Ya son 10 meses de repunte sin freno en la cifra de arrestos en la frontera con México. Pero en febrero, la cifra escaló hasta un punto que parece de no retorno.
Ya son 10 meses de repunte sin freno en los arrestos de migrantes en la frontera con México. Desde abril de 2020, tras el cierre de los límites por la pandemia, las detenciones dieron un salto dramático: pasaron de 17,106 —un número que no se veía desde 2017— hasta 100,441 en febrero. Nada parece indicar que la llegada de centroamericanos y mexicanos a Estados Unidos pueda cesar en los próximos meses y el gobierno de Joe Biden lo sabe.
“Estamos en camino de encontrarnos con más individuos en la frontera suroeste que en los últimos 20 años”, estimó este martes el secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Alejandro Mayorkas, tras anunciar que para frenar la oleada están expulsando a la mayoría de los adultos solos y familias amparados en la emergencia que ha generado el coronavirus.
Mayorkas podría estar en lo cierto. En lo que va de año fiscal 2021, de octubre a febrero, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) ha detenido a 396,958 migrantes en el límite sur. Esa cifra solo se había acumulado durante los mismos meses de 2001, cuando el flujo migratorio creció en plena crisis económica por la necesidad de mano de obra, y en 2006, con la premura de cientos de miles de migrantes por llegar a Estados Unidos antes de que pudieran ser sujetos de la Operación Streamline en cinco de los nueve sectores de la frontera sur, que se implementó en 2005. Contemplaba que una vez detenidos, los indocumentados fueran procesados criminalmente en grupos por entrada ilegal al país y luego, deportados.
La cifra de arrestos en lo que va de 2021 es tan alta que incluso supera el acumulado de años fiscales completos, como 2017, cuando Donald Trump asumía el cargo y avanzaba en su política de tolerancia cero. Para entonces, esa decisión logró desalentar —solo por ese año— la llegada de migrantes a los límites de Estados Unidos con México.
La Casa Blanca se ha negado a catalogar lo que ocurre en la frontera como una crisis sin precedentes, como la llaman los republicanos. Al mantenerse a raya, la secretaria de prensa, Jen Psaki, sí admitió este lunes que los números que se registran están generándoles «un problema serio» y que a eso se suma que el gobierno de Trump, dijo, dejó un sistema migratorio «desmantelado e inservible».