A pesar de que Meghan Markle se encuentra en la recta final de su embarazo, la mujer del príncipe Enrique ha cogido un vuelo hasta Nueva York, desaconsejado por los médicos en su estado, para asistir a una fiesta de lo más especial.

Se trata de una celebración privada, lejos de los focos y las alfombras rojas. La duquesa de Sussex ha asistido a su propia baby shower, toda una tradición en Estados Unidos, según informan algunos medios internacionales.

15 amigas

Han sido sus buenas amigas las que han querido encargarse de la organización, cerrando la fecha desde hace muchos meses debido a la apretada agenda de Meghan, que durante los últimos meses y a causa de su embarazo se ha visto despejada.

A la fiesta han acudido unas 15 amigas de la que fuera actriz, dándole los regalos para el bebé del que todavía se desconoce el sexo. Sin duda, una escapada de lo más especial para Meghan, que muy pronto se convertirá en mamá.

Aunque no ha trascendido el nombre por su privacidad, Meghan se ha hospedado en un hotel de cinco estrellas en el que cuenta con todas las necesidades para apenas tener que salir de las instalaciones. Sin embargo, han podido verla disfrutando en una famosa pastelería del Soho en compañía de su amiga Jessica Mulroney.