El rechazo del Senado a todas las iniciativas migratorias supone un fuerte golpe para todas las partes y devuelve al comienzo las negociaciones, que han durado meses.
El propio Trump vio como la propuesta legislativa que él respaldaba, redactada por el republicano Chuck Grassley, fracasaba al no superar la barrera de 60 votos en el Senado, donde los republicanos tienen la mayoría.
El Senado de Estados Unidos rechazó este jueves un plan de reforma migratoria impulsado por el presidente Donald Trump, como había hecho poco antes con un proyecto de ley elaborado por legisladores de los dos partidos políticos, y otros dos proyectos que habían llegado al recinto.
Tanto el que contaba con el aval del presidente como el que había surgido de un acuerdo entre los dos partidos abrían un camino a que 1,8 millones de inmigrantes accedieran a la ciudadanía estadounidense, pero diferían en los recursos destinados al refuerzo de la seguridad fronteriza.
El fracaso del Senado para llegar a un consenso sobre el tema de la inmigración pone a esos inmigrantes en peligro de deportación a partir del 5 de marzo, cuando la Casa Blanca planea rescindir las protecciones legales de la era Obama. No está claro aún qué hará la cámara en caso de llegar a esa fecha sin acuerdo.
La Casa Blanca publicó en enero una guía de sus exigencias para una ley de reforma migratoria, que incluye la vía de 1.8 millones de inmigrantes a la ciudadanía pero a cambio hace hincapié en el refuerzo fronterizo con la construcción de un controvertido muro con México.
Además, exige el fin de la llamada migración familiar y acabar con el sorteo de visas de residencia (green cards).
Esa posición quedó plasmada en un proyecto de ley elaborado por el senador republicano Chuck Grassley, que también fue rechazado este jueves.
El proyecto de ley de Grassley «logra los cuatro pilares definidos por la Casa Blanca: una solución definitiva sobre DACA, fin de la migración familiar, fin del sorteo de visas, y refuerzo de fronteras mediante la construcción de un muro», había elogiado Trump.
Unos 690.000 inmigrantes regularizaron su situación mediante el programa DACA. Al anunciar el fin de la renovación de DACA, Trump determinó que el plazo final de esos beneficios se extinguirían el 5 de marzo.
Sin embargo, un juez federal bloqueó el fin de DACA, de forma que el programa se mantiene legalmente vigente y los beneficiarios pueden presentar un pedido de renovación de sus permisos de residencia aún después del plazo.