Fallece el Primer Papa Latinoamericano

El papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano de la historia, que cautivó al mundo con su estilo humilde y su preocupación por los pobres mientras incomodó al sector conservador con sus críticas al capitalismo y al cambio climático, murió el lunes. Tenía 88 años.

Las campanas repicaron en las torres de las iglesias de toda Roma tras el anuncio, que fue leído por el cardenal Kevin Farrell, camarlengo del Vaticano, desde la capilla de la Domus Santa Marta, donde vivía Francisco.

“A las 7:35 de esta mañana, el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia”, anunció Farrell.

Francisco, que sufría una enfermedad pulmonar crónica y a quien se extirpó parte de un pulmón en su juventud, fue admitido en el hospital Gemelli el 14 de febrero de 2025 por una crisis respiratoria que derivó en una neumonía bilateral. Pasó 38 días ingresado, la hospitalización más larga de sus 12 años de papado.

Sin embargo, salió el Domingo de Resurrección —su última aparición pública— para bendecir a miles de personas en la plaza de San Pedro y sorprenderlas con un paseo en el papamóvil por la plaza, lo que provocó vítores y aplausos entusiastas. Antes se reunió brevemente con el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance.

Desde su primer saludo como papa —un casual “Buonasera” (“Buenas noches”)— hasta su acogida a los refugiados y los oprimidos, Francisco marcó un tono diferente en su papado, enfatizando la humildad sobre la soberbia en una Iglesia católica asolada por el escándalo y la indiferencia.

Tras esa noche lluviosa del 13 de marzo de 2013, el argentino Jorge Mario Bergoglio trajo un soplo de aire fresco a una institución de 2.000 años de antigüedad que había visto decaer su influencia durante el problemático pontificado de Benedicto XVI, cuya sorpresiva renuncia llevó a la elección de Francisco.

Sin embargo, el nuevo papa no tardó en hacerse de problemas propios y los conservadores se molestaron cada vez más con su tendencia progresista, su acercamiento a los católicos de la comunidad LGBTQ+ y su represión contra los tradicionalistas.

Su mayor reto llegó en 2018, tras el mal manejo de un polémico caso de abuso sexual clerical en Chile, cuando el escándalo que se había gestado con sus predecesores estalló nuevamente bajo su supervisión.

Luego, el papa trotamundos, a quien las multitudes amaban, tuvo que navegar una realidad sin precedentes al liderar una religión universal durante la pandemia de coronavirus desde una Ciudad del Vaticano cerrada.

Francisco imploró al mundo que usara el COVID-19 como una oportunidad para repensar el marco económico y político global que, según dijo, había puesto a los ricos en contra de los pobres.

“Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados”, dijo Francisco en una Plaza de San Pedro vacía durante una oración solitaria en marzo de 2020. En paralelo, subrayó que la pandemia también ponía a “todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente”.

En el Vaticano el lunes, el ambiente era una mezcla de silencio sombrío entre las personas que conocían y trabajaban para Francisco, y el bullicio típico de los turistas que visitaban la plaza de San Pedro el día después de Pascua. Aunque muchos inicialmente no sabían la noticia, algunos percibieron que algo sucedía dado el frenesí de equipos de televisión.

El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, se secó las lágrimas de los ojos mientras se reunía con periodistas en la sala de prensa.

La muerte da inicio a un proceso de varias semanas para permitir que los fieles presenten sus últimos respetos, primero para los funcionarios del Vaticano en la capilla de Santa Marta y luego en San Pedro para el público en general, seguido de un funeral y un cónclave para elegir un nuevo papa.

Reformando el Vaticano

Francisco fue elegido con el mandato de reformar la burocracia del Vaticano y sus finanzas, pero fue más allá de eso y sacudió a la Iglesia sin cambiar su doctrina central.

“¿Quién soy yo para juzgar?”, respondió cuando se le preguntó acerca de un sacerdote presuntamente gay.

El comentario envió un mensaje de acogida a la comunidad LGBTQ+ y a quienes se sentían rechazados por una Iglesia que había enfatizado ciertas reglas de comportamiento sexual por encima del amor incondicional.

“Ser homosexual no es un crimen”, dijo a The Associated Press en 2023, llamando a terminar con las leyes civiles que criminalizan la homosexualidad.

Al enfatizar la misericordia sobre la moral, Francisco cambió la posición de la Iglesia sobre la pena de muerte, declarándola inadmisible en cualquier circunstancia. También modificó la posición eclesiástica al declarar que la mera posesión de armas nucleares —y no sólo su uso— era “inmoral”.

En otros hitos, aprobó un controversial acuerdo con China sobre los nombramientos de obispos que había irritado al Vaticano por medio siglo, se convirtió en el primer papa en reunirse con un patriarca ruso y trazó nuevas relaciones con el mundo musulmán al convertirse en el primer pontífice en visitar la península arábiga e Irak.

Francisco reafirmó que únicamente los hombres célibes podían ser sacerdotes y sostuvo la oposición de la Iglesia al aborto, procedimiento que equiparó a “contratar a un sicario para resolver un problema”.

Posiciones para las mujeres

Francisco incorporó a varias mujeres a posiciones que involucraban importantes tomas de decisiones en el Vaticano y les permitió fungir como lectoras y acólitas en las parroquias. Además, permitió que las mujeres pudieran votar junto con los obispos en sínodos en respuesta a las quejas que señalaban que éstas realizan gran parte del trabajo de la iglesia pero son excluidas de las altas esferas del poder.

La hermana Nathalie Becquart, a quien Francisco asignó uno de los puestos más altos en el Vaticano, dijo que el legado del papa era su visión de una Iglesia en la que hombres y mujeres coexistieran en una relación de reciprocidad y respeto.

“Se trataba de cambiar un patrón de dominación —del ser humano a la creación, de los hombres a las mujeres— a un patrón de cooperación”, dijo Becquart, la primera mujer en ocupar un puesto con derecho a voto en un sínodo del Vaticano.

Sin embargo, una nota de crítica vino de la Conferencia para la Ordenación de Mujeres, que se había sentido frustrada por la falta de disposición de Francisco para impulsar la ordenación de mujeres.

“Su política repetida de ‘puerta cerrada’ sobre la ordenación de mujeres fue dolorosamente incongruente con su naturaleza pastoral, y para muchos, una traición a la Iglesia sinodal y de escucha que él defendía. Esto lo convirtió en una figura complicada, frustrante y a veces desgarradora para muchas mujeres”, decía el comunicado.

Priorizando la Iglesia como refugio

A pesar de que Francisco no permitió que las mujeres fueran ordenadas, su reforma fue parte de un cambio revolucionario que enfatizó que la Iglesia católica debería ser un refugio para “todos, todos, todos” y no sólo un espacio para los privilegiados.

Migrantes, pobres, prisioneros y marginados fueron invitados a su mesa, incluso más que presidentes o empresarios poderosos.

“Para el papa Francisco, siempre se trató de extender los brazos de la Iglesia para acoger a todas las personas, no excluir a nadie”, dijo el cardenal Kevin Farrell, a quien Francisco nombró camarlengo, un funcionario que asume el control después de la muerte o retiro de un pontífice.

