Houston Casi Acaba con los Indigentes

A lo largo de los años, Houston se destacó como una de las ciudades con menor proporción de individuos sin hogar en Estados Unidos. Entre 2011 y 2020, mediante la implementación del sistema regional The Way Home, la ciudad logró disminuir el sinhogarismo en un 63%, proporcionando alojamiento a más de 35,000 personas y desmantelando 127 campamentos en la calle. Funcionarios de ciudades como Dallas, Pittsburgh y Nueva Orleans visitaron para examinar este modelo. Mandy Chapman Semple, la arquitecta detrás del sistema, señaló que la ciudad había creado una especie de guía que permitía a otras replicar el mismo éxito. “Demostramos que esto es factible”, expresó. Sin embargo, cinco años después, la estrategia ha comenzado a mostrar signos de desgaste.

A inicios de este año, se contabilizaban 1,282 individuos durmiendo en las calles de Houston y en los condados circundantes. Esta cifra evidenciaba un incremento del 15. 8% en comparación con 2024, marcando así el primer aumento sostenido en más de diez años. En julio, el Concejo Municipal implementó una prohibición sobre sentarse, recostarse o almacenar pertenencias en espacios públicos del centro. Las transgresiones a esta normativa se clasifican como delitos menores de clase C y pueden conllevar sanciones de hasta 500 dólares. De este modo, Houston, que anteriormente era un ejemplo en este ámbito, ha comenzado a criminalizar a quienes residen en sus calles.

Catherine Villarreal, quien ocupa el cargo de vicepresidenta de la Coalición para las Personas Sin Hogar de Houston y el Condado de Harris (CFTH), la organización encargada de coordinar The Way Home, destaca que “la efectividad del modelo yace en la combinación de vivienda con servicios de apoyo, especialmente para aquellos con discapacidades y problemas crónicos”. No obstante, también menciona un desafío persistente: “las personas sin hogar a menudo se ven obligadas a esperar en la calle hasta que surge una vacante en un programa de vivienda”.

La estrategia se originó en 2012, cuando Houston comenzó a aplicar un enfoque denominado Housing First: Primero la vivienda, después los servicios. Según este concepto, resulta ilógico exigir a una persona que duerme bajo un puente que resuelva sus problemas de adicción o salud mental. Es esencial que primero se le ayude a encontrar un lugar donde residir, para luego brindarle apoyo en la estabilización de su vida.

Los organizadores del programa establecieron un registro para monitorear en tiempo real la ubicación de cada persona sin hogar. Asimismo, implementaron un sistema de acceso coordinado para prevenir retrasos burocráticos. Además, la ciudad contaba con un elemento que le otorgaba ventaja sobre otras: una abundante oferta de apartamentos asequibles. Para el año 2020, Houston había reducido el número de personas sin hogar de 8,500 a aproximadamente 3,200.

El portal de entrada
The Beacon es la entidad que gestiona el Centro de Día más grande de Houston. Según su descripción, funciona como “la puerta de entrada” para aquellas personas que no tienen hogar. Allí, pueden tomar duchas, lavar su ropa, recibir correo, alimentarse y, lo más importante, acceder a las evaluaciones que determinan su nivel de prioridad en las listas de espera para vivienda.
Hace una década, el centro recibía alrededor de 660 individuos diariamente. Actualmente, ese número ha disminuido a poco más de 200. “La mejora del sistema es evidente, y se hace más notoria cuando las personas son asignadas a una residencia y logran mudarse”, señala Ana Rausch, la directora ejecutiva de The Beacon.
Según Rausch, entre 2023 y 2025, el centro ha intensificado sus esfuerzos de asistencia. En 2023, se distribuyeron 80,175 comidas, cifra que aumentó a 97,617 en 2024. Hasta el momento de 2025, se han servido 73,043. A pesar de la reducción en el número de visitantes al centro, la necesidad de servicios esenciales ha crecido de manera notable.

“A pesar de que las cifras han decrecido, las personas que atendemos actualmente enfrentan obstáculos mayores y muchas de ellas son consideradas las más complicadas de atender”, afirma la ejecutiva. En septiembre del año pasado, el CFTH informó que el 56% de la población sin hogar en Houston enfrenta problemas de salud mental, y el 46% padece trastornos relacionados con el abuso de sustancias. La mayoría afirma que estas condiciones limitan su potencial para trabajar o llevar una vida independiente.
Debilidades del sistema
Rausch explica que el colapso del sistema se debe a una mezcla de factores. Por un lado, el desplazamiento de los campamentos y la falta de camas hacen que muchos regresen a la calle, lo que aumenta la necesidad de seguridad y estabilidad en el Centro de Día. A esto se suma la falta de atención psiquiátrica y la carencia de opciones de transición.
Asimismo, Rausch sostiene que resulta complicado “atraer y mantener personal cualificado en un mercado con altos costos”. Por ello, los servicios legales de Beacon Law, que asisten a personas sin hogar, como la recuperación de identificaciones y la eliminación de multas pendientes, cerraron 1,905 casos en 2023. Esta cifra disminuyó a 1,691 en 2024. En los primeros meses de 2025, se reportaron poco más de 1,200, lo que supone una caída del 34% justo en un momento en que la complejidad de los casos está en aumento.
Para abordar estas debilidades, Catherine Villarreal señala que The Way Home ha fortalecido sus relaciones con propietarios, ha puesto en marcha programas piloto para la prevención de desalojos y ha buscado nuevas fuentes de financiamiento. Igualmente, afirma que están invirtiendo en capacitación laboral y en apoyos económicos para ayudar a los beneficiarios a mantener sus viviendas a largo plazo.
La mano dura como alternativa
El gobierno local ha optado por criminalizar a los más vulnerables. La ordenanza que fue aprobada en julio pasado se justificó afirmando que hay suficientes camas en los refugios disponibles y que la norma solo se aplicará en zonas donde existen alternativas.
Ana Rausch, por su parte, sostiene que “las personas vuelven a las calles” debido a la insuficiencia de opciones disponibles. Además, menciona alternativas para no comprometer los logros que se han conseguido. Sugiere, por ejemplo, la necesidad de mantener la financiación principal de los programas que respaldan el sistema y evitar los «precipicios de financiación» que obstaculizan el trabajo y las relaciones con los propietarios. Igualmente, propone la incorporación de fondos locales que faciliten la atención a la falta de vivienda y la creación de recursos flexibles para cubrir depósitos, tarifas, artículos del hogar y seguros que disminuyan los riesgos para los arrendadores.

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