“Es sorprendente que sea capaz de hablar… soy, de verdad parte de una muy pequeña minoría que puede sobrevivir eso”, dijo la actriz.
Hace algunos años, cuando terminaba de filmar la primera temporada de la serie Game of Thrones, Clarke le detectaron un aneurisma; tiempo después, visitó de nuevo el hospital por un segundo aneurisma. Este padecimiento es una protuberancia en un vaso sanguíneo causada por la debilidad en la pared del vaso sanguíneo, generalmente donde se ramifica.
Ahora, ya recuperada totalmente de los incidentes ocurridos en 2011 y 2013, la británica de 35 años aseguró en la entrevista que, a raíz de aquellos problemas de salud, hay una parte de su cerebro que desapareció debido a que si deja de recibir la oxigenación adecuada el cerebro deja de funcionar.
“Existe una cantidad de mi cerebro que ya no se puede usar: es notable que pueda hablar, a veces articuladamente, y vivir mi vida con total normalidad sin absolutamente ninguna repercusión”, explicó Clarke. “Luego de varios escáneres cerebrales, ¡me falta una parte [de cerebro]! Lo que me hace reír”.
La actriz ya había hablado de sus padecimientos previamente. En 2019, durante una entrevista con la revista New Yorker, Clarke explicó que minutos antes de su primer aneurisma comenzó a sentir un fuerte dolor de cabeza mientras se preparaba para hacer ejercicio.
La actriz, con su padecimiento, al final tuvo suerte, ya que las aneurismas fueron una cuestión congénita y no tuvo un derrame —algo que puede ocurrir si la protuberancia que es el aneurisma se revienta— y le pudieron hacer una cirugía.
Clarke recientemente estrenó la obra de Anton Chejov La gaviota, en Londres, y está filmando Secret Invasion, una nueva serie de Disney+ junto a Samuel L. Jackson, Ben Mendelsohn y Olivia Colman, entre otros.