Las redes se convulsionaron durante la noche del 8M, Día Internacional de la Mujer, cuando Sasha Sökol Cuillery, la actriz, modelo y cantante, acudió a Twitter para aclarar y de manera contundente finiquitar un asunto que llevaba días sonando después de que el productor de televisión Luis de Llano Macedo, hijo de la legendaria actriz Rita Macedo y hermano de Julissa, la célebre actriz y mujer de teatro, hablara abiertamente y romantizando de la relación que sostuvo con ella cuando era todavía una menor de edad.

De Llano —famoso como productor de ‘Cachún Cachún Ra Rá’, ‘Alcanzar una estrella’ y ‘Atrévete a soñar’, así como creador de conceptos musicales como Timbiriche y Garibaldi, en los que siempre estuvo cerca de mujeres muy jóvenes – habló frívolamente con Yordi Rosado en una extensa entrevista en su canal de YouTube, en la que decía «me enamoré» pero restaba importancia a las implicaciones de su relación con Sökol, sin especificar la duración de la misma ni sus consecuencias: al inicio de la relación, en 1984, ella tenía 14 años y él 39.

La indignación con que Sökol escribe incendió la red justo durante una de las fechas más álgidas en México: 10 mujeres son asesinadas cada día en este país y los delitos de violencia de género son desproporcionados ante autoridades rebasadas.

De inmediato comenzó a recibir mensajes de apoyo por parte de otras mujeres que denunciaban a DeLlano con los hashtags #YoSiTeCreo, #LuisDeLlanoViolador y #LuisDeLlanoPedofilo.

Si bien siempre se supo que esta relación tuvo lugar y que fue ostensiblemente consensuada —en su momento fue reportada por la prensa, aunque ya había terminado— y que DeLlano tuvo gusto por mujeres jóvenes, Sökol lo describe claramente: se relacionó con él siendo menor, y se veía con él a escondidas de sus padres, Magdalena Cuillery y el exesposo de esta, Fernando Diez Barroso, que la adoptó siendo muy pequeña, y quien acabaría por romper relación con ella («me desadoptó», escribe Sasha, lo cual también fue una actitud reprobable por parte de Diez Barroso, alto ejecutivo de Televisa en esa década).

Sökol indicó que no volverá a hablar del tema, zanjando cualquier posible hostigamiento. Sin embargo, hay un punto que quiero señalar: en 2004, Sasha ya había hablado sobre esta relación en una entrevista que me concedió para hablar de su disco ‘Por un amor’, cuando yo era periodista contribuyente al suplemento dominical del diario Milenio. Ella abordó el tema sin que yo le preguntara por ello, para aprovechar y sepultar de una vez por todas el odioso rumor de que a los 18 años había tenido un hijo con DeLlano fuera del matrimonio.

En aquel momento, Sökol desmintió ese bulo, señalando que jamás había estado embarazada y me dijo textualmente que la relación era parte de su pasado, y que ese rumor en particular le había hecho mucho daño en lo público y lo privado. La entrevista se imprimió y publicó para dar fin a esa maledicencia, pero nunca hablamos de su edad o las circunstancias de esa relación, claramente de desventaja emocional.

Cuando leo a Sasha decir que escribe con vergüenza sobre el tema, siento empatía y también mucha rabia. Porque es inaceptable que DeLlano no solo hablara con disipación, como si fuera una gracia de algo que constituye un delito. Tampoco debe sentir ella vergüenza por nada ni disculparse con nadie. Era una niña. Nadie tiene derecho a juzgarla, y aunque el estupro (que se persigue de oficio cuando la víctima es menor de edad, sea «consensuado» o forzado) ya ha prescrito, DeLlano será juzgado por la opinión pública, que puede ser más implacable que cualquier sistema de justicia.