La acusación detalla cómo los hijos del Chapo enfocaron el Cártel de Sinaloa en drogas sintéticas, como el fentanilo
Ovidio Guzmán López, hijo del excapo del cártel de Sinaloa Joaquín “El Chapo” Guzmán, se declaró inocente el lunes de narcotráfico, lavado de dinero y otros cargos en su primera audiencia judicial en un tribunal de Chicago desde que fue extraditado de México a Estados Unidos.
Guzmán López fue extraditado el viernes, cinco meses después de que fiscales estadounidenses dieron a conocer las actas de acusación en contra de él y de sus hermanos, conocidos colectivamente como “Los Chapitos”. Las actas de acusación detallan cómo los hermanos, tras la extradición y condena de su padre en Estados Unidos en 2019, enfocaron el cártel en las drogas sintéticas como la metanfetamina y el poderoso opioide fentanilo.
Durante la lectura de cargos de 15 minutos de duración el lunes, y con un contingente de seguridad mayor de lo habitual, Guzmán López se declaró inocente a través de un intérprete. Se presentó ante la jueza federal de distrito Sharon Johnson Coleman con un mono naranja y con grilletes en los tobillos.
El joven de estatura baja y delgado, de 33 años de edad y cuyo apodo es “El Ratón”, se encorvaba hacia delante, respondiendo a las preguntas de la jueza con suavidad y cortesía, presentando una imagen que contrasta fuertemente con la reputación de extrema violencia del cártel que supuestamente ayuda a dirigir.
Su arresto por parte de las fuerzas de seguridad mexicanas en enero en Culiacán, capital del estado de Sinaloa, desató una ola de violencia que dejó 30 muertos, incluyendo 10 miembros de las fuerzas armadas. El ejército mexicano usó helicópteros Black Hawk contra las ametralladoras calibre .50 que el cártel montó en camionetas. Los pistoleros del cártel impactaron dos aeronaves militares, obligándolas a aterrizar, y la violencia se extendió al aeropuerto de la ciudad, donde resultaron impactadas aeronaves civiles y militares.
Tres años antes, el gobierno había intentado capturarlo, pero abortó el operativo ante el surgimiento de violencia similar.
Las actas de acusación estadounidenses contra los hermanos, que fueron desprecintadas en abril, señalan que su meta era producir grandes cantidades de fentanilo y venderlas al menor precio posible. Los hermanos refutaron las acusaciones en una carta.
“Jamás hemos producido, maquilado o comercializado fentanilo ni ninguno de sus derivados”, decía la misiva. “Somos víctimas de una persecución y nos convirtieron en chivo expiatorio”.
Cuando Coleman le preguntó el lunes a Guzmán López si tomaba medicamentos, éste respondió que sí, para tratar su depresión, ansiedad y una enfermedad estomacal, pero que ello no le impedía comprender el proceso.
Algunos de los cinco cargos contra Guzmán López conllevan penas máximas de cadena perpetua, incluidos el de asociación delictuosa para importar drogas y el de asociación delictuosa para distribuirlas. Una condena por uno de los cargos, participar en una empresa ilegal como líder, conlleva una cadena perpetua obligatoria. El lavado de dinero tiene una condena máxima de 20 años.
Coleman programó su siguiente comparecencia para el 17 de noviembre.
La asesora de Seguridad Nacional, Liz Sherwood-Randall, dijo el viernes en una declaración que la extradición de Guzmán López “es testamento de la importancia que tiene la continua cooperación entre los gobiernos de Estados Unidos y México para luchar contra las drogas y otros desafíos vitales”. Sherwood-Randall realizó múltiples visitas a México este año para reunirse con el presidente Andrés Manuel López Obrador, la última ocasión el mes pasado.
López Obrador ha insistido en que su país es sólo un punto de tránsito para ingredientes del fentanilo procedentes de China y con destino a Estados Unidos, pese a aseveraciones de Estados Unidos y de su propio ejército de que se producen en México.