Lo mejor siempre viene al final. La vida es a veces como una buena comida. Todos esperamos al postre y para poder comerlo tenemos que terminar la carne y las verduras. Date cuenta de cuantas veces la vida te pone a prueba solo para darte una gran recompensa al haber pasado esta prueba.

Si te sientes hoy inútil, aprende a valorarte. Considera al más pequeño de los insectos. Tienen la capacidad de cargar proporcionalmente más que el hombre más fuerte y de soportar inclemencias que ningún humano podría resistir. Toma este ejemplo y piensa que todos tenemos un gran valor aunque no sea inmediatamente aparente.

Sientes que has perdido el camino en tu búsqueda, pero no es así. La gente que se adentra en el bosque siente de pronto que no encontrará nunca la salida y deja de buscar. Eso es lo peor que puedes hacer. Si sigues tu camino, eventualmente te hallarás fuera del bosque.

Trata de sentir el apoyo de la gente que te rodea. Un rey confiaba en uno de sus guerreros más que en ningún otro y esto provocó muchas envidias. El guerrero le pidió al rey que no le diera favoritismos ya que le podría ocasionar problemas, pero el rey le dijo «así como yo confío en ti, tú debes confiar en mi y recibir mi apoyo.»

Encuentra el justo medio. Le dijeron a un sabio que escogiera un regalo apropiado para el rey. Un vasallo pensaba en reglarle un jarrón enorme, otro pensaba en regalarle un jarrón miniatura, pero el sabio se decidió por un jarrón normal ya que «¿qué utilidad tiene un jarrón tan grande que no pueda entrar al palacio o tan pequeño que no pueda contener una sola flor?»

No imites a los demás. Había en la selva un mono que se la pasaba imitando a los demás animales. Tratando de subir a un árbol, trató de imitar al león, pero no tenía garras; trató de imitar al águila, pero no tenía alas. Al final hizo lo que un mono haría y subió a un árbol con sus propios medios.

Que no te sorprenda ver como cambian constantemente las cosas a tu alrededor. Un hombre regresaba a su pueblo después de muchos años y en el camino se encontró en una ciudad moderna que no recordaba haber visto nunca. Su sorpresa fue mayor cuando se dio cuenta que este lugar era su pueblo natal.

Has tú tu propia suerte. Un soldado que iba al frente buscaba un amuleto para la suerte y se decidió por una herradura. En la primera batalla se quedó sin balas y, furioso, arrojó lejos la herradura. Otro soldado de su compañía la encontró y la fundió para hacer más balas y ganar la batalla.

No te exijas seguir un sólo camino sin darte la oportunidad de probar otras rutas. Observa los automóviles que van por la carretera. Si sólo se quedan en un carril avanzan más lento que los que prueban los carriles más rápidos. De este modo, si encuentras un camino más veloz hacia tus metas, síguelo.

Aprovecha los torrentes de información que llegarán hasta ti. Así como los ríos que crecen con el agua de las vertientes, tú puedes saber más que los demás si abres los oídos a toda la información que te llega a diario. Es importante que definas cual información es útil y cual no, pero descuida, ya que tu intuición te ayudará.

Busca un libro que te sirva de guía. Algunos usan la Biblia, mientras que otros se basan en un libro de filosofía para guiarse en momentos difíciles. ¿Cual es el libro que guía tus pasos? Encuentra uno y léelo de principio a fin. Después vuélvelo a leer en momentos de duda o dificultad y verás que te ayuda a tomar decisiones.

No tomes culpas que no son tuyas. Un hombre se declaró culpable de algo que no había cometido pensando que el juez, al ver su error, le daría una recompensa. El juez, cuando vio las intenciones del hombre, lo declaró culpable de usar la justicia para ganar provecho.