Las manifestaciones han puesto a prueba durante una semana la estrategia policial del país norteamericano
La policía canadiense desalojó por completo durante esta madrugada el puente Ambassador, en la ciudad de Windsor, en la provincia de Ontario, bloqueado durante la última semana por la protesta de camioneros contrarios a la vacunación obligatoria para los trayectos transfronterizos, impuesta por el Gobierno de Justin Trudeau el 15 de enero. El Abassador es el principal paso comercial entre Canadá y la vecina Estados Unidos. “La Compañía del Puente Internacional de Detroit se complace en anunciar que el puente Ambassador está ahora totalmente abierto permitiendo el libre flujo de comercio entre las economías de Canadá y EEUU una vez más”, ha declarado la portavoz de la empresa Detroit International Bridge Company, Esther Jentzen, tal y como recoge el periódico The Detroit News, citado por Europa Press.
Las autoridades canadienses se han visto obligadas a cambiar de estrategia para desbloquear el puente internacional que este domingo seguía cerrado al tráfico. Pese a que la víspera los agentes habían logrado desalojar sin emplear la fuerza a los camiones que desde el lunes bloqueaban ese paso fronterizo —a primera hora de este domingo se fue el último—, un grupo de manifestantes continuaba impidiendo el tránsito de vehículos por el puente.
Si el sábado llegaron a ser cientos los manifestantes que gritaban “libertad” con música festiva de fondo, en la madrugada de este domingo su número apenas superaba la veintena y ante la frontera reinaban el silencio y el frío. “Muévanse o los vamos a arrestar”, advirtieron reiteradamente los agentes por megáfono. En torno a las nueve de la mañana, los agentes de la policía local, apoyados por la Real Policía Montada de Canadá (RCMP, por sus siglas en inglés), se desplegaron a lo ancho de la avenida Hurton Church y avanzaron hacia el sur, con el puente Ambassador a sus espaldas, para que los manifestantes no pudieran acercarse a la otrora zona cero de las protestas. “¡No sé cómo duermen tranquilos por las noches!”, gritaba Andrew, constructor de 50 años, a los agentes, que habían conseguido alejar a los manifestantes a un kilómetro y medio del acceso al puente.
Las fuerzas de seguridad detuvieron a 12 personas y remolcaron siete vehículos cuando llegaron a la zona cero de la protesta en la madrugada, aunque el sargento de la policía de Windsor, Steve Betteridge, encargado del despliegue policial, precisó que los manifestantes “respondieron sin violencia y los agentes no tuvieron que usar la fuerza”. Durante la tarde los detenidos aumentaron a casi una treintena, a medida que la policía continuaba empujando el cordón para alejarlos varias calles del puente. Los que no se respondieron a la orden de moverse, fueron arrestados.
La policía canadiense se comporta de un modo muy diferente al de sus homólogos del otro lado de la frontera. En las provincias existe una unidad policial dedicada, principalmente, a prevenir la violencia en las protestas. En Ontario son los OPP (Policía Provincial de Ontario): agentes vestidos de civiles, aunque llevan chaleco antibalas bajo sus chaquetas con la inscripción “policía”. Estos paseaban el fin de semana entre los manifestantes contando chistes, palmeando espaldas y pidiéndoles que cumplieran la ley. “Por favor” y “gracias” eran sus muletillas .
Esta crisis ha puesto en evidencia esta excepcionalidad policial canadiense, cuya comedida actuación también ha sido objeto de críticas por no disolver más rápido la autodenominada caravana de la libertad de los camioneros. Al primer ministro, Justin Trudeau, esta estrategia de diálogo y espera también le ha supuesto un problema. La Casa Blanca, desconcertada por la falta de acción, le presionó para que pusiera fin al bloqueo en el puente Ambassador, por el que transita el 25% del comercio bilateral entre Canadá y EE UU.
La protesta ha provocado, además, pérdidas millonarias, especialmente en la industria automovilística, que ya enfrenta una crisis en la cadena de producción por la escasez de chips informáticos. Drew Dilkens, alcalde de Windsor (Ontario), ha dado este domingo por finalizada la “crisis económica” provocada por el bloqueo y adelantó que la reapertura del puente ocurrirá “cuando sea seguro hacerlo”. “Es una determinación que tomará la policía y las agencias fronterizas”, agregó en un comunicado. En un día corriente, entre 8.000 y 10.000 camiones transportan bienes por valor de 300 millones de dólares (unos 264 millones de euros) a través del puente Ambassador.
Los progresos para desbloquear esa frontera no han ido a la par con una mejora de la situación en la capital, Ottawa, donde las protestas contra las medidas sanitarias van a cumplir tres semanas. Los vecinos del centro se quejan porque los manifestantes siguen acampados y prácticamente celebran una fiesta al aire libre cada día. La del pasado sábado reunió a cerca de 4.000 personas, según la policía. “La ciudad entera está furiosa porque la gente que supuestamente debe protegerla la ha abandonado. Han abandonado totalmente la aplicación de las leyes. La policía de Ottawa ha perdido credibilidad”, tuiteó el sábado Artur Wilczynski, un funcionario de seguridad nacional.
Mientras protestas similares se multiplican en otras ciudades del país, Trudeau ha rechazado hasta ahora los llamamientos a desplegar al Ejército aunque ha enfatizado que “todas las opciones están sobre la mesa”.
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