Francisco exigió que sus obispos tuvieran misericordia y caridad con sus feligreses, presionó al mundo para proteger la creación de Dios del desastre climático y desafió a los países a dar la bienvenida a quienes huyen de la guerra, la pobreza y la opresión.

Tras visitar México en 2016, Francisco dijo sobre el entonces candidato presidencial estadounidense Donald Trump que cualquiera que construya un muro para mantener fuera a los migrantes “no es cristiano”.

Si bien los progresistas estaban encantados con el enfoque que Francisco dio al mensaje de misericordia e inclusión de Jesús, también preocupó a los conservadores, quienes temían que diluyera la enseñanza católica y amenazara la identidad cristiana de Occidente. Algunos incluso lo llamaron hereje.

Unos cuantos cardenales lo desafiaron abiertamente y él respondió con su típica respuesta al conflicto: silencio.

Francisco facilitó que los católicos pudieran anular un matrimonio, permitió que los sacerdotes ordinarios absolvieran a mujeres que habían tenido abortos y decretó que pudieran bendecir a parejas del mismo sexo. Además, abrió un debate sobre temas como la homosexualidad y el divorcio y dio a los pastores un margen de maniobra para discernir sobre el modo de acompañar a sus feligreses en lugar de darles reglas estrictas que aplicar.

Usando el modelo de San Francisco de Asís

Francisco vivió en el hotel del Vaticano en lugar del Palacio Apostólico, usaba sus viejos zapatos ortopédicos en lugar de los mocasines rojos del papado y fue un ejemplo para las clases clericales al usar autos compactos en lugar de sedanes de lujo.

“Veo claramente que lo que la Iglesia necesita hoy es una capacidad de sanar heridas y de dar calor a los corazones de los fieles”, dijo a la revista jesuita La Civilta Cattolica en 2013. “Veo a la Iglesia como un hospital de campaña después de la batalla”.

Como si convertirse en el primer papa jesuita y latinoamericano de la historia no hubiera sido suficiente, también fue el primer papa en nombrarse a sí mismo en honor a San Francisco de Asís, el fraile del siglo XIII conocido por su sencillez personal, su mensaje de paz y su preocupación por los marginados y la naturaleza.

Francisco se dirigió a los desempleados y a los enfermos, a los discapacitados y a los sin hogar. También se disculpó formalmente con los pueblos indígenas por los crímenes de la Iglesia desde la época colonial en adelante.

Él mismo también sufrió. Parte de su colon fue removido en 2021 y necesitó otra cirugía en 2023 para reparar una dolorosa hernia de su pared abdominal y retirar tejido intestinal cicatrizado. A partir de 2022, debido a problemas en las rodillas, tuvo que usar bastón o silla de ruedas con frecuencia y atravesó por varios ataques de bronquitis.

Francisco llegó hasta los márgenes de la sociedad para actuar con misericordia, acariciando la cabeza deformada de un hombre en la Plaza de San Pedro, besando el tatuaje de un sobreviviente del Holocausto o invitando a los “cartoneros” —los rebuscadores de basura— de Argentina a unirse a él en un escenario de Río de Janeiro.

“Siempre nos han marginado pero el papa Francisco siempre nos ayudó”, dijo Coqui Vargas, una mujer transgénero cuya comunidad forjó una relación única con Francisco durante la pandemia.

Su primer viaje como papa fue a la pequeña isla de Lampedusa, en ese momento la zona cero de la crisis migratoria de Europa. Consistentemente, eligió visitar países pobres donde los cristianos a menudo eran minorías perseguidas en lugar de centros del catolicismo global.

El obispo Marcello Sánchez Sorondo, amigo de Francisco y compatriota argentino, dijo que su preocupación por los pobres y los marginados se basaba en las ocho bendiciones que Jesús pronunció en el Sermón de la Montaña para los mansos, los misericordiosos, los pobres de espíritu y otros.

“¿Por qué son las bienaventuranzas el programa de este pontificado? Porque fueron la base del propio programa de Jesucristo”, afirmó Sánchez.

Pasos en falso en el escándalo de abuso sexual clerical

Pasó más de un año antes de que Francisco se reuniera con sobrevivientes de abusos sexuales cometidos por sacerdotes y hubo grupos de víctimas que inicialmente cuestionaron si realmente entendió el alcance del problema.

Francisco creó una comisión de abuso sexual para asesorar a la Iglesia sobre mejores prácticas, pero perdió su influencia después de unos años y su recomendación principal —la creación de un tribunal especial para juzgar a los obispos que encubrieron a los sacerdotes abusadores— no se concretó.

Después llegó la mayor crisis de su papado, cuando desacreditó a las víctimas de abuso chilenas en 2018 y apoyó a un controversial obispo vinculado al abusador. Francisco eventualmente se dio cuenta de su error e invitó a las víctimas al Vaticano para emitir un mea culpa personal y convocó a toda la cúpula de la Iglesia chilena a renunciar en masa.

Aunque esa crisis terminó, pronto estalló una nueva en torno al excardenal Theodore McCarrick, el arzobispo retirado de Washington y consejero de tres papas.

Francisco se había movido ágilmente para dejar de lado a McCarrick tras una acusación de que había abusado de un monaguillo en la década de 1970. No obstante, el pontífice fue acusado por el exembajador del Vaticano en Estados Unidos de haber rehabilitado a McCarrick al principio de su papado.

Expulsó del sacerdocio a McCarrick después de que una investigación del Vaticano determinara que abusó sexualmente de adultos además de menores. Cambió la ley de la Iglesia para eliminar el secreto pontificio que encubre los casos de abuso y trazó procedimientos para investigar a los obispos que abusaron o encubrieron a sacerdotes pedófilos, esperando terminar con la impunidad en la jerarquía.

“Sinceramente quería hacer algo y lo transmitió”, dijo Juan Carlos Cruz, uno de los sobrevivientes de abuso chilenos que Francisco desacreditó en 2018 y quien después desarrolló una estrecha amistad personal con el pontífice.

Un cambio después de Benedicto

El camino hacia la elección de Francisco en 2013 fue allanado por la notable decisión del papa Benedicto XVI de renunciar y jubilarse —el primero en 600 años— y creó la realidad sin precedentes de tener dos papas viviendo en el Vaticano.

Francisco no rehuyó la sombra potencialmente incómoda de Benedicto, sino que lo acogió como un sabio anciano estadista a quien recurrió en busca de consejo y persuadió a salir de su retiro enclaustrado para participar en la vida pública de la Iglesia.

“Es como tener a tu abuelo en casa, un abuelo sabio”, dijo.

Francisco también elogió la decisión de Benedicto XVI de retirarse y dijo que “abrió la puerta” a otros que siguieran su ejemplo. Eso alimentó la especulación de que Francisco también podría retirarse, pero después de la muerte de Benedicto afirmó que el papado es un trabajo de por vida.

