Dos meses y medio después del inicio de la contraofensiva de Ucrania en el sur, el ministro de Defensa de Rusia, Sergey Shoigu, ordenó este miércoles a las fuerzas rusas retirarse de Jersón —la primera ciudad capturada desde el inicio de la guerra en febrero—, de acuerdo con medios estatales rusos.
El retiro de tropas rusas, que se desplegarían al otro lado del río Dniéper, aún no se ha concretado, y funcionarios ucranianos han pedido cautela ante los anuncios de Moscú.
«Lo hemos dicho en múltiples ocasiones y lo volveremos a repetir: toda la información tiene que ser percibida de forma crítica», dijo Natalia Humeniuk, portavoz del comando sur operacional sur de las Fuerzas Armadas de Ucrania.
«No excluimos la provocación. Vemos que las palabras no coinciden con las acciones. Continuamos con la operación de defensa y las acciones de contraofensiva que se planearon antes», agregó.
Mientras que Mykhailo Podolyak, asesor del jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, dijo que no veían señales de que Rusia estuviera abandonando Jersón.
Ucrania «está liberando territorios basándose en datos de inteligencia, no en declaraciones de televisión escenificadas», expresó.
Pero aunque Jersón no está aún liberada de la ocupación rusa, las tropas de Ucrania siguen avanzando hacia la ciudad desde dos direcciones, y se han visto retiradas parciales de tropas rusas en la región, lo cual fue incluso fue celebrado por el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
Y si efectivamente Jersón, la primera ciudad ocupada por Rusia y la única capital regional —del oblást del mis nombre— en poder de Moscú, vuelve a estar bajo control de Kyiv, significará un giro central en la guerra en Ucrania.
Por qué Jersón es importante
Con una población de unos 280.000 habitantes antes del inicio de la guerra, Jersón, capital del oblást —o región— del mismo nombre, es la segunda ciudad ucraniana más grande en poder de Rusia, después de Mariúpol.
Fue capturada el 1 de marzo, a menos de una semana del inicio de la guerra, y desde entonces Ucrania ha buscado recuperarla.
La ciudad posee una enorme importancia geopolítica: está ubicada en el sur de Ucrania, a unos 90 kilómetros de la península de Crimea —anexionada por Rusia en 2014— y sobre la boca del río Dniéper, el más importante de Ucrania.
Alberga, además, un importante puerto con salida al mar Negro, que es un cuerpo de agua históricamente ligado a los intereses de Rusia.
Desde el inicio de la guerra Rusia ha intentando afianzar su control sobre la franja de territorio ucraniano desde Jersón hasta la frontera rusa, formando un corredor terrestre que permite conectar con Crimea, y en el aparecen también las ciudades de Niova Karkhovka, Melitópol, Berdyansk y Mariúpol.
Al respecto, Rusia celebró a finales de septiembre una serie de controversiales referendos en los oblást de Jersón y Zaporiyia, en el sur, y de Donetsk y Luhansk, en el este, para poner a votación una posible anexión de estos territorios por parte de Rusia.
Ucrania, las Naciones Unidas, la Unión Europea, y la mayoría de los países del mundo rechazaron la legitimidad de estos referendos realizados bajo ocupación militar y efectivamente a punta de pistola.
Rusia, sin embargo, los llevó adelante de todas formas, anunció que la anexión había ganado por abrumadora mayoría y luego anexionó formalmente los territorios, un hecho desconocido por la mayor parte del mundo.
Así, Jersón ha pasado a ser, desde la perspectiva de Moscú, parte del territorio de Rusia, lo cual eleva el significado de una posible abandono de la región, si se concreta.
Cómo se llegó hasta este punto
Entre el 29 de agosto y el 7 de septiembre las tropas ucranianas lanzaron dos grandes controfensivas para intentar recuperar parte del territorio perdido tras la invasión rusa el 24 de febrero. La primera, en el sur, se centró en la ciudad de Jersón, mientras que la segunda, en el norte, tuvo lugar en las afueras de Járkiv y avanzó hacia el este.
La ofensiva hacia Jersón, anticipada desde hacía semanas tanto por los preparativos ucranianos como por los anuncios, avanzó lentamente desde el principio frente a una dura resistencia rusa. En el norte, en cambio, el ataque fue sorpresivo y tuvo enormes éxitos, y la tropas ucranianas liberaron una gran cantidad de localidades, incluyendo la ciudad de Lyman.
Durante los dos meses y medios siguientes, las tropas ucranianas siguieron avanzando lenta pero consistentemente en el sur y hacia la ciudad de Jersón, amenazando a las fuerzas rusas con un envolvimiento.
Ucrania sorprendió a Rusia y al mundo con su capacidad de montar dos contraofensivas —parcialmente exitosas en ambos casos—, en medio de una guerra que ha devastado buena parte del país y en la que la disparidad de fuerzas en su contra es notable. Y desde entonces el mundo ha estado atento a una posible respuesta de Rusia.
En parte, esa respuesta se manifestó en un aumento de los ataques contra infraestructura energética y blancos civiles en Ucrania, haciendo uso de su fuerzas aérea, sus arsenales de misiles balísticos y de crucero y, más recientemente, de drones.
Pero aún se espera un gran movimiento terrestre de Rusia en Ucrania, más allá de algunos asaltos limitados en las regiones de Donetsk y Luhansk, y mientras se espera la preparación de los soldados mobilizados recientemente en el país.