Atrévete a reír ante la adversidad. Siempre has tenido la capacidad de ver ambos lados de cada problema. Hazlo con tu vida misma. Cuando la vida te tienda una situación trágica, ve su lado cómico y aprende a sonreír ante los problemas. Esto te dará la capacidad de ver más caminos y verás claramente que uno de ellos es la salida al problema.

Un recuerdo te dará la solución a lo que buscas. Has buscado la solución haciendo planes a futuro y no la has encontrado. La has buscado en tu momento y tampoco ahí está. ¿Porqué no buscarla en tu pasado? Busca entre tus recuerdos una situación similar a la que vives y ahí estará la respuesta.

Marcha a tu propio ritmo. Los soldados se entrenan para marchar todos juntos al ritmo que les marca el tambor del batallón, pero tu individualidad te ha apartado del resto de la sociedad y te ha dado una cualidad única que te caracteriza. Encuentra tu propio ritmo y síguelo. Es imprescindible para tu personalidad.

No des tus emociones en préstamo. Puedes dar en préstamo una prenda de ropa, una taza de azúcar o las llaves de tu auto y en todos estos casos esperas que se te regresen. Con tus emociones es diferente, ya que cuando amas a alguien amas a esa persona para siempre. El tipo de amor puede cambiar, pero la intensidad permanece. Reconoce que amas así y asume tus propias emociones.

Un asunto te ha dejado una marca en tu espíritu. Los golpes dejan moretones y los esfuerzos te dejan ampollas en las manos. Igualmente, las malas experiencias te dejan marcas en tu subconsciente que llevarán su tiempo para sanar. Dales ese tiempo y no te fuerces a confrontarlas. Es necesario ese periodo para poder salir adelante.

Sé tú tu propio psiquiatra. Los problemas diarios se te han juntado y te causan tanto estrés que te preguntas si necesitarás la ayuda de un profesional para recobrar tu salud mental. ¿Por qué no te vuelves tú tu propio psicoanalista? Date diario una hora o dos para revisar tus emociones y pensamientos y tendrás la claridad que requieres.

No necesitas paracaídas para lanzarte al amor. No veas las relaciones como un vuelo vertiginoso y no veas a la persona amada como el suelo que te espera después de una caída de varios metros. El amor es más bien como entrar a una alberca de agua templada que te recibirá del modo más agradable. No tengas miedo.

Te sientes joven. Vive la vida como tal. No importa tu edad biológica, eres tan joven como te sientes. En tu mente tienes la capacidad, agilidad y fuerza de toda la energía joven que alimenta tu alma. Vive la vida así. Atrévete a hacer todo lo que piensas y no te inhibas de pensar en cómo se vería en alguien de tu edad. Tienes la capacidad de hacerlo.

Revisa tu bagaje emocional. Llegar a una nueva relación es como llegar a un nuevo país. Así como tienes que declarar todo lo que llevas en tu equipaje al cruzar la frontera, es necesario que revises tus emociones al llegar a una nueva relación. Ten toda la honestidad posible y revisa hasta el más mínimo detalle. No quieres llevar algo que te perjudique ahora que empieza algo tan bueno.

Sostente en tus propósitos. El único modo de no lograr lo que te propones es dejar las cosas a medio camino. Te sorprenderá saber la cantidad de veces que las personas más capaces han dejado sus mejores propósitos a la mitad. Las mejores empresas y las más atrevidas hazañas se han quedado cortas a escasos metros de terminar. No hagas esto y sigue tus propósitos hasta el fin.

Sube a un nivel superior para que los problemas no te alcancen. Cuando el río se desborda, la razón dice que subas a las colinas para que el agua no te alcance. Cuando los días de Verano hacen el calor de la ciudad insoportable, la mejor solución es pasar unos días en las montañas. Los problemas no te alcanzarán si subes a un nivel espiritual superior. Busca dentro de ti y medita para alcanzar este nivel.

La vida te sirve lo que buscas en charola de plata y sin embargo no las ves. El Universo te ha puesto todas las oportunidades por delante, pero vives de un modo tan apresurado y los problemas diarios te traen de un lado a otro que no ves lo que la vida misma te ofrece. Serénate para que puedas aprovecharlas.