El estilo litúrgico más relajado de Francisco y sus prioridades pastorales dejaron en claro que él y el teólogo nacido en Alemania provenían de tradiciones religiosas muy diferentes y, en varios casos, Francisco anuló directamente decisiones tomadas por su predecesor.

Se aseguró de que el arzobispo Óscar Romero, un héroe para el movimiento de la teología de la liberación en América Latina, fuera canonizado después de que su caso languideciera bajo el papado de Benedicto por preocupaciones sobre la inclinación marxista del credo.

También reimpuso restricciones a la celebración de la misa latina tradicional que Benedicto había relajado, argumentado que el rito tridentino había dividido a la Iglesia. La decisión irritó a los críticos más tradicionalistas de Francisco y dio pie a lo que se convirtió en una temporada de conflicto entre los católicos derechistas, particularmente en Estados Unidos, y el papa argentino.

Los conservadores se alejan de Francisco

Para entonces, los conservadores ya se habían distanciado de él, sintiéndose traicionados tras la apertura de un debate sobre el divisivo tema de permitir que los católicos vueltos a casar recibieran los sacramentos si no obtenían una anulación.

“No nos gusta este papa”, dijo un titular provocativo en el diario conservador de Italia Il Foglio, lo que reflejó la inquietud del pequeño pero expresivo movimiento católico tradicionalista que fue mimado por Benedicto.

Esos mismos críticos amplificaron sus quejas cuando Francisco aprobó bendiciones eclesiásticas a parejas del mismo sexo y el controversial acuerdo con China sobre el nombramiento de obispos. Los detalles de éste nunca se hicieron públicos, pero críticos lo acusaron de traicionar a quienes practicaban el catolicismo de manera clandestina en China y se mantuvieron leales a la Santa Sede durante décadas de persecución. En tanto, el Vaticano lo defendió como el mejor trato que pudo lograr antes de que China cerrara la puerta por completo.

El cardenal estadounidense Raymond Burke, uno de los principales opositores de Francisco, dijo que la Iglesia se había convertido “en un barco sin timón”.

Burke libró su campaña de oposición por años. Empezó cuando Francisco lo despidió como prefecto del tribunal supremo de justicia y culminó cuando levantó la voz ante el sínodo de Francisco con respecto al futuro de la Iglesia en 2023.

En dos ocasiones se unió a otros cardenales conservadores para pedir formalmente a Francisco que se explicara en asuntos relacionados con la doctrina y que reflejaban una tendencia más progresista, incluyendo la posibilidad de bendecir a parejas del mismo sexo y su acercamiento a católicos divorciados y que se habían vuelto a casar por la vía civil.

Francisco eventualmente impuso sanciones económicas a Burke, acusándolo de sembrar “desunión”. Fue uno de varios movimientos de personal que hizo tanto en el Vaticano como alrededor del mundo para llevar el balance de poder de los líderes doctrinales a aquellos más pastorales.

Francisco insistió en que sus obispos y cardenales se impregnaran del “olor de sus ovejas” y asistieran a los fieles. A quienes no lo hicieron les hizo saber su disgusto.

Su discurso de Navidad de 2014 en la Curia del Vaticano se convirtió en una de las mayores reprimendas papales de la historia: de pie en la Sala Clementina de mármol del Palacio Apostólico, Francisco enumeró 15 dolencias que, dijo, pueden afectar a sus colaboradores más cercanos, incluidos el “alzhéimer espiritual”, las ansias de poder y el “terrorismo de los chismes”.

Tratando de eliminar la corrupción, supervisó la reforma del Banco Vaticano y procuró luchar contra los burócratas y meterlos en cintura, limitando su compensación y capacidad de recibir obsequios u otorgar contratos públicos.

Además autorizó que la policía vaticana realizara redadas en su propia Secretaría de Estado y en la agencia de vigilancia financiera debido a sospechas de una inversión de unos 350 millones de euros (unos 365 millones de dólares) en una empresa inmobiliaria de Londres. Tras un juicio de dos años y medio, el tribunal vaticano condenó a quien alguna vez fue un poderoso cardenal, Angelo Becciu, de malversación de fondos y dictó sentencias mixtas contra otras nueve personas, absolviendo a una.

El juicio, sin embargo, terminó siendo una suerte de búmeran reputacional para la Santa Sede, demostrando deficiencias en el sistema legal vaticano, disputas territoriales entre monseñores y las maneras en que el papa había intervenido en el caso en nombre de los fiscales.

Mientras ganó elogios por tratar de dar un giro a las finanzas del Vaticano, Francisco atrajo la ira de los conservadores estadounidenses por sus frecuentes críticas al mercado financiero global.

La justicia económica fue uno de los temas más importantes de su papado, y no lo ocultó en su primer encuentro con periodistas cuando dijo que quería una “Iglesia pobre que sea para los pobres”.

En su primer gran documento de enseñanza, “La alegría del Evangelio”, Francisco denunció las teorías económicas de derrame como no probadas e ingenuas y dijo que se basan en una mentalidad “donde los poderosos se alimentan de quienes no tienen poder” sin tener en cuenta la ética, el medio ambiente o incluso a Dios.

“¡El dinero debe servir, no gobernar!”, dijo al pedir a los líderes políticos que reformaran el sistema.

Explicó más ese mensaje en su ecoencíclica “Alabado seas”, en la que denunció el sistema económico global “estructuralmente perverso” que, dijo, explotaba a los pobres y corría el riesgo de convertir a la Tierra en “una inmensa pila de inmundicia”.

Francisco fue tildado de marxista por algunos conservadores estadounidenses. Él rechazó la etiqueta y dijo que tenía muchos amigos marxistas.

Fútbol, ópera y oración

Nacido el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio fue el mayor de cinco hijos de inmigrantes italianos.

Atribuyó a su abuela Rosa haberle enseñado a orar y durante los fines de semana escuchaba ópera en la radio, asistía a misa y a los partidos del club de fútbol San Lorenzo, amado por la familia. Como papa, su amor por el fútbol le trajo una gran colección de camisetas de visitantes.

Dijo que recibió su llamado religioso cuando tenía 17 años y se dirigía a confesarse. “Algo extraño me pasó en esa confesión”, relató en una biografía autorizada de 2010. “No sé qué fue, pero cambió mi vida… Me di cuenta de que me estaban esperando”.

Ingresó al seminario diocesano cuatro años después y, en 1958, se transfirió al seminario jesuita, atraído por la tradición misionera y la militancia de la Compañía de Jesús.

Fue por esta época que sufrió un ataque serio de neumonía que derivó en la extirpación de la parte superior de su pulmón derecho. Su frágil salud le impidió convertirse en misionero como había deseado, y su mermada capacidad pulmonar fue quizá responsable de su voz como susurro y su renuencia a cantar durante la misa.

El 13 de diciembre de 1969 fue ordenado sacerdote y de inmediato comenzó a enseñar. En 1973, fue nombrado jefe de los jesuitas en Argentina, cargo que luego reconoció como una “locura”, ya que solo tenía 36 años.

“Mi forma autoritaria y rápida de tomar decisiones me llevó a tener serios problemas y ser acusado de ser ultraconservador”, admitió en su entrevista con La Civiltà Cattolica.

