En noviembre de 2011, los entonces presidentes de Venezuela y Colombia, Hugo Chávez y Juan Manuel Santos, mantuvieron una reunión para la historia.
Chavéz cantó, Santos logró abrir la puerta de un proceso de paz con la guerrilla de las FARC que le daría el Nobel de la Paz y un empresario colombiano firmó un acuerdo de inversión social que sería el origen de uno de los presuntos esquemas de corrupción más sonados de los últimos tiempos en Venezuela.
Ese empresario se llama Alex Nain Saab Morán.
Y este 20 de diciembre se convirtió de nuevo en noticia, después de que el gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, decidiera sacarlo de la cárcel de Miami donde permanecía detenido bajo cargos de conspiración para blanquear dinero.
Su liberación se produjo en el marco de un acuerdo bilateral con el que el gobierno de Maduro se comprometió a dejar libres a 10 estadounidenses detenidos en Venezuela.
Saab fue arrestado en junio de 2020 en Cabo Verde, un archipiélago africano donde el avión privado en el que viajaba hizo una escala para repostar cuando se dirigía a Caracas desde Teherán.
Entonces estaba acusado, entre otros delitos, de lavado de dinero, pero además era señalado no solo por EE.UU. sino también por otros países, incluida Colombia, de ser uno de los principales testaferros de distintos entramados de corrupción dentro del gobierno venezolano.
Luego de su detención, el gobierno de Nicolás Maduro realizó numerosas gestiones para intentar frenar su extradición a EE.UU.
Caracas dijo que Saab había obtenido la ciudadanía venezolana y le designó en diciembre de 2020 como embajador de Venezuela ante la Unión Africana.
Posteriormente, en septiembre de 2021, el gobierno de Maduro anunció su intención de incorporar a Saab como delegado de la comisión oficialista que negociaba en México con la oposición una solución a la crisis política venezolana.
Saab, sin embargo, siguió detenido en Cabo Verde y una vez que fue extraditado hacia EE.UU. en octubre de ese año, el gobierno de Maduro decidió levantarse de la mesa de negociación en señal de protesta.
Pero, ¿quién este es empresario colombiano que para muchos es una ficha clave para conocer los presuntos niveles de corrupción que hay dentro del régimen chavista en Venezuela?
De Colombia a los CLAP
Cuando fue detenido en Cabo Verde, Saab estaba solicitado por la Interpol, acusado de delitos como conspiración, lavado de activos y enriquecimiento ilícito en nueve países.
Y, si hubiera llegado a ser condenado en Estados Unidos, habría podido tener que enfrentar una pena de hasta 20 años de cárcel.
Y es que la investigación que llevó a su arresto en medio del océano Atlántico venía desde Estados Unidos, donde fiscales federales en Miami lo acusaban de lavado de dinero en el proyecto que se firmó bajo la presencia de Chávez y Santos aquel 28 de noviembre.
Además, el gobierno estadounidense lo señalaba como presunto testaferro de Maduro en una amplia red de narcotráfico, lavado de dólares y adjudicación fraudulenta de millonarios contratos oficiales.
Aquel 28 de noviembre de 2011 fue una de las pocas veces que el mundo vio la cara de este barranquillero de origen libanés que suele ser descrito como un hombre de bajo perfil y que conoció a la dirigencia chavista gracias a su amistad con la política colombiana Piedad Córdoba, cercana a Chávez y quien fue pieza clave del proceso de paz en Colombia.
Saab acudió como representante de la empresa colombiana Fondo Global de Construcciones y quedaría a cargo de importar desde Ecuador y Colombia materiales prefabricados para la Gran Misión Vivienda, un proyecto chavista destinado a la construcción de viviendas para las clases populares.
Las autoridades de EE.UU. aseguran que las viviendas a cargo de Saab no se construyeron y, si lo hicieron, fue con sobrecostos.
Según Armando.Info, un portal de investigación periodística venezolano, Saab recibió US$159 millones del gobierno venezolano para importar materiales de vivienda entre 2012 y 2013.
Pero solo entregó productos por el equivalente de US$3 millones, según los periodistas venezolanos que debieron exiliarse tras dicho reportaje.
Saab era uno de los empresarios beneficiados por el sistema de control de cambio conocido como Cadivi, que entregaba divisas a tasas preferenciales que luego podían revenderse en el mercado ilegal.
La defensa de Saab aseguró que no existe nexo entre el barranquillero y la filial ecuatoriana del Fondo Global de Construcciones que realizó los supuestos delitos. «Mi cliente es un emprendedor del negocio de alimentos», dijo entonces a la agencia Bloomberg la abogada María Domínguez.
Presunto «testaferro» de Maduro
En efecto, otro de los contratos que firmó Saab con el gobierno venezolano, ya con Nicolás Maduro como presidente, tenía como fin abastecer al pueblo venezolano.
Para ese entonces, en 2016, la escasez de alimentos básicos se hizo común en los supermercados venezolanos, una consecuencia, según Maduro, de una guerra económica fraguada desde Estados Unidos y Colombia para derrocar al socialismo.
La estrategia del gobierno para enfrentar dicha «guerra» fue centralizar la importación y distribución de alimentos básicos bajo el esquema de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).
Cada venezolano registrado en este esquema parcialmente organizado por las Fuerzas Armadas recibiría una caja con arroz, pollo y aceite, entre otras cosas, importados por contratistas del gobierno. Saab era uno de esos contratistas.
En mayo de 2018, investigaciones periodísticas revelaron que Saab y otro empresario colombiano, Álvaro Enrique Pulido Vargas, se habían beneficiado de contratos millonarios con el gobierno de Maduro en el CLAP.
En julio de 2019, el Departamento de Justicia de EE.UU. presentó cargos contra Saab y Pulido, a los que acusa de haber lavado hasta US$350 millones que supuestamente defraudaron a través del sistema de control cambiario en Venezuela.
De acuerdo con la exfiscal venezolana Luisa Ortega Díaz, exaliada de Chávez y hoy crítica del oficialismo venezolano, el colombiano operaba como testaferro de una empresa de Maduro en dichos negocios.
Según las autoridades estadounidenses, Saab usó una red de compañías fantasma en países como Panamá, Colombia, México, Emiratos Árabes Unidos, Turquía y Hong Kong para ocultar las ganancias ilícitas de esos contratos para importación de alimentos.
Cuando las investigaciones sobre esas empresas avanzaron, en medio de la ola de sanciones financieras de EE.UU. a funcionarios venezolanos, Saab trasladó sus empresas a Turquía, según Armando.Info.
En ese momento Maduro estaba por firmar acuerdos con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de intercambio de alimentos por exploración y explotación minera en el sur de Venezuela, nido de unas de las reservas de oro más grandes del mundo.
Y detrás de esos negocios, según las autoridades estadounidenses, también estaba el nombre de Alex Nain Saab Morán.
Se esperaba que durante su juicio en Miami, se pudiera saber realmente qué rol que pudo haber tenido Saab en todos estos asuntos. Pero, tras su excarcelación en EE.UU., no queda claro si esa pregunta alguna vez obtendrá respuesta.