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El Congreso se Prepara Para Votar el Proceso de Destitución

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El Congreso se Prepara Para Votar el Proceso de Destitución

Republicanos y demócratas cerraban filas el martes antes de una histórica votación en el Congreso de Estados Unidos sobre el juicio político del presidente Donald Trump, quien se encamina a convertirse en el tercer mandatario del país en ser sometido a un proceso de destitución.

Menos de tres meses después del estallido del escándalo ucraniano, la Cámara de Representantes, controlada por la oposición demócrata, está lista para votar si acusa al presidente republicano de “abuso de poder” y “obstrucción del Congreso”.

El primer cargo es por pedirle a Ucrania investigar a su posible rival electoral en 2020 Joe Biden, reteniendo como forma de presión ayuda militar crucial para ese país que afronta una guerra con separatistas prorrusos. El segundo cargo es por bloquear los esfuerzos de los legisladores para investigar sus acciones.

El comité de reglas debatía el martes los ajustes técnicos finales y la votación en el pleno de la Cámara podría realizarse el miércoles.

Todo indica que los legisladores votarán según las líneas partidistas, reflejando la profunda división de la opinión pública. Según una encuesta de CNN/SSR, el 45% de los estadounidenses quiere que Trump sea destituido de su cargo (porcentaje que sube a 77% entre los votantes demócratas), mientras el 47% se opone.

Un puñado de legisladores demócratas moderados, elegidos en circunscripciones favorables a Trump, han dicho que apoyarán el juicio del presidente, incluso si corren el riesgo de perder votantes.

“Mis años al servicio del ejército me han enseñado a poner a nuestro país primero, no a la política”, dijo Mikie Sherrill, congresista de Nueva Jersey.

“Sé que mi decisión enojará a algunas personas, pero fui elegido para hacer lo correcto, no lo políticamente seguro”, agregó Anthony Brindisi, representante de Nueva York.

Solo dos de los 231 legisladores demócratas podrían no votar a favor de someter a Trump a juicio político y ninguno de los 197 congresistas republicanos ha anunciado hasta la fecha su apoyo al proceso de destitución del presidente.

Por lo tanto, es casi seguro que Trump será juzgado, lo que solo le ha sucedido a dos de sus predecesores: a Andrew Johnson en 1868 y a Bill Clinton en 1998. El republicano Richard Nixon, involucrado en el escándalo de Watergate, prefirió renunciar en 1974 antes de sufrir este estigma.

Trump será juzgado en el Senado, probablemente en enero. Pero se espera que sea absuelto: se necesitarían al menos 67 votos para destituirlo y los republicanos detentan 53 de los 100 escaños.

Su líder, Mitch McConnell, dijo el martes desde el hemiciclo que la “precipitada” investigación de los demócratas de la Cámara baja con miras a la destitución del presidente es “fallida” para acusarlo y más aún para destituirlo.

Por otro lado, descartó la demanda demócrata de convocar a nuevos testigos. “No es tarea del Senado buscar desesperadamente formas de condenar (al presidente). Eso difícilmente sería justicia imparcial”, dijo McConnell.

Una vez terminado el juicio, republicanos y demócratas volverán a sumergirse en la campaña para las presidenciales de noviembre de 2020, relegada a un segundo plano este último trimestre.

Y Trump está convencido de que este episodio lo beneficiará. En un tuit, señaló que una reciente encuesta de USA Today lo da ganador contra todos los posibles candidatos demócratas.

“Es difícil de creer (…) después de tres años de caza de brujas”, escribió. Pero “los estadounidenses son inteligentes, ¡ven nuestra maravillosa economía y todo lo demás!”.

Consciente del riesgo electoral, la jefa de los demócratas en el Congreso, Nancy Pelosi, retuvo durante mucho tiempo los llamados para abrir un procedimiento de destitución contra Trump.

Finalmente lanzó la investigación a finales de septiembre, tras conocerse la denuncia de un informante no identificado sobre presunta conducta inapropiada del presidente durante una llamada telefónica el 25 de julio con su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski.

Con su mayoría en la Cámara, los demócratas llamaron a varios testigos que, durante espectaculares audiencias, confirmaron las presiones para obligar a Kiev a anunciar la apertura de la investigación requerida.

Pero Trump insiste en que la llamada telefónica fue “perfecta”.

La Casa Blanca se negó a cooperar en la investigación por considerarla “inconstitucional” y prohibió que varios de sus asesores testificaran. Por esta razón, los demócratas lo acusan tanto de haber abusado de su poder para beneficio personal como de haber obstruido el trabajo del Congreso.

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