El secretario de Defensa, Mark Esper, ha autorizado la transferencia de 3,600 millones de dólares de fondos para proyectos militares de infraestructura para edificar 11 tramos de muro en la frontera sur (175 millas en total), según ha informado Esper en una carta al Congreso.
En su carta Esper dijo que había «determinado que los 11 proyectos militares de construcción a lo largo de la frontera internacional con México, con un costo estimado total de 3,600 millones de dólares, eran necesarios para apoyar el uso de las fuerzas armadas en conexión con la emergencia nacional».
El presidente, Donald Trump, se ha comprometido ante su electorado en diversos mítines electorales a completar hasta 500 millas de barrera antes de las elecciones, pero hasta ahora sólo se han ejecutado 60 millas, y ha sido para sustituir o reforzar tramos ya existentes.
A sólo 14 meses de las elecciones, Trump considera que este asunto podría constituir una humillante derrota. Así, ha pedido que se aceleren los contratos de construcción, valorados en miles de millones de dólares, y se ignoren leyes medioambientales y sobre propiedad privada aun a riesgo de cometer delitos, según ha informado el diario The Washington Post.
Si algún responsable gubernamental fuera condenado por este motivo, Trump ha sugerido que usaría el perdón presidencial en su favor
Cuando en alguna reunión se le indica que el suelo donde se planea levantar el muro es propiedad privada, pide que se expropie sin más, y si se le indica que puede ser ilegal añade: “No se preocupen, yo los perdonaré”, según el diario citado.
Construir lo más rápido posible el muro no significa sin embargo que no lo quiera construido de una determinada manera: debe ser una barrera de metal pintada de negro y terminada en afiladas puntas.
El pasado enero rectificó: “Dije que iba a construir el muro, no dije que lo fuera a hacer de cemento”, explicó, aduciendo que “el acero es más fuerte que el cemento”. “La gente necesita poder ver a través del muro”, añadió, en referencia a los agentes migratorios.
En febrero trascendió qué quería hacer con esa valla: “Vamos a pintarla de negro, se pondrá tan caliente que será imposible trepar por encima”, le dijo a sus asesores, “así será más caliente que el sol”.
Ya antes había concedido que, aunque la frontera sur del país se extiende unas 2,000 millas, no haría falta levantar una barrera desde el océano Pacífico hasta el Golfo de México, sino sólo entre 700 y 900 millas. Primero, porque ya hay 654 millas de muro construido, a las que se suman otras 51 millas con barreras dobles o triples. Y porque, además, “hay un montón de barreras naturales”, entre ellas montañas “y ríos violentos y crueles” que sirven como muro natural.
De esas 700 o 900 millas que prometió Trump, no se ha construido ni una hasta el momento. La Oficina de Aduanas y
Protección Fronteriza (CBP, en inglés) ha publicado un video grabado a vista de pájaro para mostrar los trabajos de construcción en San Luis, un suburbio de Yuma (Arizona) no lejos de Mexicali.
La agencia federal ha presumido de haber levantado, con ayuda del Ejército, más de 60 millas de muro desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en 2017, y ha asegurado que completará 450 millas antes del final de su mandato en 2020.
Pero esas 60 millas de valla (de 30 pies de altura, puntiaguda y un coste de 10 millones de dólares por milla) no son nuevas, sino renovadas y reforzadas.
Por lo demás, tampoco las ha pagado México, como prometió Trump.