La niña de 11 años y familiares de víctimas de los tiroteos en Uvalde y Buffalo urgieron al Congreso a hacer cambios para que no mueran más personas. Invitaron a los congresistas que se resisten a las reformas en materia de armas a visitar sus comunidades para que entiendan el dolor con el que aún atienden a sus hijos heridos y el miedo que todavía les invade.
Miah Cerrillo, la niña de 11 años que se untó sangre de una amiga asesinada en la escuela primaria de Uvalde, Texas, testificó este miércoles ante el Congreso sobre la violencia armada y el revivió el horror de ver morir a sus compañeros de salón y a su maestra por la violencia de un atacante.
«No quiero que esto pase de nuevo», declaró Cerillo al cerrar el brutal recuento de cómo un hombre de 18 años les disparó en el momento en que veían una película de Disney en su escuela.
En un video pregrabado para la audiencia, Cerillo contó que sobrevivió haciéndose la muerta y untándose la sangre de una de sus amigas muertas. Recordó cómo su maestra recibió un correo y fue hasta la puerta del salón para asegurarla. Desde allí hizo contacto visual con el atacante. «Escóndanse», les pidió. Todos se resguardaron detrás del escritorio y con sus mochilas. Pero el hombre llegó, quebró la ventanilla de la puerta a disparos e inició la matanza.
«Le dijo a mi maestra ‘buenas noches’ y le disparó en la cabeza», aseguró. Luego, fue contra su amiga. En un momento, Miah tomó el celular de su maestra y llamó al 911. Fue ella la que pidió al teléfono que la policía los ayudara.
Miah Cerrillo sufrió una herida en la espalda causada por los fragmentos de algunas de las decenas de bala que disparó el atacante en contra de los niños. En declaraciones anteriores dijo que no entendió por qué la policía no entró más rápido a rescatarlos.
Miguel Cerrillo, padre de la niña Miah, de 11 años, sobreviviente del tiroteo en Uvalde: «No es la misma niña con la que yo jugaba, corría y hacía todo. Porque ella es la niña de papá». Crédito: Pool/Getty Images
En la sala del Comité de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes, estaba también su padre, Miguel Cerillo. Con la voz quebrada por el llanto dijo que desde el tiroteo en su escuela, la niña no era la misma. «Vine porque pude haber perdido a mi pequeña hija», aseguró. Pidió que haya cambios porque, para él, «las escuelas ya no son sitios seguros».
Este miércoles en la audiencia titulada ‘La necesidad urgente de abordar la epidemia de violencia armada’, declararon además Félix y Kimberly Rubio, los padres de Alexandria Aniyah Rubio, una de las niñas muertas en el tiroteo de Uvalde, así como el doctor Roy Guerrero, el único pediatra de ese pequeño pueblo. Habló también la madre de Zaire Goodman, uno de los niños heridos que sobrevivió al reciente tiroteo de Buffalo, en el que perdieron la vida 10 personas.
La audiencia se celebró en respuesta una ola de tiroteos masivos que han dejado decenas de muertos en apenas semanas del último mes. Puso sobre la mesa el debate hacia cambios en el acceso a las armas de fuego.
Carolyn Maloney, representante demócrata por Nueva York y jefa del comité, dijo que con la audiencia el panel busca examinar «el terrible impacto de la violencia armada y la urgente necesidad de controlar las armas de guerra utilizadas para perpetrar estos crímenes».
«Los niños no deben tener armas de fuego»
Zeneta Everhart, la madre de Zaire Goodman, un niño sobreviviente del tiroteo en Buffalo, en Nueva York, fue la primera en declarar ante el comité. Aseguró que Estados Unidos es «violento (…) Mis ancestros fueron traídos a Estados Unidos a través del comercio de esclavos, fueron la primera moneda». Dijo que no estaba de acuerdo con aquellos que dijeron que los tiroteos no representan al país: «Escúchenme claramente, esto es lo que somos», reclamó.
Para la madre, en el programa escolar debe contarse la historia de los negros y de todos las culturas que conviven en Estados Unidos: «No es algo que debe estar en debate. Nuestras diferencias deben hacernos curiosos, no llenarnos de ira». Contó que a los 16 años, ella le regaló a su hijo Zaire juegos de video, pizza y un pastel, mientras que los padres del hombre de 18 años que atacó a disparos el supermercado Tops le regalaron a esa edad un arma: «Los niños no deben tener armas de fuego».
Describió la herida de su hijo: un hueco en el lado derecho de su cuello, dos en la espalda y otro en su pierna izquierda, causados por la explosión de una bala de AR-15. «Si después de escucharnos no creen que debe cambiar algo en materia de armas, los invito a mi casa a limpiar las heridas de mi hijo y las de mi comunidad».
Luego, declaró el pediatra Roy Guerrero, quien pidió a los congresistas hacer su trabajo: «Yo hice el mío». Reclamó que no entiende si le están fallando a los estadounidenses por «pasividad». Recordó que tras el tiroteo en Uvalde recibió en la emergencia a niños cuyos cuerpos «estaban pulverizados», «decapitados» y «cuya carne había sido desgarrada».
«El trabajo de los políticos y los líderes es asegurarse de que nuestros niños estén a salvo (…) Estamos desangrándonos y ustedes no están ahí».
Kimberly Rubio, madre de Lexi Rubio, una de las niñas que murió en el tiroteo de Uvalde, narró el caos que acompañó a los padres hasta llegar a la noticia de que su hija estaba entre los 19 niños que habían muerto en el tiroteo. Aseguró: «Dejé a mi hija en la escuela y esa decisión va a atormentarme por el resto de mi vida». La describió como una niña alegra, compasiva, firme, directa; contó que quería ser abogada, pero que la violencia de las armas «la apartó de ese sueño».
«Hoy, nos paramos aquí por Lexi y pedimos que se tomen acciones, que se prohíban los rifles de asalto y los cargadores de alta capacidad», reclamó. Pidieron además que se eleve la edad de comprarlos de 18 a 21 años, que se mejoren los chequeos de antecedentes.
Demócratas buscan impulsar iniciativas de control de armas
Esta es la más reciente iniciativa de los congresistas demócratas para reformar las leyes de armas de fuego.
El pasado jueves, en un apasionado discurso, el presidente Biden pidió la prohibición de las armas de asalto y de los cargadores de alta capacidad, entre otras medidas.
“Pasamos horas con cientos de familiares que estaban destrozados, cuyas vidas nunca volverán a ser las mismas”, dijo el presidente. «Después de Columbine, después de Sandy Hook, después de Charleston, después de Orlando, después de Las Vegas, después de Parkland, no se ha hecho nada. Esta vez eso no puede ser verdad. Esta vez debemos hacer algo», enfatizó.
Ese mismo día, tras horas de un debate acalorado en el que un congresista de Florida mostró su colección de pistolas durante una videollamada, el Comité Judicial de la Cámara de Representantes aprobó una medida que elevaría a 21 años la edad mínima para comprar ciertas armas semiautomáticas y prohibiría los cargadores de alta capacidad.
La normativa, llamada ‘Ley de Protección de Nuestros Niños’, se aprobó siguiendo las líneas partidistas, 25-19, y ha sido enviada al pleno de la Cámara Baja para su votación. Mientras que los demócratas tienen mayoría en ambas cámaras, no se espera que este proyecto logre contar con 60 votos necesarios en el Senado.