La vida bajo la dictadura argentina

Su mandato de seis años como provincial jesuita coincidió con el comienzo de la dictadura de Argentina, que duró de 1976 a 1983, cuando los militares lanzaron una campaña brutal contra las guerrillas de izquierda y otros opositores al régimen.

Bergoglio no confrontó públicamente a la junta y fue acusado de permitir que dos sacerdotes de barrios marginales fueran secuestrados y torturados por no respaldar públicamente su trabajo.

Se negó durante décadas a disputar esa versión de los hechos. No fue sino hasta 2010 que, en una biografía autorizada, finalmente contó los esfuerzos que hizo tras bambalinas para salvarlos, como persuadir al sacerdote de la familia del temido dictador Jorge Videla para que se reportara enfermo y él pudiera dar misa en su lugar. Una vez en casa del líder de la junta, Bergoglio pidió clemencia en privado. Ambos sacerdotes fueron eventualmente liberados, entre otros pocos sobrevivientes.

Una vez que se convirtió en papa, comenzaron a surgir relatos de personas —sacerdotes, seminaristas y disidentes políticos— a las que Bergoglio salvó durante la “guerra sucia”, al permitirles permanecer en el seminario de incógnito o ayudarles a salir del país.

Bergoglio viajó a Alemania en 1986 para investigar para una tesis que nunca terminó. A su regreso a Argentina, se mantuvo en Córdoba durante un período que calificó como una “gran crisis interior”.

Sin el aprecio del liderazgo más progresista de los jesuitas de Argentina, Bergoglio fue rescatado de la oscuridad por San Juan Pablo II, quien lo nombró obispo auxiliar de Buenos Aires en 1992.

Seis años después fue nombrado arzobispo y en 2001 cardenal.

Estuvo cerca de convertirse en papa en 2005, cuando fue elegido Benedicto, al obtener la segunda mayor cantidad de votos en varias rondas de votación.

Operan al Papa

El papa Francisco regresó al hospital para someterse a una intervención quirúrgica abdominal y permanecerá hospitalizado varios días, informa la Oficina de Prensa del Vaticano este miércoles.

«El santo padre al final de la Audiencia General se dirigió al Policlínico Universitario A. Gemelli donde, a primera hora de la tarde, será sometido a una intervención quirúrgica de laparotomía en la pared abdominal, con implantes, y utilizando anestesia general», dijo el Vaticano en un comunicado este miércoles.

«La operación, dispuesta en los últimos días por el equipo médico que asiste al santo padre, se ha hecho necesaria por una hernia incisional lacerada que le está provocando síndromes suboclusivos recurrentes, dolorosos y que empeoran», dijo el Vaticano en un comunicado este miércoles.

Técnicamente llamada laparotomía, la intervención requiere anestesia general y está destinada a reparar una hernia que, según el Vaticano, está causando síntomas «recurrentes, dolorosos y que empeoran». Según fuentes médicas, es probable que la intervención esté relacionada con la cirugía a la que se sometió el papa Francisco en 2021 para extirparle la mitad del colon.

El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, también dijo que se espera que el Papa tenga una «recuperación funcional completa».

La estancia del papa en el hospital en Roma «durará varios días» con el fin de permitirle al pontífice «el normal desarrollo postoperatorio, dice el comunicado del Vaticano.

La cirugía del papa llega un día después de que Francisco fuera llevado a un hospital de Roma para exámenes de chequeo. El papa regresó a su residencia más tarde ese día.

Francisco fue hospitalizado a finales de marzo con una infección respiratoria que el Vaticano dijo más tarde que fue diagnosticada como bronquitis, por lo que recibió tratamiento antibiótico intravenoso y fue dado de alta después de tres días.

Además de su cirugía de colon hace dos años, al Papa Francisco le extirparon parte de un pulmón después de un grave ataque de neumonía cuando era joven. Más recientemente, en 2019 se sometió a una cirugía ocular en la Clínica de Pío XI de Roma para tratar una catarata, y también ha luchado contra el dolor crónico de ciática.

Al pontífice también le falta parte de un pulmón, que le fue extirpado cuando era joven en su Argentina natal.

Durante el año pasado también experimentó problemas de rodilla que lo han confinado en gran medida al uso de un bastón o una silla de ruedas.

Si Francisco quedara incapacitado durante algún tiempo, el Vaticano podría encontrarse ante una especie de crisis constitucional. En el sistema católico no existe un «vicepapa», es decir, alguien que pueda ejercer la autoridad del papa en su ausencia.

El Secretario de Estado del Vaticano, actualmente el cardenal italiano Pietro Parolin, puede supervisar la gestión cotidiana, pero no tiene autoridad, por ejemplo, para nombrar obispos o crear o suprimir diócesis en todo el mundo.

En una entrevista con el diario español ABC en diciembre del año pasado, Francisco dijo que ya había preparado una carta de renuncia en caso de incapacidad médica permanente poco después de su elección en 2013, según informó CNN.

A pesar de sus problemas de salud, el pontífice tiene programados algunos viajes para el segundo semestre de 2023, con un viaje a Mongolia del 31 de agosto al 4 de septiembre, que será uno de los lugares más remotos a los que ha viajado, y la visita a la Jornada Mundial de la Juventud, del 2 al 6 de agosto en Portugal.

El Papa Expresa Vergüenza por Casos de Abusos

El papa Francisco expresó hoy su «vergüenza» por la «larga incapacidad de la Iglesia» en gestionar los casos de curas pederastas, después de la publicación del informe sobre los 330,000 casos de abusos o violencia sexual sobre menores o personas vulnerables ocurridos desde 1950 por parte del clero francés.

«Es el momento de la vergüenza», dijo Francisco durante la audiencia general en el saludo a los fieles franceses, cuando expresó a las víctimas su «tristeza y dolor por los traumas que han sufrido».

Según el informe publicado este martes por una comisión independiente y hecho público por los obispos franceses, en los últimos tres años ha investigado el fenómeno en la iglesia francesa y que ha identificado a entre 2,900 y 3,200 religiosos pederastas, hubo al menos 330,000 casos de abusos o violencia sexual sobre menores o personas vulnerables desde 1950.

«Por desgracia son números enormes», dijo el papa en referencia al informe en el que emergió un panorama desolador para la iglesia católica, «muy superior a lo esperado», según reconoció el presidente de la Conferencia Episcopal francesa, Éric de Moulins-Beaufort.

«Deseo expresar a sus víctimas mi tristeza y mi dolor y por los traumas que han sufrido mi vergüenza, nuestra vergüenza, por la larga incapacidad de la Iglesia de ponerlas en el centro de sus preocupaciones», subrayó el papa.

Y agregó: «Recemos, Señor a ti la Gloria y a nosotros las vergüenza».

Francisco también animó «a los obispos, a los fieles, superiores y religiosos a continuar todos los esfuerzos para que dramas parecidos no se repitan» y expresó apoyo a los religiosos franceses para que superen «esta prueba dura, pero qué hará bien».

