Se te acercará un espíritu benévolo el día de hoy. Le preguntaron a un sabio cómo podía reconocer a alguien bien intencionado o diferenciarlo de alguien que quiere hacernos daño. El sabio dijo «cierra los ojos y dime qué color he puesto frente a ti. ¿No puedes? Ahora abre los ojos. Para diferenciar el bien del mal sólo hay que abrir los ojos.»

Aprovecha cada momento de tu vida. Considera cada instante como una burbuja de jabón. Una perfecta esfera flotando en el aire y reflejando la luz del Sol en millones de colores, con el único defecto de durar sólo un segundo y dejar sólo un espacio vacío. Así son los momentos de tu vida.

Deja esas culpas inútiles. Un anciano empujaba una carretilla con pesados ladrillos. Un niño el preguntó para qué los ladrillos y el anciano dijo «para equilibrar la carretilla.» El niño preguntó para qué era carretilla y el anciano dijo «para llevar los ladrillos.» Así son las culpas.

A veces te esmeras demasiado por la perfección sin ver que la perfección es una imagen. Un rey se enamoró de la imagen de un palacio que vio bordada en un tapiz y pidió a sus arquitectos que le construyeran uno igual. Todo tenía que ser idéntico al tapiz pero el rey no quedaba satisfecho porque el palacio tenía tres dimensiones y el tapiz era plano.

Busca palabras de aliento que te permitan seguir tu búsqueda. Así como tu cuerpo necesita vitaminas para realizar sus funciones, tu espíritu necesita palabras clave para seguir adelante. Piensa en cuales son las palabras que más te motivan y apúntalas para recordar cuando las necesites.

Libera tu capacidad y permite que tus talentos lleguen al máximo. Un cazador se consiguió un excelente perro perdiguero y pagó una gran cantidad por él. Como no quería perderlo, el cazador traía al perro con pesada cadena al grado de que el perro nunca podía ir corriendo tras la presa. Al final, el perro nunca le sirvió lo que gastó.

Llama la atención del modo adecuado. Un joven príncipe se enamoró de una princesa y, a medianoche, tomó un guijarro y lo arrojó contra su ventana. Al no hallar respuesta tomó una piedra mayor y la arrojó. Terminó tirando una gran roca que rompió el ventanal del palacio e hizo que el padre de ella llamara a los guardias. La princesa le dijo al príncipe «¿Nunca se te ocurrió tocar la puerta?»

Recuerda que para mandar hay que saber obedecer. El general de un ejército tenía bajo sus órdenes a un soldado rebelde. El general se acercó al rebelde y le dijo «ocupa por un día mi puesto y dime ¿cómo dirigirías al pelotón?» De inmediato el rebelde vio la necesidad de disciplinarse y seguir las órdenes.

Hay una persona que no te da tu lugar. No se lo permitas. Un califa árabe quería tener más de cien esposas y comenzó por casarse con una princesa. Ella le dijo «te permitiré casarte con las otras 99 el día que me hagas por feliz completo.» El califa dijo «olvídalo. Si las otras 99 me van a pedir que también las haga felices, con una sola esposa tengo para dedicarme toda la vida.»

No dejes que la vida se te vaya en problemas inútiles. Los problemas son como pequeños agujeros en un cubo. El agua escapa por cada agujero y tratas de llevar tu vida como si acarrearas agua en un cubo agujerado. Si es sólo un hoyo pequeño, es posible, pero si son varios y de tamaño grande, tu vida será un viaje inútil.

Encontrarás inspiración en los lugares más inesperados. Un rey llamó a sus consejeros para que le dieran solución a los problemas del reino. Ninguno hallaba soluciones hasta que uno dio con la solución perfecta. El rey le preguntó dónde encontró sus ideas y el consejero dijo «en un manicomio, problemas locos requieren soluciones locas.»

Observa las vidas de otros y verás que aprendes algo de cada quién. Un hombre que viajaba en autobús decidió platicar con todos sus compañeros de viaje. Sus vidas le parecieron fascinantes. El chofer interrumpió la plática para preguntarle al hombre cual era su destino. El hombre dijo «mi destino era conocer a todas estas personas.»