La producción se centra en la historia y el esfuerzo de la familia Quintanilla por catapultar a la artista al estrellato de la música latina en Estados Unidos
La vida de la reina de la música tex-mex, Selena Quintanilla, da para varias series y películas. Asesinada en 1995 con apenas 23 años a manos de la presidenta de su club de fans, la joven cantante tuvo un ascenso meteórico que la llevó a vender millones de discos, crear su propia marca de ropa y ser considerada la mejor artista latina de todos los tiempos por la lista Billboard de éxitos musicales en Estados Unidos. Todos estos logros parecían imposibles para una chica latina de Lake Jackson (Texas) que arrasó con los prejuicios como un huracán y dio esperanza con su carrera a toda una comunidad. Su vida y su muerte la convirtieron en un símbolo de la cultura pop entre los latinos dentro y fuera de Estados Unidos. La historia de la artista vuelve a las pantallas con la producción de Netflix, Selena: La serie. La familia Quintanilla, impulsores del proyecto, han decidido centrarse en esta ocasión en la historia de sus vidas más que en la historia de la joven cantante.
Talento, perseverancia y un intenso trabajo en equipo son los pilares en los que se apoya la serie para explicar que fue la familia la que catapultó a Selena al estrellato de la música tejana, dominada en su mayoría por hombres. ¿Dónde empieza y dónde acaba la leyenda? No se sabe. La historia de Selena ha sido controlada desde el principio por los miembros de la familia que han llegado a los tribunales si alguna producción escapaba a su control. El clan Quintanilla ha supervisado y explotado los principales proyectos sobre la vida de la cantante, como la película que protagonizó Jennifer López en 1997 o el disco póstumo de 1995 Dreaming of you, entre otros. En esta ocasión, Suzette Quintanilla, hermana de la artista y exbatería del grupo, es la productora ejecutiva de la serie de Netflix junto a su padre y su hermano.
Su voz poderosa y los estilismos atrevidos, próximos a los de Janet Jackson o Paula Abdul, convirtieron a Selena en uno de los iconos pop más importantes de la cultura latina cuando todavía no existían las influencers. Labios rojos, grandes pendientes de aro, tops llenos de pedrería y cazadoras con tachuelas se convirtieron en su marca personal. En la actualidad se siguen comercializando sus productos con el mismo éxito que hace 25 años. Además de ser una de las cantantes más exitosas de los noventa, con más de 60 millones de discos vendidos, su colaboración póstuma con MAC fue la línea de cosméticos de una celebridad más vendida en la historia.
La serie, que en ocasiones alcanza tintes de telenovela con diálogos forzados y escenas idílicas familiares donde se les ve a todos juntos sentados a la mesa, se centra en hablar del padre y el hermano de la artista, Abraham y A.B. Quintanilla, interpretados por Ricardo Chavira y Gabriel Chavarría. Los esfuerzos de la historia están puestos en demostrar durante nueve capítulos que ellos fueron los verdaderos creadores del fenómeno Selena. Mientras, en segundo plano, la joven cantante —a quién da vida Christian Serratos— es relegada a un personaje secundario, con pocos diálogos, más preocupada por la ropa y el color de su cabello que por la música que canta. El personaje del padre muestra a un hombre serio y controlador, obsesionado con triunfar en la música a través del grupo que creó con sus hijos: Selena y los Dinos. Mientras, el hermano, compositor de muchos de los temas de la artista, se esfuerza por demostrar de manera fervorosa a su padre lo lejos que puede llegar como artista.
Los espectadores no encontrarán en la nueva serie de Netflix a Selena hablando de sus pensamientos, deseos o sueños con voz propia. Quintanilla es retratada como una hija obediente, dulce y fiel que siempre aceptó de buen grado las órdenes de su padre y manager, a la que no le pesó dejar el colegio o que no le permitieran salir con sus amigos cuando era adolescente porque tenía que trabajar. Apenas se muestra un atisbo de rebeldía contra la familia cuando conoce a su futuro marido, el guitarrista Chris Pérez. Abraham Quintanilla llegó a echar de la banda a Pérez cuando se enteró del romance que tenía con su hija. Tampoco tiene un gran peso el personaje de la paciente madre y esposa, Marcella Quintanilla, todo el día metida en la cocina y lista para calmar los ánimos de su marido cuando las cosas no van bien. La única voz propia de Selena que encontrarán es la que hay en las canciones originales grabadas, lo que aporta cierto realismo al proyecto pese a la apariencia blanqueada de la actriz. La verdadera Selena fue una mujer de piel morena con curvas.
El significado de Selena para la comunidad latina representa la esperanza de alcanzar los sueños de cualquier familia migrante con esfuerzo, sacrificio y dedicación. “Como latina, Selena representa el sueño americano de una joven con origen humilde que refleja las aspiraciones de una generación de mujeres jóvenes. Su imagen es la de una muchacha normal, no la de una estrella elitista”, explica Ed Morales, profesor de la Universidad de Columbia y autor del libro Latinx: La nueva fuerza en la política y la cultura de Estados Unidos. Deborah Paredez, autora del libro Selenidad: Selena, latinos y performance de la memoria, considera la carrera y el surgimiento de la artista como un icono dentro de las transformaciones políticas y culturales en Estados Unidos durante la década de los noventa, años que fueron testigo de una “explosión latina” en la cultura y el comercio y que vino acompañado por un resurgimiento del discurso y la política antiinmigrantes.
La mayoría de los medios estadounidenses han sido muy críticos con la nueva serie y coinciden en la asombrosa ausencia de Selena en la trama. “Los personajes de Selena y los Quintanilla tienden a ser más generales que los de muchos dramas de televisión por cable y emisión en abierto”, critica The New York Times. “Los espectadores nunca llegan al fondo de quién fue Selena, qué la impulsó o qué la detenía, porque nunca se le presta la misma atención ni su personaje está tan desarrollado como el de los hombres que manejaron su carrera”, señala Los Ángeles Times. “¿Realmente necesitamos otra historia de Selena? (…) La historia que más se nos repite es la de una mujer que fue asesinada violentamente. Eso es parte del mito, pero inevitablemente alimenta su explotación”, dice la periodista Alex Zaragoza en Vice.
En los primeros segundos de la producción de Netflix, Selena interpreta Como la flor, uno de sus grandes éxitos, ante un auditorio abarrotado. Pareciera el comienzo de una gran historia, pero más allá de escucharla cantar, Selena no tiene voz propia en su serie.