También invitó a los católicos franceses a asumir «sus responsabilidades para que la Iglesia sea una casa segura para todos».

Tras la publicación del informe, la oficina de prensa del Vaticano publicó una nota en la que el papa expresaba su «dolor» y en la que se decía que su pensamiento iba «ante todo a las víctimas, con gran dolor, por sus heridas, y agradecimiento, por su valentía en la denuncia».

Francisco fue informado de la publicación del informe por parte de los obispos franceses, a quienes recibió en los últimos días durante las visitas ad limina (las que se hacen cada cinco años).

«Su pensamiento va ante todo a las víctimas, con gran dolor, por sus heridas, y agradecimiento, por su valentía en la denuncia, y a la Iglesia de Francia, porque, en la conciencia de esta terrible realidad, unida al sufrimiento del Señor por sus hijos más vulnerables, pueda embarcarse en un camino de redención», se indicó en un comunicado.

Durante la presentación del informe, el presidente de los obispos franceses expresó su «vergüenza» por unos hechos que «por su carácter conmociona y por su número abruma», pero pasó de puntillas por la cuestión de las indemnizaciones, que son la principal reclamación de las asociaciones de víctimas, que acusan a la iglesia de mirar para otro lado en ese asunto tras años de haberlo hecho con los casos denunciados.

El Papa fue Operado de Diverticulitis

El papa Francisco fue operado el fin de semana tras sufrir diverticulitis de colon, en una intervención quirúrgica que finalizó sin inconvenientes, según informó el Vaticano.

Francisco fue intervenido el domingo en el hospital Gemelli de Roma, donde permanecerá durante 7 días para su control.

Pero, ¿qué es la diverticulitis, la enfermedad por la que operaron a Francisco?

Se trata de una inflamación derivada de la diverticulosis, según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos (NIDDK, por sus siglas en inglés), que forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH).

La diverticulosis ocurre «cuando se forman pequeñas bolsas o sacos que empujan hacia afuera a través de los puntos débiles de la pared del colon», dice la página de la NIDDK.

En general, según explica en su sitio web el NIDDK, «la mayoría de las personas con diverticulosis no presenta síntomas ni problemas». Cuando se producen síntomas, «los médicos la llaman enfermedad diverticular».

La diverticulitis por la que intervinieron a Francisco se produce cuando un paciente tiene diverticulosis y una o varias de las bolsas en la pared del colon se inflaman. Puede aparecer de repente y causar otros problemas como abscesos, perforación en una bolsa del colon, peritonitis, una fístula o una obstrucción intestinal, según esa institución.

Una enfermedad común entre los mayores

La diverticulosis, según el NIDDK, es muy común, especialmente cuando las personas envejecen. Según algunas investigaciones citadas por el NIDDK, alrededor del 35 % de los adultos estadounidenses de 50 años o más jóvenes tienen diverticulosis. En tanto, cerca del 58 % de los mayores de 60 años tienen diverticulosis.

«Los expertos creían que del 10 al 25 por ciento de las personas con diverticulosis desarrollarían diverticulitis. Sin embargo, investigaciones más recientes sugieren que el porcentaje que desarrolla diverticulitis puede ser mucho más bajo, menos del 5 por ciento», explica la NIDDK.

¿Cómo se detecta la diverticulitis?

Para detectar la enfermedad, los médicos pueden recurrir al historial médico del paciente así como realizar un examen físico, según detalla el NIDDK. «Los médicos también pueden detectar bolsas en la pared del colon cuando realizan pruebas, como rayos X o colonoscopias de rutina, por otras razones», explica.

Entre las pruebas a las que recurren los profesionales de la salud para diagnosticar la diverticulosis y la diverticulitis figuran las muestras de sangre para detectar inflamación o anemia; y una exploración con tomografía computada.

Además se puede realizar «una serie GI inferior, también llamada enema de bario (es un procedimiento en el que un médico utiliza rayos X y un líquido llamado bario para ver su intestino grueso)». Otras de las pruebas comunes para la detección de la enfermedad es la colonoscopia, según la NIKKD.

¿Cuál es el tratamiento?

En el caso de la diverticulitis «con síntomas leves y ningún otro problema, el médico puede recomendar que el paciente descanse, tome antibióticos orales y siga una dieta líquida durante cierto tiempo», dice la NIDDK. Si los síntomas mejoran después de unos días, se irán agregando gradualmente alimentos sólidos en la dieta.

Los casos más graves de diverticulitis pueden requerir hospitalización e involucran el uso de antibióticos intravenosos. Y en algunos casos (como el del papa Francisco), la inflamación deriva en una intervención quirúrgica, según detalla la NIKKD.

¿Cómo sigue la salud del papa Francisco?

“El santo padre reaccionó bien a la cirugía realizada bajo anestesia general”, dijo Matteo Bruni, director de la oficina de prensa de la Santa Sede, en un comunicado escrito luego de la intervención.

Aseguró que el profesor Sergio Alfieri, asistido por el profesor Luigi Sofo, el doctor Antonio Tortorelli y la doctora Roberta Menghi estuvieron a cargo de la cirugía.

“La anestesia fue realizada por los profesores Massimo Antonelli, Liliana Sollazzi y por los doctores Roberto De Cicco y Maurizio Soave. El profesor Giovanni Battista Doglietto y Roberto Bernabei también estaban en el quirófano”, precisó.

El pontífice, de 84 años, ingresó al hospital para la cirugía programada apenas unas horas después de realizar la tradicional oración dominical del Ángelus en la Plaza de San Pedro.

El Papa Aprueba Matrimonios del Mismo Sexo

En un nuevo documental, el Pontífice da el visto bueno para las uniones entre personas del mismo sexo

En un nuevo documental, el Papa Francisco aprueba las uniones civiles entre personas del mismo sexo.

En “Francisco”, el filme que se estrena este miércoles en el Festival de Cine de Roma, el Sumo Pontífice mostró su apoyo al matrimonio gay.

“Los homosexuales son parte de la familia. Son hijos de Dios y tienen el derecho a tener una familia. Nadie debería ser excluido o ser agredido por ello”, dijo Francisco, de acuerdo a una publicación de Catholic News Agency.

En 2010, Jorge Bergoglio, entonces Arzobispo de Buenos Aires, fue una de las voces más fuertes en contra de la unión entre personas del mismo sexo. Argentina fue el primer país de América Latina en aprobar el matrimonio gay.

La nueva postura de Francisco es un cambio radical a la visión de un tema históricamente controversial en la Santa Sede del Vaticano.

EL Papa Francisco Envía Carta a Maduro

+ Filtran carta del Papa Francisco con dura respuesta a Maduro

El Papa se refirió a Maduro como «Señor» y no presidente y le reclamó no haber cumplido sus acuerdos.

El papa Francisco dirigió una dura carta de respuesta a la petición de mediación del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en la que le recuerda que en el pasado ha incumplido todos los compromisos fijados, según el documento filtrado este miércoles por la prensa italiana.

Una foto con el encabezado de la carta fue publicada por el diario italiano Il Corriere della Sera y en ella se alcanza a leer, escrito en español, que está dirigida a su Excelentísimo señor Nicolás Maduro y no al presidente.

