Cuida las consecuencias de tu conducta. Hay otros que te observan. Piensa en el pastor y su rebaño. Las ovejas pueden pensar que no hay nadie que las observe, pero el pastor está vigilando los movimientos de cada una para que no se extravíen. Así es con tu conducta, hay quien vigila lo que haces para cuidarte.

Saca tus emociones y no las guardes. A veces las emociones son buenas y queremos compartirlas de inmediato con los demás. Pero otras veces las emociones son negativas y preferimos guardárnoslas para nosotros. Estas emociones son como el veneno de la cobra. Si lo dejamos adentro puede intoxicarnos. Con todo cuidado deja salir estas emociones.

Un oponente se rendirá hoy ante ti. Debes tener benevolencia al aceptarlo. Como los reyes de la antigüedad, tu comportamiento con tus vasallos dice más que tu comportamiento frente al emperador. Cuando esta persona que tenía conflictos contigo admita que se equivocó, no puedes permitirte la crueldad o el sarcasmo.

A veces puedes ser tu peor enemigo. Cuida de no hacerte daño. Piensa en un guerrero que carga su espada. Si la espada es llevada por el lado correcto de la armadura no hay pecado, pero si se carga de un modo incorrecto, la espada puede herir al guerrero. Todas tus armas (tus ideas y tus acciones) deben ser llevadas por el lado correcto.

Cuida tus palabras el día de hoy para que no ofendas a nadie por una falta de cuidado. Un antiguo cuento oriental cuenta de un extranjero que llegó a comprar seda y al no conocer bien el lenguaje, terminó ocasionando una guerra entre su país por lo que dijo. A veces lo que uno dice se malinterpreta con consecuencias catastróficas.

Cuida tu cuerpo el día de hoy y pon atención a tus funciones. Tu cuerpo es una como una maravillosa locomotora orgánica y debes ser el más cuidadoso conductor. El conductor está atento a todas las funciones de velocidad y rendimiento de la máquina. Igualmente debes poner atención a lo que tu cuerpo te dice y darle lo que necesita.

Aprende a no darle importancia al odio de los demás. Una parábola antigua contaba sobre un ruiseñor que era la envidia de las demás aves. Todas las aves odiaban al ruiseñor, pero este caminaba silbando sin que le importara el odio de los demás. Así deberás ser hoy si percibes envidias o conflictos.

Un mensaje te dirá noticias alarmantes, pero debes leer bien este mensaje y ver que las noticias no son tales. Considera al marinero que ve las nubes y les ve forma de tormenta. Si se asusta demasiado, bajará las velas de su barco y no aprovechará el viento que es en verdad lo que las nubes anunciaban. Debes tener cuidado con los mensajes.

No archives tus problemas, resuélvelos. Piensa que tu mente es como una oficina perfecta. Si cada vez que llega una carta con conflictos, esta se archiva, los problemas se harán presentes tardo o temprano. En vez, si se les da atención inmediata, estos se resolverán justo cuando empiecen.

No destruyas tus sueños, hazlos realidad. La hija del granjero llevaba una canasta de huevos y pensaba empezar su propia granja con ellos. Pero su padre la convenció de que iba a ser muy difícil y ella terminó rompiendo los huevos. Si en vez de destruir tus sueños como los cascarones de los huevos, trabajas para darles forma, pronto verás que se hacen realidad.

Te sientes en aislamiento, pero no es así. Te sientes como un ave enjaulada que ve al resto de las aves volando libres y formando nidos mientras que la jaula te mantiene en eterna soledad. Piensa que esta jaula existe sólo en tu mente y que no hay un verdadero impedimento que te impida volar con los demás y encontrar tu pareja para formar tu nido.

Revisa tus intenciones ya que pueden estar equivocadas. Nuestra propia personalidad es como la trama de una novela. A veces creemos que la novela terminará de algún modo y el autor nos sorprende con un final que no esperábamos. Así tenemos que leer en nuestras propias intenciones y descubrir lo que realmente queremos. No sientas vergüenza.