En una derrota para los derechos gay, la mayoría conservadora de la Corte Suprema de Estados Unidos falló el viernes que una diseñadora gráfica cristiana que desea crear sitios web para bodas puede rehusarse a ofrecer sus servicios a parejas del mismo sexo.
La jueza Sonia Sotomayor escribió en un disenso que la decisión tiene como efecto “marcar a gays y lesbianas como personas de segunda clase”, y abre la abre la puerta a discriminaciones de otro tipo.
La corte falló por votación de 6-3 a favor de la diseñadora gráfica Lorie Smith, y señaló que ella puede rehusarse a crear páginas web para bodas de personas del mismo sexo a pesar de una ley de Colorado que prohíbe la discriminación basada en la orientación sexual, raza, género y otras características. La corte dijo que obligarla a crear sitios web podría violar su derecho a la libertad de expresión consagrado en la Primera Enmienda de la Constitución.
El fallo indica que artistas, fotógrafos, videógrafos y escritores figuran entre quienes pueden rehusarse a realizar lo que la corte describió como servicios expresivos si hacerlo contraviene sus creencias. Pero eso es distinto a otros negocios ajenos a la expresión y que, por ende, quedan fuera de la Primera Enmienda, como restaurantes y hoteles.
El juez Neil Gorsuch escribió a nombre de los seis magistrados conservadores de la corte que la Primera Enmienda “concibe a Estados Unidos como un lugar fecundo y complejo donde todas las personas gozan de la libertad para pensar y expresarse como lo deseen, no como lo exija el gobierno”. Gorsuch dijo que la corte ha sostenido desde hace mucho tiempo que “la oportunidad de pensar por nosotros mismos y expresar libremente esas ideas está entre nuestras libertades más preciadas y es parte de lo que mantiene fuerte a nuestra república”.
El fallo supone un triunfo para los derechos religiosos, y se suma a una serie de casos en los que los jueces han dado la razón a demandantes religiosos. El año pasado, por ejemplo, la corte falló a favor de un entrenador de fútbol americano que reza en el campo de su escuela secundaria pública después de los partidos. Y el jueves, la corte, en una decisión unánime, utilizó el caso de un cartero cristiano que no desea entregar paquetes de Amazon los domingos para reforzar las protecciones a los trabajadores que solicitan algún acuerdo laboral especial por motivos religiosos.
La decisión también representa un retroceso para los derechos gay en la corte. Durante casi tres décadas, el máximo tribunal ha ampliado los derechos de las personas LGBTQ, más notablemente cuando en 2015 concedió el derecho al matrimonio a las parejas del mismo sexo, y cuando cinco años después, en una decisión escrita por Gorsuch, anunció que la ley de derechos civiles protege a la gente gay, lesbiana y transgénero de la discriminación laboral.
Sin embargo, en la decisión más reciente, Gorsuch dijo que un fallo contra Smith habría permitido al gobierno “obligar a todo tipo de artistas, escritores de discursos y otros cuyos servicios están relacionados con la expresión a que expresen lo que no creen so pena de ser sancionados”. Por ejemplo, un diseñador gay de sitios web podría ser obligado a diseñar una página para una organización opuesta al matrimonio entre personas del mismo sexo, escribió. “Un incontable número de otros profesionales creativos también podrían ser obligados a elegir entre guardar silencio y elaborar un discurso que viole sus creencias, o manifestar sus ideas e incurrir en sanciones por hacerlo”.
Los jueces liberales de la corte advirtieron que la decisión permitirá que una amplia gama de negocios discriminen.
“Hoy, la corte, por primera vez en su historia, concede a un negocio abierto al público el derecho constitucional a negarse a servir a los miembros de una clase protegida”, escribió Sotomayor en un disenso al que se unieron la jueza Elena Kagan y el juez Ketanji Brown Jackson.
Sotomayor, que leyó un resumen de su disenso en el tribunal para subrayar su desacuerdo, dijo que la lógica de la decisión “no puede limitarse a la discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género”. Un diseñador de páginas web podría negarse a crear un sitio web de boda para una pareja interracial, una papelería podría negarse a vender un anuncio de nacimiento a una pareja discapacitada y una tienda minorista podría limitar sus servicios de retratos a las familias “tradicionales”, escribió.