La misiva, con fecha 7 de febrero y enviada por el Papa argentino, no fue confirmada ni desmentida por el portavoz interino del Vaticano, Alessandro Gisotti, quien aseguró que se trata de una «carta privada».

«Desafortunadamente todos los intentos (de mediación, ndr) han sido interrumpidos porque lo que se decidió en las reuniones no fue seguido por gestos concretos para lograr los acuerdos», lamenta el Papa argentino en la carta, según el resumen del diario.

Se trataría de una respuesta dura y decidida del pontífice latinoamericano al pedido de mediación hecho a inicios de febrero por Maduro para que interceda en la crisis de Venezuela.

En la misiva, el Papa le recuerda que el Vaticano ha sido involucrado en el pasado sin éxito en otros intentos de mediación y le advierte con tono elegante que si bien siempre ha apoyado el diálogo, exige que ese diálogo tenga como objetivo «por encima de todo, el bien común».

Según el diario italiano, que tuvo acceso a toda la carta, Francisco subrayó que hoy más que nunca es necesario que se cumplan todas las condiciones «para un diálogo fructífero y eficaz», a las que se han añadido otras «como resultado de la evolución de la situación».
Según el artículo, firmado por el editorialista Massimo Franco, cercano al pontífice, en la carta el Papa no se pronuncia sobre el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, tema sobre el que mantiene una posición «prudente».

«Más allá de la cautela diplomática, la opinión de Francisco y de sus consejeros sobre Maduro es negativa», resumió Franco.

El editorialista recuerda que el gran temor del primer papa latinoamericano es que la crisis degenere en un «derramamiento de sangre», como subrayado en la misiva, y no excluye que «tienda la mano», pero advirtiendo que no «se va dejar usar» por el régimen.

Beso Histórico del Papa y el Imán

+ El histórico beso entre el papa Francisco y el gran imán de Egipto que sella el compromiso contra el extremismo
+ Los líderes de dos de las religiones más importantes del mundo, el catolicismo y el islam, han sellado un pacto global de paz en los Emiratos Árabes no solo con la firma de un documento sino con un beso en la mejilla. Nunca antes un papa pisó esta tierra.

Un beso así no había ocurrido. Solo en la ficción, en 2011, cuando la marca de ropa italiana Benetton creó unos polémicos carteles que distribuyó por el mundo en donde el entonces papa Benedicto XVI besaba en la boca a un imán. En su momento los carteles recibieron demandas y fueron retirados.

Esta vez, sin embargo, el beso en la mejilla entre los líderes de dos de las religiones más importantes del mundo, la católica y el islam, el papa Francisco y gran imán de El Cairo, Sheikh Ahmed al-Tayeb, ha dejado de estar en la mente fantasiosa de un creativo de publicidad y ha pasado a la historia, sobre todo, porque el pacto amistoso, el gesto de cercanía ha ocurrido en la península arábiga, cuna del islamismo y tierra que ningún otro Papa antes tocó.

El Pontífice llegó este domingo invitado a participar a la conferencia de ‘Fraternidad Humana’ que logró reunir a 700 representantes de diferentes religiones en el marco del ‘Año de la Tolerancia’ que lidera los Emiratos Árabes, país que se ufana de tener una gran variedad de creencias y razas viviendo pacíficamente en su territorio.

Este lunes el Papa se reunió con el Imán Sheikh Ahmed al-Tayeb con el que firmó un acuerdo global de paz, fraternidad y mutuo respeto: “Declaramos resueltamente que las religiones nunca deben incitar a la guerra, las actitudes odiosas, la hostilidad y el extremismo, ni deben incitar a la violencia o al derramamiento de sangre. Estas realidades trágicas son la consecuencia de una desviación de las enseñanzas religiosas”, quedó consignado en la declaración que quedó sellada con el beso que los dos líderes compartieron y con una promesa que parece incluso desafiar lo religioso.

“Las buenas relaciones entre Oriente y Occidente son indiscutiblemente necesarias para ambos. No deben descuidarse, de modo que cada uno pueda enriquecerse con la cultura del otro a través de un intercambio y un diálogo fructíferos”.

La visita del papa Francisco a este país no ha estado, sin embargo, desprovista de fuertes críticas, una vez que, justamente, los Emiratos Árabes Unidos y su vecina Arabia Saudita son aliados clave del gobierno yemení, que se encuentra en una guerra contra los rebeldes respaldados por Irán que ha empujado a Yemen a una tragedia humanitaria en donde se calcula según Naciones Unidas que más de 10,000,000 de personas están al borde del hambre.
En su alocución de este lunes, el papa Francisco se refirió a lo que está ocurriendo en la región cuando afirmó que todos los líderes religiosos tienen el «deber de rechazar cada matiz de aprobación de la palabra guerra… Estoy pensando en particular en Yemen, Siria, Irak y Libia». El martes, el sumo pontífice está programado para celebrar una misa al aire libre para 135,000 personas de los millones de residentes católicos del país musulmán, que será la reunión pública más grande que ocurre en este estado del Golfo Pérsico.

El Papa Francisco en Panamá

Esta es la agenda que tendrá el papa Francisco en la XXIV Jornada Mundial de la Juventud.

El pontífice llegará a Ciudad de Panamá a las 4:30 p.m. hora local del miércoles 23 de enero y se quedará hasta el domingo 27 de enero cuando parta en la tarde hacia Roma.
El jueves 24 se reunirá con el presidente Juan Carlos Varela y con los obispos centroamericanos.
El viernes será el día de los jóvenes: Francisco reúne con jóvenes presos en el Centro de Cumplimiento de Menores Las Garzas de Pacora y en la tarde hará un via crucis con los jóvenes en la cinta costera.
El sábado 26 habrá misa en la mañana, a las 9:15 a.m.. A las 12:15 p.m. Francisco tendrá una comida con los jóvenes en el Seminario Mayor San José, y en la tarde hará vigilia con ellos en el Campo San Juan Pablo II Metro Park.
El domingo 27 comenzará con misa en el Metro Park a las 8:00 a.m..
Luego, a las 10:45 a.m. visitará la Casa Hogar Buen Samaritano, un lugar que acoge a personas que viven con VIH/sida. A las 4:30 p.m. hora local, tendrá un encuentro con los voluntarios de la Jornada Mundial de la Juventud.
A las 6:00 p.m. del domingo será su ceremonia de despedida en el Aeropuerto Internacional Tocumén de Panamá

«La lengua Mata Como un Cuchillo»: papa Francisco

El pontífice aseveró que la sociedad moderna está «continuamente al límite entre la verdad y las mentiras», y que la desinformación es intrínsecamente peligrosa. «La lengua mata como un cuchillo»: El papa Francisco compara a los chismosos con los terroristas

Durante su discurso del miércoles en la plaza de San Pedro, el papa Francisco hizo mención a uno de los diez mandamientos: «No hablarás contra tu prójimo falso testimonio». El pontífice denunció los chismes como una forma de terrorismo y advirtió a los fieles de la iglesia contra las mentiras.

