 pueden convertirse en huracanes, pronosticó este jueves la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA en inglés). Esta previsión oficial se da cuando aún sigue latente la pandemia del coronavirus que requerirá medidas más rigurosas de cara al potencial azote de algún ciclón.
La NOAA también anticipó que, de los huracanes que pueden desarrollarse, de 3 a 6 pueden ser ciclones de categoría superior. Es decir de categoría 3, 4 o 5 en la escala Saffir-Simpson con vientos de 111 millas por hora o superiores.
Son huracanes que pueden ocasionar daños serios a las viviendas, derribar árboles, bloquear carreteras o caminos y afectar los suministros de electricidad y agua potable por días o semanas. Si alguno llega a azotar como uno de categoría 5, su impacto sería bastante mayor al destruir casas y tornar áreas en lugares inhabitables por semanas o meses, según los datos del Centro Nacional de Huracanes.
Se tratará de una temporada más activa que lo habitual, pues en promedio suelen desarrollarse 12 tormentas, de las cuales 6 se intensifican en huracanes, tres de estos de una categoría superior, detalló la NOAA en un informe esperado debido a que este año la temporada se extenderá cuando aún no ha cedido la pandemia del covid-19.
«Mientras las personas ponen su atención en una ‘reapertura’ segura y saludable de nuestro país, sigue siendo críticamente importante que también recordemos prepararnos para la próxima temporada de huracanes», que se extiende hasta el 30 de noviembre, dijo Wilbur Ross, secretario de Comercio, citado en el informe de la NOAA.
«Eso iría acorde con lo que hemos estado viendo, que el océano está muy caliente este año. Esta más caliente de lo que tocaría en esta época. Y este año, a diferencia del año pasado, el (fenómeno) El Niño no está y sin El Niño podemos tener una temporada más activa», explicó Martínez sobre este fenómeno en el Océano Pacífico que suele incidir en las temperaturas de otras aguas del mundo.
«El problema de una temporada activa es que es más activa porque normalmente el océano esta más caliente, y eso puede favorecer que sean más intensos», detalló Martínez.
Si tomamos en consideración que las aguas ya arrojan temperaturas mayores a las habituales en este momento del año, eso significa que para septiembre –el punto máximo de la temporada– pueden haber subido aún más habiendo pasado el verano.
Lo principal, aclaró Martínez, es si alguno de esos huracanes que probablemente se formarán este año toca tierra. «Hemos tenido temporadas súper activas y ningún sistema ha tocado tierra y temporadas muy poco activas que han tocado dos huracanes tierra, y de categoría superior. Es decir, que al final, tenemos que acordarnos siempre de eso: da igual cuántos se forman solo que uno llegue a tocar tierra ya pasa a la historia», acotó.
«Los estados costeros tendrán que prepararse a conciencia (como) Texas, Florida, Carolina del Norte y del Sur…», abundó Martínez en momentos en que las medidas de distanciamiento físico son clave para evitar una segunda ola de propagación del covid-19. Por ello, este año los gobernadores y las agencias estatales posiblemente deban modificar sus planes de evacuaciones y para brindar refugio a las personas que se puedan ver afectadas por el paso de alguna tormenta o huracán.