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Piñatas Significado y Origen

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Piñatas Significado y Origen

¡Ya le diste uno, ya le diste dos, ya le diste tres y tú tiempo se acabo!

Son dos las versiones acerca del origen de las piñatas; una de ellas se remonta a la antigua China, en específico a Los viajes de Marco Polo. En este libro el mercader relata que en una de sus travesías por Asia observó cómo se rompía la figura de un buey relleno de semillas para celebrar el Año Nuevo chino. Fue él quien llevó la tradición a Italia, donde se adaptó para conmemorar la cuaresma, de ahí pasó a España y, finalmente, los españoles se encargaron de traerla al Nuevo Mundo y dar un nuevo significado de las piñatas.

La otra versión le adjudica el origen a la civilización maya, se dice que practicaban un juego con los ojos vendados, este consistía en colgar con una cuerda una olla de barro llena de cacao y tratar de romperla.

Significado de las piñatas

Tras la Conquista, las piñatas adquirieron un sentido religioso, pues los monjes las utilizaron como un recurso para la evangelización. Originalmente, se hacían con una olla de barro o cartón y se le pegaban siete picos para darle forma de estrella.

Los siete picos

Simbolizan los siete pecados capitales: pereza, envidia, gula, ira, lujuria, avaricia, soberbia.

El palo

El palo que se emplea para pegarle a la piñata y romperla simula la fuerza con la que se vence al mal y se destruye la falsedad y el engaño.

Ojos vendados

La venda con que se cubren los ojos representa la fe ciega en Dios.

Oropel y colores

Los colores brillantes y el oropel simbolizan las vanidades del mundo y tentaciones del demonio.

El interior

Los frutos y dulces con los que se rellena la piñata son la recompensa por vencer el pecado.

El significado de las piñatas encajó a la perfección con la temática de las posadas, con el paso del tiempo esta tradición se sumó a las fiestas decembrinas. Para pegarle a la piñata se acostumbra cantar mientras la persona intenta romperla:

“No quiero oro, ni quiero plata, yo lo que quiero es romper la piñata”.

“Dale, dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino. Dale, dale, dale, no pierdas el tino, mide la distancia que hay en el camino. Ya le diste una ya le diste dos, ya le diste tres y tu tiempo se acabó”.

Algunos cantos fueron adquiriendo toques pícaros, motivo por el cual el clero prohibió las piñatas de 1788 a 1796, pero ante el nulo caso que hizo el pueblo feligrés a esta restricción, la Iglesia tuvo que levantar el veto.

Actualmente existen piñatas de todo tipo de formas, colores y personajes. No sólo se rompen en las posadas, sino en todo tipo de fiestas: cumpleaños, primeras comuniones, bautizos, fiestas de niños y adultos, despedidas y lo que se les ocurra.

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