«Todos vivimos comunicándonos y estamos continuamente al límite entre la verdad y las mentiras», aseveró el papa, y agregó que la desinformación es intrínsecamente peligrosa «porque la lengua mata como un cuchillo».

El papa Francisco durante su audiencia semanal en la plaza de San Pedro en el Vaticano, el 25 de abril de 2018.»Desenmascarar a la serpiente»: Papa Francisco compara las ‘fake news’ con la historia de Adán y Eva. El pontífice reiteró sus comentarios anteriores en los que comparó a los chismosos y mentirosos con los terroristas: «Los chismosos son terroristas, porque con sus lenguas lanzan una bomba y luego se van, y la bomba que lanzan destruye la reputación en todas partes».

«No se olviden: chismear es matar», recalcó el papa Francisco.

El pontífice ha advertido en múltiples ocasiones contra los chismes en la Iglesia y ha instado a los medios de comunicación en particular a protegerse contra las «noticias falsas» y a buscar la verdad.

En enero de este año, dirigiéndose a un grupo de 500 monjas en Perú, Francisco describió los chismes como una «bomba». Además, calificó de «terroristas» a las «monjas» que son «chismosas», asegurando que esta práctica es «peor que lo de Ayacucho hace años», refiriéndose a las acciones que llevaba a cabo en Perú el grupo guerrillero Sendero Luminoso.

El Papa Francisco Escribe Acerca de las Acusaciones de Abuso en Pensilvania

Su carta llega a raíz de un informe del gran jurado de Pensilvania que detallaba décadas de abusos sexuales por parte de sacerdotes y encubrimientos de los obisposEl papa había recibido fuertes críticas por no pronunciarse antes. El papa Francisco reconoció «con vergüenza y arrepentimiento» que la Iglesia católica no actuó ante acusaciones de abuso sexual por parte de clérigos contra menores de hace décadas, escribiendo «no mostramos ningún cuidado por los pequeños, los abandonamos».

En una carta inusualmente contundente publicada por el Vaticano este lunes, el papa escribió: «Estas palabras de san Pablo resuenan con fuerza en mi corazón al constatar una vez más el sufrimiento vivido por muchos menores a causa de abusos sexuales, de poder y de conciencia cometidos por un notable número de clérigos y personas consagradas. Un crimen que genera hondas heridas de dolor e impotencia; en primer lugar, en las víctimas, pero también en sus familiares y en toda la comunidad, sean creyentes o no creyentes». «Mirando hacia el pasado nunca será suficiente lo que se haga para pedir perdón y buscar reparar el daño causado. Mirando hacia el futuro nunca será poco todo lo que se haga para generar una cultura capaz de evitar que estas situaciones no solo no se repitan, sino que no encuentren espacios para ser encubiertas y perpetuarse», afirma.

Su carta llega a raíz de un informe del gran jurado de Pensilvania que detallaba décadas de abusos sexuales por parte de sacerdotes y encubrimientos de los obispos. El informe dice que los documentos internos de seis diócesis católicas en Pensilvania -algunos en un archivo secreto del que solo el obispo tenía una clave- muestran que más de 300 «sacerdotes depredadores» han sido acusados creíblemente de abusar sexualmente de más de 1,000 niños víctimas.

LEE aquí la carta completa del papa Francisco:

CARTA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
AL PUEBLO DE DIOS

«Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1 Co 12,26). Estas palabras de san Pablo resuenan con fuerza en mi corazón al constatar una vez más el sufrimiento vivido por muchos menores a causa de abusos sexuales, de poder y de conciencia cometidos por un notable número de clérigos y personas consagradas. Un crimen que genera hondas heridas de dolor e impotencia; en primer lugar, en las víctimas, pero también en sus familiares y en toda la comunidad, sean creyentes o no creyentes. Mirando hacia el pasado nunca será suficiente lo que se haga para pedir perdón y buscar reparar el daño causado. Mirando hacia el futuro nunca será poco todo lo que se haga para generar una cultura capaz de evitar que estas situaciones no solo no se repitan, sino que no encuentren espacios para ser encubiertas y perpetuarse. El dolor de las víctimas y sus familias es también nuestro dolor, por eso urge reafirmar una vez más nuestro compromiso para garantizar la protección de los menores y de los adultos en situación de vulnerabilidad.

1. Si un miembro sufre

En los últimos días se dio a conocer un informe donde se detalla lo vivido por al menos mil sobrevivientes, víctimas del abuso sexual, de poder y de conciencia en manos de sacerdotes durante aproximadamente setenta años. Si bien se pueda decir que la mayoría de los casos corresponden al pasado, sin embargo, con el correr del tiempo hemos conocido el dolor de muchas de las víctimas y constatamos que las heridas nunca desaparecen y nos obligan a condenar con fuerza estas atrocidades, así como a unir esfuerzos para erradicar esta cultura de muerte; las heridas “nunca prescriben”. El dolor de estas víctimas es un gemido que clama al cielo, que llega al alma y que durante mucho tiempo fue ignorado, callado o silenciado. Pero su grito fue más fuerte que todas las medidas que lo intentaron silenciar o, incluso, que pretendieron resolverlo con decisiones que aumentaron la gravedad cayendo en la complicidad. Clamor que el Señor escuchó demostrándonos, una vez más, de qué parte quiere estar. El cántico de María no se equivoca y sigue susurrándose a lo largo de la historia porque el Señor se acuerda de la promesa que hizo a nuestros padres: «Dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos» (Lc 1,51-53), y sentimos vergüenza cuando constatamos que nuestro estilo de vida ha desmentido y desmiente lo que recitamos con nuestra voz.

Con vergüenza y arrepentimiento, como comunidad eclesial, asumimos que no supimos estar donde teníamos que estar, que no actuamos a tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando en tantas vidas. Hemos descuidado y abandonado a los pequeños. Hago mías las palabras del entonces cardenal Ratzinger cuando, en el Via Crucis escrito para el Viernes Santo del 2005, se unió al grito de dolor de tantas víctimas y, clamando, decía: «¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él! ¡Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia! […] La traición de los discípulos, la recepción indigna de su Cuerpo y de su Sangre, es ciertamente el mayor dolor del Redentor, el que le traspasa el corazón. No nos queda más que gritarle desde lo profundo del alma: Kyrie, eleison – Señor, sálvanos (cf. Mt 8,25)» (Novena Estación).

2. Todos sufren con él

La magnitud y gravedad de los acontecimientos exige asumir este hecho de manera global y comunitaria. Si bien es importante y necesario en todo camino de conversión tomar conocimiento de lo sucedido, esto en sí mismo no basta. Hoy nos vemos desafiados como Pueblo de Dios a asumir el dolor de nuestros hermanos vulnerados en su carne y en su espíritu. Si en el pasado la omisión pudo convertirse en una forma de respuesta, hoy queremos que la solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierta en nuestro modo de hacer la historia presente y futura, en un ámbito donde los conflictos, las tensiones y especialmente las víctimas de todo tipo de abuso puedan encontrar una mano tendida que las proteja y rescate de su dolor (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 228). Tal solidaridad nos exige, a su vez, denunciar todo aquello que ponga en peligro la integridad de cualquier persona. Solidaridad que reclama luchar contra todo tipo de corrupción, especialmente la espiritual, «porque se trata de una ceguera cómoda y autosuficiente donde todo termina pareciendo lícito: el engaño, la calumnia, el egoísmo y tantas formas sutiles de autorreferencialidad, ya que “el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz (2 Co 11,14)”» (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 165). La llamada de san Pablo a sufrir con el que sufre es el mejor antídoto contra cualquier intento de seguir reproduciendo entre nosotros las palabras de Caín: «¿Soy yo el guardián de mi hermano?» (Gn 4,9).

