De cara a las elecciones presidenciales del año que viene, la oposición apuesta a desgastar la imagen del magnate.
El fiscal especial Robert Mueller se presentará ante el Congreso para hablar sobre su informe especial.
El fiscal especial Robert Mueller será interrogado el miércoles en el Congreso estadounidense sobre su informe acerca de los vínculos entre la campaña de Donald Trump y el intento de Rusia por interferir en las elecciones de 2016, así como sobre las acciones del mandatario para obstruir esa investigación.
A 16 meses de las elecciones presidenciales en las que Trump aspira a un segundo mandato, es mucho lo que está en juego con esta comparecencia, la primera de Mueller ante los legisladores.
Los demócratas esperan que el testimonio impacte negativamente en la imagen de Trump, y algunos congresistas esperan incluso que las declaraciones del fiscal aporten elementos de peso para iniciar un juicio político contra el presidente.
Pero la reticencia de Mueller a involucrarse en política y los planes de los republicanos de convertir la audiencia (que será televisada) en una riña partidaria digna de un reality show, amenazan con dejar a los estadounidenses igual de confundidos que ante el informe de más de 400 páginas que Mueller presentó en abril.
«La gente tiene derecho a escuchar la verdad, de parte de Mueller, sobre el mal comportamiento de Trump y los actuales riesgos para la seguridad nacional», dijo Adam Schiff, congresista demócrata y presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, una de las dos comisiones que recibirán a Mueller el miércoles.
En el canal de noticias de la CNN, el presidente de la Comisión Judicial de la Cámara de Representantes Jerry Nadler afirmó que el informe de Robert Mueller presenta “pruebas muy sustanciales” de que el presidente Donald Trump es “culpable de delitos graves y faltas”.
«Debemos dejar que Mueller presente sus hallazgos, de ahí veremos adónde seguir. Pero este gobierno debe enfrentarse a las consecuencias», declaró Nadler. Los demócratas se encuentran divididos respecto a cómo avanzar en la cuestión de un posible juicio político a Trump: mientras que al menos 80 miembros del partido han pedido que se avance con la destitución, la líder del partido en la Cámara de Representantes Nancy Pelosi se ha negado a hacerlo.
Un informe de largo aliento
El informe Mueller, finalizado en marzo tras más de dos años de investigación sobre la injerencia rusa para favorecer a Trump en las elecciones de 2016, documentó numerosos casos de contacto entre la campaña del actual presidente y agentes de Moscú, pero concluyó que no había motivos para aplicar cargos por conspiración criminal contra el mandatario.
Según el documento, Trump además trató de obstruir la investigación en al menos diez ocasiones, pero Mueller se abstuvo de recomendar cargos criminales alegando que las políticas del Departamento de Justicia impiden acusar a un presidente en ejercicio.
Trump, quien calificó en varias oportunidades la investigación de Mueller como una «caza de brujas» y un «fraude», se declaró exculpado.
«¡El caso está cerrado!, gracias», escribió el mandatario a fines de mayo, luego de que Mueller hablara públicamente por primera vez desde que se diera a conocer el informe.
Margaret Taylor, experta en gobernanza del Brookings Institution, un centro de estudios de Washington, dijo que la audiencia constituye una oportunidad para que la opinión pública comprenda con claridad el alcance de los hallazgos de Mueller.
«No creo que los estadounidenses comprendan cabalmente los intentos sistemáticos del Kremlin por interferir (en la elección de 2016), y cómo reaccionó la campaña de Trump ante eso», dijo Taylor en una entrevista.
«Creo que hay una gran porción del país que escucha al presidente decir ‘no hubo colusión, no hubo obstrucción’ y para ellos ahí termina la historia».
La esperada comparecencia de Mueller comenzará el miércoles a las 8 y media hora del Este de Estados Unidos (9 y media de la Argentina) en la Comisión Judicial de la Cámara de Representantes. Luego continuará en la Comisión de Inteligencia desde el mediodía.
Integrantes demócratas y republicanos irán alternándose para presentar sus preguntas en turnos de cinco minutos cada uno. El formato representa un desafío para los demócratas si pretenden convencer a la audiencia, con un relato coherente, de que Trump incurrió en colusión con Rusia y obstaculizó la investigación.
Mueller en sí mismo será un hueso duro de roer. El fiscal ha cultivado una fama de «esfinge» por su extremada reserva y dijo en el pasado que prefería no declarar sobre esto en el Congreso.
Además, los representantes republicanos buscarán cortar cualquier intento de exposición ordenada y desviar la discusión hacia otros temas, apelando a menoscabar la credibilidad de Mueller y los fundamentos de su investigación.
«El trabajo habla por sí mismo. Y el informe es mi testimonio», dijo Mueller en mayo.
«Lo que no hará es ir más allá de su informe, como ya ha dicho», declaró a CNN el ex director delegado del FBI Andrew McCabe, quien ha trabajado con Mueller.
Pero McCabe dijo que si las preguntas se formulan de forma inteligente, especialmente las vinculadas a su opinión sobre si Trump violó la ley o no, quizá los demócratas puedan sacar algo en limpio.
Algunos especulan que Mueller, de 74 años, quien fue director del FBI durante 12 años, puede estar listo para purgar algunos sentimientos tras recibir reiterados ataques de Trump y su aliado, el fiscal general Bill Barr, sobre sus hallazgos.
«Si decide que ha llegado al final de su carrera y está molesto con la forma en que se ha manejado su informe, entonces quizá será más locuaz», dijo Taylor.