El gobierno de Donald Trump retiró la certificación de la colaboración de Colombia en la lucha contra las drogas por primera vez en casi tres décadas, aunque concedió una exención para no perjudicar por completo la asistencia normalmente proporcionada a un país que ha sido tradicionalmente visto como un socio de Estados Unidos en América Latina.
La anulación de la certificación, que fue comunicada el lunes por el Departamento de Estado, actúa como una crítica del gobierno estadounidense al aumento en los cultivos de hoja de coca y a la desaceleración en la erradicación de cultivos ilícitos bajo la administración izquierdista del presidente Gustavo Petro, quien ha sido un crítico feroz de la política de inmigración y de la reciente intervención militar cerca de las costas de Venezuela.
La última vez que Estados Unidos retiró la certificación a Colombia fue en 1997, durante el mandato de Ernesto Samper, en un momento en que los cárteles de drogas habían penetrado en los más altos niveles del gobierno. Desde el año 2000, diversas administraciones estadounidenses han destinado miles de millones de dólares en ayuda a Colombia, sin embargo, la cooperación comenzó a debilitarse hace diez años, cuando se interrumpió un programa de fumigación aérea de cultivos de coca utilizando el herbicida glifosato.
De acuerdo con la legislación estadounidense, el presidente debe identificar anualmente, antes del 15 de septiembre, a los países que han fallado en sus compromisos internacionales durante el año anterior.
La administración Trump atribuyó el “incumplimiento” en las obligaciones del control de drogas a los líderes políticos en Colombia y señaló que considerará modificar esta designación en el futuro si el gobierno adopta medidas más enérgicas para eliminar cultivos ilícitos y disminuir la producción y el tráfico.
Petro lamentó la retirada de la certificación al afirmar que su nación ha sufrido “decenas de muertes” para evitar el envío de cocaína hacia Estados Unidos. “Porque todo lo que hacemos realmente no tiene que ver con el pueblo colombiano. . . es para impedir que la sociedad norteamericana se ensucie más las narices”, manifestó en una reunión de ministros transmitida por televisión.
Asimismo, anunció que las fuerzas armadas colombianas dejarán de depender del equipo militar estadounidense, sugiriendo la opción de adquirir armamento o fabricarlo a través de la empresa estatal. No especificó cuánto tiempo tomaría esta transición, ni si se devolverán las armas ya donadas por Estados Unidos, como algunos helicópteros utilizados por la policía. “No más limosnas ni regalos”, afirmó Petro.
Junto a Colombia, también fueron descertificados Afganistán, Bolivia, Birmania y Venezuela. A pesar de esta medida, el gobierno estadounidense decidió continuar ofreciendo asistencia, considerándola esencial para sus intereses nacionales, a excepción de Afganistán.
Incautaciones de cocaína frente a erradicación
El gobierno colombiano intentó frenar la descertificación presentando detalles sobre su reformulada política antinarcóticos, que prioriza la incautación de cocaína y la persecución de narcotraficantes, mientras ofrece a los agricultores de hoja de coca la opción de erradicar sus cultivos manualmente y legalizarse mediante programas gubernamentales. Petro es un crítico abierto del prohibicionismo y sostiene que la “guerra contra las drogas ha fracasado”.
Durante su administración, la incautación de cocaína alcanzó un nivel histórico de 884 toneladas en 2024. En lo que va del presente año, el Ministerio de Defensa ha informado sobre la confiscación de 654 toneladas de cocaína.
No obstante, en el núcleo de la insatisfacción expresada por el gobierno de Estados Unidos se encontraban los niveles récord de cultivos de hojas de coca, que alcanzaron las 253. 000 hectáreas en 2023, según el informe más reciente de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Así mismo, la erradicación de estos cultivos ilegales se ha visto afectada después de que el gobierno de Petro redujera sus objetivos.
Las estadísticas oficiales reflejan una disminución significativa desde 2022, año en el que finalizó el gobierno del conservador Iván Duque y comenzó el de Petro, cuando fueron erradicadas 68. 800 hectáreas. Para el año 2024 se eliminaron 9. 403 hectáreas, y en el año 2025 se han reportado 5. 048 hectáreas, aún distantes de la meta de 30. 000 hectáreas que el gobierno había prometido.
El gobierno ha catalogado al narcotráfico como el “combustible” que sostiene a los grupos armados ilegales, a los que ha invitado a participar en negociaciones de paz o a someterse a la justicia, sin haber logrado desarmarlos hasta el momento, mientras enfrenta críticas de sus opositores por los episodios de violencia en el país.
Un cúmulo de tensiones
Días antes de la descertificación, la canciller colombiana Rosa Villavicencio expresó que los resultados en la lucha contra las drogas eran suficientes para certificar la cooperación, sin embargo, advirtió que también se trataba de una decisión política que podía estar influenciada por las tensiones recientes entre Petro y Trump.
«Durante mi gobierno, Colombia no colabora con asesinatos», afirmó Petro el 5 de septiembre al condenar el mortífero ataque de Estados Unidos a una embarcación que zarpó desde Venezuela y que el gobierno de Trump señalaba como transportadora de cocaína. En este ataque, fallecieron 11 individuos a quienes Estados Unidos identificó como miembros de la pandilla venezolana Tren de Aragua.
Las fricciones entre Trump y Petro casi resultan en enero en la imposición de aranceles mutuos cuando Colombia se negó a acoger aviones militares con deportados, alegando que eran maltratados por estar esposados. Finalmente, Petro accedió a recibir a los deportados y también envió sus propios aviones para recogerlos.
Cuando parecía que estas tensiones se habían superado, surgió una nueva problemática cuando Estados Unidos retiró a su encargado de negocios en Bogotá en señal de protesta por las declaraciones del presidente colombiano acerca de un supuesto intento de golpe que finalmente el mandatario rectificó. El diplomático regresó, pero para entonces, afirmó que la relación bilateral atravesaba uno de sus períodos más tensos en las últimas décadas.
