El presidente, Donald Trump, ha afirmado esta mañana a través de la red social Twitter que Estados Unidos tiene su armamento listo para responder al ataque que este fin de semana dañó gravemente unas instalaciones petrolíferas de Arabia Saudí. La consecuencia más inmediata, más allá de disparar las tensiones bélicas, ha sido un incremento en el precio del petróleo, que puede agravar el riesgo de una crisis económica inminente.
Trump utilizado en su mensaje una expresión en inglés, “locked and loaded”, que describe el acto de colocar un cargador en un arma y prepararla para disparar; fue utilizada por primera vez en una película del actor John Wayne, y ha pervivido con carácter desafiante.
El presidente aseguró ayer que “hay razones para creer que conocemos al culpable” del ataque, a la espera de que Arabia Saudí concluyera su investigación.
La operación, que fue lanzada este sábado y golpeó supuestamente con drones una de las mayores instalaciones de procesamiento de petróleo del mundo y un campo petrolero en el país árabe, fue reivindicado por los rebeldes huitíes de Yemen —un país de la península arábica—, respaldados por Irán.
Los daños a estas infraestructuras claves interrumpieron la mitad de la producción diaria de Arabia Saudí (casi seis millones de barriles al día, más del 5% de la producción mundial), lo que disparó el precio de crudo por encima de los 66 dólares, un alza superior al 10%. Para frenar esta subida, la mayor desde la primera guerra del Golfo en 1911, Trump anunció que recurriría a las reservas estratégicas estadounidenses.
La subida del petróleo no sólo incrementará el precio de la gasolina, sino también el precio de los billetes de avión o de crucero, por ejemplo; las acciones de estas compañías han caído esta mañana en los mercados.
Analistas consultados por la agencia de noticias The Associated Press indican que este nuevo factor de incertidumbre podría retraer aún más las inversiones, acrecentando el riesgo de recesión mundial ya alimentado por la guerra comercial.
El ataque ha renovado además las tensiones en el área del Golfo Pérsico, después de que las esperanzas de un acercamiento diplomático entre EE UU e Irán habían aumentado en las últimas semanas.
El secretario de Estado Mike Pompeo culpó directamente a Teherán del ataque y dijo que no había evidencia de que estas acciones militares fueran perpetradas desde Yemen. «En medio de todos los llamados a la reducción de la tensión, Irán ha lanzado un ataque sin precedentes contra el suministro de energía mundial», aseguró en Twitter.
El secretario de energía, Rick Perry, reiteró esas mismas acusaciones hoy.
Funcionarios estadounidenses ofrecieron imágenes satelitales de los daños perpetrados en el corazón de las cruciales instalaciones petrolíferas de Arabia Saudí y alegaron que el patrón de destrucción sugirió que el ataque del sábado vino de Irak o Irán, y no de Yemen.
Tras una reunión de este domingo entre Pompeo, el vicepresidente Mike Perce y el secretario de defensa Mark Esper, un funcionario estadounidense que habló bajo condición de anonimato a The Associated Press dijo que todas las opciones, incluida una respuesta militar, estaban encima de la mesa, aunque descartó que se hubieran tomado decisiones.
Trump ya utilizó parecida retórica bélica después de que Irán tumbara un dron estadounidense en junio, y luego afirmó que había cancelado un ataque contra este país en el último segundo.
Esta mañana ha vuelto a hacer mención a este incidente, recordando que Irán afirmó que el dron estaba en su espacio aéreo y eso era “una gran mentira”, y en este caso niega tener nada que ver con el ataque en Arabia Saudí. “¿Veremos?”, añade en su mensaje en Twitter.
Irán dijo el domingo que las acusaciones de Estados Unidos eran afirmaciones «inútiles» y “ciegas”. Este lunes, los rebeldes huitíes, que están en guerra contra una coalición liderada por Arabia Saudí y financiada por EE UU desde 2015, amenazaron con nuevos ataques. Por su lado, Irán dijo que volverá a negociar con EEUU solo si Trump le quita las sanciones.