Este fin de semana, Ricardo Arjona celebró el último de los más de 150 conciertos que conformaron su gira «Blanco y negro». El cantante se presentó en Chile, donde logró abarrotar el Estadio Bicentenario y llevó a sus fans por un recorrido musical de sus más grandes éxitos.
Sin embargo, este show ha dejado un sabor agridulce en Arjona y sobre todo en los corazones de su público, ya que significa la última vez del guatemalteco arriba del escenario, al menos por algún tiempo, pues anunció que se retira.
La noticia se ha dado a conocer a través mediante un extenso comunicado, en el que el intérprete de «Mujeres» reveló que ha decidido hacer una pausa en su carrera por los fuertes problemas de salud que enfrenta y de los que solo muy pocos tenían conocimiento.
Arjona inició su mensaje agradeciendo a sus fans de todo el mundo por el amor y el apoyo que le han brindado en más de 30 años de trayectoria artística, así como a su equipo de trabajo y a los doctores que lo ayudaron a terminar con este tour: «Pensé que no estaba para dar un paso y terminé haciendo una maratón. A todas las ciudades que tocó esta gira de 159 conciertos, mi agradecimiento eterno. A los médicos que me pusieron de pie para terminar este viaje muchas gracias», escribió.
«La vida y la gente han sido inmensamente generosos con este guatemalteco de barrio, profesor de escuela pública, que por tocar la guitarra, agregarle unas palabras e intentar una melodía, logró un milagro que nunca sospechó.»
Asimismo detalló que se ha pasado por más de seis infiltraciones de columna para poder mantenerse en pie y ahora se someterá a una delicada cirugía que ha pospuesto por mucho tiempo, por lo que desaparecerá de la escena musical, aunque no pierde las esperanzas de volver a reunirse con el público que tanto le ha dado: «Tendré que desaparecer para inventarme un motivo que sea más grande que este. Si no lo encuentro, prefiero no volver», agregó.
«No coincido con la industria. Soy demasiado de a pie para este viaje por las estrellas. Convirtieron al muchacho bohemio e irresponsable, en un tipo defensivo y aislado a fuerza de todos los palos que llevé cuando empezaba. Me gasté toda mi falsedad en mis primeros años de carrera para sobrevivir en este mundo de humo, y después de eso, solo les sonreí a los que me caían bien. Mi familia y mis amigos son mi guarida y mi felicidad. No me hace falta nada, es más, me sobran tantas cosas.»
Por último, Ricardo dijo adiós sintiéndose el hombre más afortunado del mundo y convencido de que logrará superar esta prueba: «Me llamo Ricardo, los que me quieren me dicen seco, y más feliz y pleno que nunca, aunque con un achaque que pronto será historia, les digo: ‘Adiós y gracias, con todo el corazón'».