Soy consciente del esfuerzo y del trabajo que se realiza en distintas partes del mundo para garantizar y generar las mediaciones necesarias que den seguridad y protejan la integridad de niños y de adultos en estado de vulnerabilidad, así como de la implementación de la “tolerancia cero” y de los modos de rendir cuentas por parte de todos aquellos que realicen o encubran estos delitos. Nos hemos demorado en aplicar estas acciones y sanciones tan necesarias, pero confío en que ayudarán a garantizar una mayor cultura del cuidado en el presente y en el futuro.

Conjuntamente con esos esfuerzos, es necesario que cada uno de los bautizados se sienta involucrado en la transformación eclesial y social que tanto necesitamos. Tal transformación exige la conversión personal y comunitaria, y nos lleva a mirar en la misma dirección que el Señor mira. Así le gustaba decir a san Juan Pablo II: «Si verdaderamente hemos partido de la contemplación de Cristo, tenemos que saberlo descubrir sobre todo en el rostro de aquellos con los que él mismo ha querido identificarse» (Carta ap. Novo millennio ineunte, 49). Aprender a mirar donde el Señor mira, a estar donde el Señor quiere que estemos, a convertir el corazón ante su presencia. Para esto ayudará la oración y la penitencia. Invito a todo el santo Pueblo fiel de Dios al ejercicio penitencial de la oración y el ayuno siguiendo el mandato del Señor,[1] que despierte nuestra conciencia, nuestra solidaridad y compromiso con una cultura del cuidado y el “nunca más” a todo tipo y forma de abuso.

Es imposible imaginar una conversión del accionar eclesial sin la participación activa de todos los integrantes del Pueblo de Dios. Es más, cada vez que hemos intentado suplantar, acallar, ignorar, reducir a pequeñas élites al Pueblo de Dios construimos comunidades, planes, acentuaciones teológicas, espiritualidades y estructuras sin raíces, sin memoria, sin rostro, sin cuerpo, en definitiva, sin vida[2]. Esto se manifiesta con claridad en una manera anómala de entender la autoridad en la Iglesia —tan común en muchas comunidades en las que se han dado las conductas de abuso sexual, de poder y de conciencia— como es el clericalismo, esa actitud que «no solo anula la personalidad de los cristianos, sino que tiene una tendencia a disminuir y desvalorizar la gracia bautismal que el Espíritu Santo puso en el corazón de nuestra gente».[3] El clericalismo, favorecido sea por los propios sacerdotes como por los laicos, genera una escisión en el cuerpo eclesial que beneficia y ayuda a perpetuar muchos de los males que hoy denunciamos. Decir no al abuso, es decir enérgicamente no a cualquier forma de clericalismo.

Siempre es bueno recordar que el Señor, «en la historia de la salvación, ha salvado a un pueblo. No existe identidad plena sin pertenencia a un pueblo. Nadie se salva solo, como individuo aislado, sino que Dios nos atrae tomando en cuenta la compleja trama de relaciones interpersonales que se establecen en la comunidad humana: Dios quiso entrar en una dinámica popular, en la dinámica de un pueblo» (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 6). Por tanto, la única manera que tenemos para responder a este mal que viene cobrando tantas vidas es vivirlo como una tarea que nos involucra y compete a todos como Pueblo de Dios. Esta conciencia de sentirnos parte de un pueblo y de una historia común hará posible que reconozcamos nuestros pecados y errores del pasado con una apertura penitencial capaz de dejarse renovar desde dentro. Todo lo que se realice para erradicar la cultura del abuso de nuestras comunidades, sin una participación activa de todos los miembros de la Iglesia, no logrará generar las dinámicas necesarias para una sana y realista transformación. La dimensión penitencial de ayuno y oración nos ayudará como Pueblo de Dios a ponernos delante del Señor y de nuestros hermanos heridos, como pecadores que imploran el perdón y la gracia de la vergüenza y la conversión, y así elaborar acciones que generen dinamismos en sintonía con el Evangelio. Porque «cada vez que intentamos volver a la fuente y recuperar la frescura del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 11).

Es imprescindible que como Iglesia podamos reconocer y condenar con dolor y vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos e incluso por todos aquellos que tenían la misión de velar y cuidar a los más vulnerables. Pidamos perdón por los pecados propios y ajenos. La conciencia de pecado nos ayuda a reconocer los errores, los delitos y las heridas generadas en el pasado y nos permite abrirnos y comprometernos más con el presente en un camino de renovada conversión.

Asimismo, la penitencia y la oración nos ayudará a sensibilizar nuestros ojos y nuestro corazón ante el sufrimiento ajeno y a vencer el afán de dominio y posesión que muchas veces se vuelve raíz de estos males. Que el ayuno y la oración despierten nuestros oídos ante el dolor silenciado en niños, jóvenes y minusválidos. Ayuno que nos dé hambre y sed de justicia e impulse a caminar en la verdad apoyando todas las mediaciones judiciales que sean necesarias. Un ayuno que nos sacuda y nos lleve a comprometernos desde la verdad y la caridad con todos los hombres de buena voluntad y con la sociedad en general para luchar contra cualquier tipo de abuso sexual, de poder y de conciencia.

De esta forma podremos transparentar la vocación a la que hemos sido llamados de ser «signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 1).

«Si un miembro sufre, todos sufren con él», nos decía san Pablo. Por medio de la actitud orante y penitencial podremos entrar en sintonía personal y comunitaria con esta exhortación para que crezca entre nosotros el don de la compasión, de la justicia, de la prevención y reparación. María supo estar al pie de la cruz de su Hijo. No lo hizo de cualquier manera, sino que estuvo firmemente de pie y a su lado. Con esta postura manifiesta su modo de estar en la vida. Cuando experimentamos la desolación que nos produce estas llagas eclesiales, con María nos hará bien «instar más en la oración» (S. Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales, 319), buscando crecer más en amor y fidelidad a la Iglesia. Ella, la primera discípula, nos enseña a todos los discípulos cómo hemos de detenernos ante el sufrimiento del inocente, sin evasiones ni pusilanimidad. Mirar a María es aprender a descubrir dónde y cómo tiene que estar el discípulo de Cristo.

Que el Espíritu Santo nos dé la gracia de la conversión y la unción interior para poder expresar, ante estos crímenes de abuso, nuestra compunción y nuestra decisión de luchar con valentía.

Vaticano, 20 de agosto de 2018