México ha repatriado por tierra y por aire a más de 200 migrantes de la primera caravana de 2020 que fueron detenidos este lunes tras choques con efectivos de la Guardia Nacional que blindaba la frontera sur con Guatemala, mientras que cerca de 1,000 solicitaron ayuda para regresar a su país, informó este martes el canciller Marcelo Ebrard, quien defendió la política migratoria mexicana.
“México tiene una de las posiciones más generosas del mundo” en materia migratoria, aseguró Ebrard en conferencia de prensa, quien detalló que ya deportaron a 244 personas, 110 por avión y 144 más por vía terrestre, con destino a Honduras.
Tras el enfrentamiento de este lunes entre un grupo personas integrante del convoy y elementos de la Guardia Nacional, que dejó también a cientos varados en «tierra de nadie» en el límite geográfico natural, el río Suchiate, el canciller subrayó que “todas y todos fueron respetuosos» con las personas migrantes, unas declaraciones que difieren a algunos testigos presenciales.
“Sí golpearon a varios de nuestros amigos que venían ahí, algunos venían raspados, ahí los van a ver, andan raspadísimimos, según los golpearon a ellos con unos palos que andaban, había señoras que caían, todo eso no lo tomaban en cuenta”, denunció un migrante que se identificó como Johnny.
“La Guardia Nacional se comportó conforme a los ordenamientos que le han dado, no tenemos heridos por fortuna, no tenemos una situación que lamentar y bueno a pesar de las pedradas que se recibieron y de una situación muy tensa, podemos decir que sí el día de ayer alguien tenía la intención de provocar, no cumplio su cometido”, aclaró Ebrard.
Consideró que no existe “necesidad” de que se generen este tipo de choques en al frontera con Guatemala porque México es un país de asilo.
“Somos un país de asilo, de refugio, qué necesidad tienes cuando se te está ofreciendo refugio, asilo… de venir a hacer eso, violencia, y en un país que hasta empleo ofrece o en su país de origen”, cuestionó el canciller al referirse a los 4,000 empleos y asistencia que ofreció la semana pasada el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, a los migrantes.
Por su parte, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, también presente en la rueda de prensa, dejó claro que el gobierno federal favorece una migración, ordenada, segura y regulada.
Tras la confrontación en la frontera, uno de los grupos que logró cruzar decidió regresar a Guatemala, mientras que un tercero se quedó en la orilla del río en el lado mexicano en lo algunos integrantes de la caravana definen ya como «tierra de nadie» y de momento no saben qué hacer.
“Estamos en tierra de nadie”, dijo Alan Mejía, que acunaba en brazos a su hijo de dos años, vestido sólo con el pañal, mientras su esposa, Ingrid Vanesa Portillo, y su otro hijo, de 12 años, miraban a la orilla. Mejía se se había sumado a otras caravanas anteriores, pero nunca pasó de la ciudad fronteriza mexicana de Tijuana.
“Están planeando cómo desalojarnos y aquí no tenemos ni agua ni comida”, lamentó Portillo desesperada. “Ya no hay esperanza de seguir adelante”.
De hecho, el corresponsal de Noticias Telemundo Raúl Torres constató que no había indicios de ayuda humanitaria ni en el en camino.
“Nunca pensamos que nos recibieran así, nos trataron como perros”, se quejó Melisa Ávila, que viajaba desde la capital hondureña, Tegucigalpa, con su hijo de 12 años, y se estaba resignando a la perspectiva de pasar la noche a la intemperie.
Durante el fin de semana, unas mil personas entraron de forma legal por el puente gracias a las visas humanitarias que ha ofrecido el gobierno mexicano como única vía para que crucen a su territorio donde se le ha ofrecido asistencia y puestos de trabajo.
Sin embargo, los centroamericanos han denunciado que estos empleos son parte de los programas oficiales del Gobierno mexicano Jóvenes Construyendo el Futuro y Sembrando Vida, que están también en sus países de origen, justo de donde ellos huyen de la violencia y la pobreza.
El Instituto Nacional de Inmigración emitió un comunicado indicando que cualquier migrante que entrase en el país de forma ilegal sería detenido, recluido en un centro de detención y deportado si no legalizaba su situación. Cualquiera que lograse cruzar la frontera podía esperar una sucesión de controles en la autopista.
Como se temía, los niños sufrieron en el caos de la jornada. En la orilla mexicana se evacuó a una niña de 14 años inconsciente para prestarle atención médica.
Más tarde, junto a la autopista, una madre lloraba tras darse cuenta de que se había separado de su hija más pequeña cuando los migrantes intentaban huir de las autoridades. Otra personas que la había ayudado cargando a su hija de cinco años corrió en otra dirección cuando la gente se dispersó, y no había logrado localizarlas.
De vuelta en el río, Ávila, que había hecho amistad con la mujer en un refugio de Tecun Uman, caminaba por la orilla mostrándole a todo el mundo una foto de la niña.
“¿No vieron a esta chavita? Pans azul, camisa beige y zapatitos rosas”, preguntaba a otros migrantes.
El gobierno guatemalteco dio datos nuevos, indicando que 4,000 migrantes habían entrado en el país por los dos principales pasos fronterizos y que durante el fin de semana casi 1,700 habían entrado en México por dos pasos. Otros 400 fueron deportados desde Guatemala.
El Instituto de Inmigración indicó el lunes por la noche en un comunicado que unos 500 migrantes habían entrado de forma irregular en el país, y anunció el “rescate” de 402, empleando su término habitual para las detenciones de inmigrantes. Los migrantes localizados serían trasladados a centros de detención y se les ofrecería atención médica.
Cinco miembros de la Guardia Nacional resultaron heridos, indicó el organismo sin ofrecer más detalles.
Cuando empezaron a volar las piedras en el río el lunes, Elena Vásquez, que temía por la seguridad de sus dos asustados hijos, corrió de vuelta al lado guatemalteco, donde pasó la noche. Agotada tras una semana de viaje, la mujer de 28 años procedente de Olancho, Honduras, prometió persistir y confió en que las autoridades mexicanas cambiaran de opinión.
“Yo voy a esperar el tiempo que se necesite, Dios nos abrirá las puertas”, dijo Vásquez.
Mientras tanto un nuevo grupo de al menos 200 migrantes que partieron de El Salvador se unió a los integrantes de la primera caravana de 2020 que esperan en Tecún Umán, en la frontera de Guatemala con México para cruzar y seguir rumbo a Estados Unidos. Los integrantes de este nuevo convoy aseguran que salieron de El Salvador huyendo de la violencia y la falta de oportunidades economicas.
El número de extranjeras adultas presentadas ante las autoridades migratorias mexicanas aumentó 98 % en los primeros 11 meses de 2019 con respecto al mismo periodo del año anterior, expuso la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas de la Secretaría de Gobernación (Segob).
Esto significa que en 2019 se presentaron 39,192 mujeres adultas hasta noviembre, mientras que en 2018 fueron 19.796, detalló en la Síntesis 2019 de Estadísticas Migratorias, que agrega que casi una de cada tres deportados son mujeres.
Ambos países acordaron en junio de 2019 que Estados Unidos retiraría su amenaza de imponer aranceles a los productos mexicanos a cambio de que el Gobierno mexicano desplegara la Guardia Nacional en la frontera con Guatemala para frenar el flujo migratorio.
En octubre de 2018, miles de migrantes entraron en México para huir de la pobreza y la violencia con el objetivo de llegar a territorio estadounidense, lo que provocó tensiones entre el Gobierno mexicano y el de Estados Unidos.