El sismo de magnitud 7.2 es la calamidad más reciente que ha puesto a prueba la conocida capacidad de resiliencia del pueblo haitiano, que aún lucha por recuperarse de un devastador terremoto en 2010 y de una crisis política tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse el mes pasado.
Los haitianos continuaron este domingo la frenética búsqueda de personas entre los escombros de las casas y negocios derrumbados por el potente terremoto de magnitud 7.2 que sacudió la península del sur del país, causando la muerte de al menos 1,297 personas y dejando más de 5,000 heridas.
En las ciudades y pueblos más afectados, muchos residentes pasaron la noche a la intemperie, temiendo que sus casas se derrumbaran debido a una serie de potentes réplicas. Y, ya entrada la mañana, los rescatistas aceleraron sus operaciones debido a que la depresión tropical Grace amenaza con traer fuertes vientos y lluvias a la isla este lunes.
Se espera que el número de muertos siga aumentando rápidamente: este domingo la cifra más que se duplicó y superó el millar, desde los cerca de 300 fallecidos reportados durante la noche del sábado. Además de las víctimas mortales, hay cientos de desaparecidos y más de 5,700 heridos, dijo la agencia de Protección Civil de Haití.
El desastre natural es la calamidad más reciente que afecta al país más pobre del hemisferio, que ya se tambalea por el asesinato de su presidente Jovenel Moïse el mes pasado.
El sismo derribó edificios, casas e iglesias en una nación conocida por su capacidad de resiliencia, pero que aún lucha por recuperarse de un devastador terremoto, que dejó cientos de miles de muertos hace más de una década, y del huracán Matthew en 2017, que inundó amplias zonas del sur y destruyó viviendas y cultivos.
Imágenes grabadas desde las ciudades costeras de Corail y Jeremie mostraron casas dañadas, cadáveres entre los escombros y personas heridas que eran atendidas por médicos en clínicas improvisadas al aire libre.
En total, unas 1,500 viviendas se derrumbaron y otras 3,000 quedaron dañadas por el sacudón, de acuerdo al jefe de Protección Civil, Jerry Chandler.
Imágenes tras el terremoto en Haití: decenas a la intemperie y esfuerzos de rescate acechados por una tormenta
Recursos sanitarios desbordados
En Les Cayes, la mayor ciudad de la costa sur, oficiales locales dijeron que los recursos de la comunidad estaban desbordados, sin suficientes trabajadores de rescate para despejar los escombros ni equipos médicos en el hospital de la Inmaculada Concepción, el mayor de la ciudad, donde los heridos necesitan desesperadamente medicinas.
En Corail, donde residen más de 20,000 personas, el 70% de las estructuras resultaron afectadas, estimó a la radio local Magik9 el exsenador Sorel Jacinthe. Allí, el único hospital se quedó sin sueros y gasas para atender a los heridos. «La gente está muriendo por falta de atención», dijo a la emisora de radio.
Desde Baredes, un pueblo en la costa noroeste de la península sur de Haití, el exalcalde Pascal Calixte dijo que alrededor del 90% de las casas de la ciudad quedaron en ruinas. «Hay muchas víctimas, muchos heridos», dijo a la misma emisora.
La ‘zona cero’ donde se atiende a los heridos más graves
Por el momento, los heridos más graves son atendidos en el hospital St. Boniface, un centro con apoyo estadounidense situado en Fond de Blanc, en lo alto de las montañas del sur de Haití, no muy lejos del epicentro del terremoto.
«Somos prácticamente los únicos operativos en este momento», dijo Rachel Ross, directora de desarrollo de St. Boniface. «Están haciendo todo lo posible en Les Cayes, pero tienen muy pocos recursos», precisó. Ross explicó que en su hospital estaban recibiendo personas con heridas fuertes, similares a las que se vieron en el terremoto de 2010, desde lesiones de la médula espinal hasta extremidades afectadas.
Un gran problema es que la respuesta de emergencia es dificultada por una violenta guerra de bandas armadas en la periferia sur de la capital de Haití, lo que torna intransitable la carretera principal que conducen al suroeste.
«Es prácticamente imposible pasar por tierra desde Puerto Príncipe debido a las pandillas. Tenemos que ser mucho más creativos», dijo Ross, quien afirmó que el hospital ha tenido que utilizar helicópteros para transportar a parte de su personal médico.
Mientras tanto, la ayuda internacional ha comenzado a fluir. El presidente Joe Biden dijo que enviará un equipo para evaluar los daños y ayudar a la reconstrucción. «En lo que ya es un momento difícil para el pueblo de Haití, me entristece el devastador terremoto», dijo en un comunicado.
La administradora de USAID, Samantha Power, anunció el domingo el envío de un equipo de búsqueda y rescate a petición del gobierno haitiano. El equipo de 65 personas llevará herramientas especializadas y suministros médicos para ayudar en la respuesta al desastre, dijo Power en Twitter.
La vecina República Dominicana anunció, asimismo, el envío de 10,000 raciones de alimentos y equipo médico. Cuba y Ecuador también desplegarán equipos de ayuda; mientras que México, Chile, Argentina, Perú y Venezuela ofrecieron apoyo.
Un dura prueba
El terremoto supondrá una dura prueba para un país en el que las agencias de la Naciones Unidas informan de que el 46% de la población ya sufre inseguridad alimentaria aguda o grave, una de las más altas del mundo.
Preocupado por el posible caos, el primer ministro de Haití, Ariel Henry, dijo que todas las donaciones de países extranjeros y organizaciones de ayuda deben entregarse al gobierno de la isla, para que pueda coordinar la distribución de refugios improvisados, alimentos y medicinas en las zonas más afectadas por el devastador terremoto.
Hasta el mes pasado, Haití era uno de los pocos países del mundo que aún no había puesto en marcha una campaña de vacunación contra el coronavirus. Haití también está sumido en la inestabilidad política tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio y la ausencia de un gobierno plenamente operativo.
«Los últimos años han sido muy duros», dijo Maarten Boute, director general de Digicel Haití, la mayor empresa de telefonía móvil del país. «Quizá sea un poco idealista, pero los haitianos son muy resilientes. Pueden recibir este golpe y seguir adelante», añadió.
El lado positivo es que la capital, Puerto Príncipe, salió indemne del terremoto. «El sur es muy rural y está menos densamente poblado. No hay millones de personas amontonadas unas sobre otras», dijo Boute. Asimismo, e diferencia del huracán Matthew, el terremoto no afectó al ganado ni a los cultivos del sur, una de las regiones agrícolas más productivas del país.
El terremoto de magnitud 7.2 de este sábado fue más potente que el de 7.0 que sacudió Haití en 2010 y que causó unos 200,000 muertos. Esta vez, sin embargo, el epicentro del terremoto estuvo más lejos de la abarrotada capital, cerca de la ciudad sureña de Saint-Louis du Sud, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.
A Boute le preocupa que la comunidad internacional se esté ocupando de tantas cosas en estos momentos, desde la variante delta del covid-19 en Estados Unidos hasta el avance de los talibanes en Afganistán, que la catástrofe de Haití puede olvidarse rápidamente. «Hay cansancio con Haití», dijo. «Después de la emergencia, creo que no habrá mucho apoyo para nada a largo plazo», dijo.