Algunos tabloides británicos aseguran que los príncipes de Gales estarían pasando por una crisis y que Guillermo le habría sido infiel a su esposa

Mientras Meghan Markle y el príncipe Enrique mantienen un perfil bajo tras la emisión de su documental en Netflix y la publicación de las memorias del duque, este fin de semana una historia sobre el príncipe Guillermo y Kate Middleton se ha hecho la protagonista de los tabloides británicos. Según publican algunos medios, el heredero de Carlos III le habría sido infiel a su esposa en los últimos meses.

La tercera en discordia en esta historia, que no ha podido ser confirmada pro el momento, sería Rose Hanbury, una de las amigas cercanas de Middleton. La nueva princesa de Gales generó rumores de distanciamiento con el príncipe por asegurar que no esperaba de él rosas rojas este San Valentín, lo que podría indicar una crisis en la pareja o también que tienen otras tradiciones que se desconocen.

Rose Hanbury se casó en 2009 con David Rocksavage , el séptimo marqués de Cholmondeley, dos días después de anunciar su compromiso y de anunciar a la vez que estaban esperando gemelos. Esa boda relámpago generó revuelo entre la prensa social del país. Antes de su matrimonio, Hanbury trabajó como modelo y también ejerció como asesora del político conservador Michael Gove.

Pese a que es evidente que Hanbury y Kate Middleton habrían sido amigas hace tiempo, esa amistad, aseguran los tabloides, se truncó por los primeros rumores de aventura entre el príncipe Guillermo y su amiga. Algunos medios británicos aseguran que esta supuesta relación habría durado varios años y que incluso habría coincidido con el tercer embarazo de la princesa. Pero tras la sublime aparición de Guillermo y Kate la noche del domigo, todo esto parece pura rumorología alejada de la realidad.

La pareja reapareció en la alfombra roja de la 76º. edición de los premios Bafta, celebrados este domingo. Todas las miradas se posaron sobre la princesa de Gales y su cuidado estilismo en el que recicló un vestido que ya había lucido, de inspiración nupcial, que completó con guantes largos negros por encima del codo y un juego de pendientes de Zara.

Pese a los ríos de tinta que ha hecho correr esta supuesta infidelidad del príncipe, la princesa de Gales mostró su mejor cara, quizá para descartar los rumores de terceros en el matrimonio o quizá hizo gala del código de comportamiento que Isabel II cumplió tantos años: Never complain, never explain (Nunca quejarse, nunca explicar; en español).