Trump Quita Estatus Migratorio de Asilo a Afganos y Cameruneses

Este estatus migratorio proporciona un permiso de trabajo y protección contra la deportación a los extranjeros de los países que enfrentan diferentes problemas como un conflicto armado en curso
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El gobierno estadounidense puso fin al Estatus de Protección Temporal (TPS) para ciertos extranjeros. Este beneficio migratorio se otorga a los ciudadanos de algunos países que enfrentan problemas como un conflicto armado en curso, desastre ambiental o condiciones extraordinarias, tal y como informa el American Immigration Council en su página de internet.

Tal estatus proporciona un permiso de trabajo y protección contra la deportación a los extranjeros de los países incluidos en la designación. Miembros del American Immigration Council explican que el secretario de Seguridad Nacional tiene la facultad de decidir cuando un país merece la designación de TPS.

Dichas designaciones pueden ser otorgadas por 6, 12 o 18 meses y, por lo menos 60 días antes de que venza el TPS, el secretario debe decidir si se extiende o cancela, de acuerdo con las condiciones del país.

Miles de personas provenientes de Afganistán y Camerún perderán la protección temporal en Estados Unidos, según reportó Reuters, citando a un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional (DHS). Esta medida afecta a más de 14.000 afganos y cerca de 8.000 cameruneses que habían recibido el beneficio, diseñado para proteger a ciudadanos de países afectados por conflictos armados, desastres naturales u otras circunstancias que hacen peligroso su retorno.

El DHS ha decidido no renovar el TPS para los afganos que llegaron al país tras la retirada militar de Afganistán en 2021, durante la administración del presidente Joe Biden. Este programa, que tiene una duración de entre seis y dieciocho meses, fue otorgado inicialmente a miles de personas evacuadas tras la toma de poder por parte del Talibán, de acuerdo con Fox News.

Más de 82.000 afganos fueron trasladados fuera del país en ese momento como parte de la operación de evacuación liderada por las fuerzas estadounidenses.

“Al menos 60 días antes del vencimiento de una designación de TPS, la secretaria tras consultar con las agencias gubernamentales correspondientes de EEUU, debe revisar las condiciones en el país designado para el TPS”, dijo Tricia McLaughlin, portavoz del DHS en diálogo con Fox News Digital.

La secretaria determinó que Afganistán “ya no cumple con los requisitos legales para su designación al TPS”, añadió McLaughlin.

Esta decisión, según la portavoz del DHS, estuvo basada en una revisión de las condiciones de Afganistán llevada a cabo por el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EEUU (USCIS), en el proceso, la agencia consultó con el Departamento de Estado (DOS).

Shawn VanDriver, veterano y presidente de la organización sin fines de lucro #AfghanEvac, encargada de ayudar a los afganos a asentarse en EEUU, explicó que las condiciones no han mejorado, por el contrario, han empeorado.

“A los afganos que fueron invitados, que construyeron sus vidas aquí, ahora se les dice que no importan. Es cruel, es caótico y socava todo lo que EEUU afirmó representar cuando prometimos no abandonar a nuestros aliados”, declaró VanDriver durante una entrevista con NPR.

Andrew Sullivan, director ejecutivo de la organización No One Left Behind, explicó durante una entrevista con NPR que muchos de los aliados “cumplieron con el sustancial y valioso servicio” que se requiere para la seguridad nacional en el país, sin embargo, están en proceso de obtener una SIV “debido a la pérdida de documentos y conexiones en el caos de la retirada estadounidense”.

Hace un mes, el DHS también trató de revocar el TPS a los ciudadanos venezolanos, no obstante, la medida fue impugnada y un juez federal la suspendió el 31 de marzo.

Edward Chen, juez federal de distrito en San Francisco, dijo que esta acción ocasionaría un daño irreparable a los beneficiarios del TPS, según declaraciones citadas por el medio.

Se Acabó la Guerra en Afganistán

Estados Unidos dio por finalizado el operativo un día antes y terminó de esta forma una guerra de 20 años en el país asiático, que ahora quedó en manos de los talibanes

El último soldado estadounidense ha salido de Afganistán, anunció el Pentágono el lunes, dejando el país en manos de los talibanes, sus enemigos de 20 años, al final de la guerra más larga en la historia de Estados Unidos.

“El último avión C-17 despegó del aeropuerto de Kabul el 30 de agosto” a las 19H29 GMT, declaró el general Kenneth McKenzie en una conferencia de prensa.

El comandante de las fuerzas militares estadounidenses en el terreno en Afganistán y el embajador de Washington fueron los últimos en abordar el vuelo de evacuación final, dijo el jefe del Comando Central de Estados Unidos.

“En el último avión que salió estaba el general Chris Donahue, el comandante de la 82 División Aerotransportada, y mi comandante de la fuerza terrestre allí”, dijo McKenzie a los periodistas en el Pentágono.

“Y lo acompañó el embajador Ross Wilson”, agregó. McKenzie dijo que fueron los últimos en tierra en el aeropuerto de Kabul.

El Pentágono admitió el lunes que no pudo evacuar a tantas personas de Afganistán como hubiera querido, antes de la salida de sus últimas tropas del aeropuerto de Kabul.

“No evacuamos a todos los que queríamos evacuar”, dijo el general Kenneth McKenzie, precisando que las evacuaciones se completaron “unas 12 horas” antes de la retirada final, pero que las fuerzas estadounidenses en el terreno estuvieron listas para sacar del país a cualquiera que pudiera haber llegado al aeropuerto “hasta el último minuto”.

Horas antes de la fecha límite fijada por el presidente Joe Biden para cerrar el último puente aéreo y poner así fin a la guerra de Estados Unidos, aviones de transporte de la Fuerza Aérea sacaron del aeropuerto de Kabul al contingente restante de tropas. Miles de soldados habían pasado dos semanas angustiosas protegiendo un apresurado y arriesgado puente aéreo para decenas de miles de afganos, estadounidenses y otras personas que intentaban escapar de un país gobernado de nuevo por los militantes talibanes.

Al anunciar la finalización de la evacuación y del esfuerzo bélico, el general Frank McKenzie, jefe del Comando Central de Estados Unidos, dijo que los últimos aviones despegaron del aeropuerto de Kabul a las 15:29, hora de Washington, un minuto antes de la medianoche en Kabul.

Luego de que despegara el último avión, el sonido de disparos se escucharon en Kabul la madrugada del martes. Los corresponsales de AFP en la ciudad escucharon disparos de celebración de varios puestos de control talibanes conocidos, así como los vítores de los combatientes que ocupaban los puestos de seguridad en la zona verde.

“Hemos hecho historia. Los veinte años de ocupación de Afganistán por Estados Unidos y la OTAN se acabaron esta noche”, declaró Anas Haqqani, responsable del movimiento islamista, en Twitter. “Estoy muy contento tras 20 años de yihad, sacrificios y dificultades, de tener la satisfacción de ver estos momentos históricos”, agregó.

El domingo, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, informó que unos 6,000 estadounidenses habían sido evacuados o abandonado Afganistán por sus medios desde el 14 de agosto, fecha del inicio de los vuelos desde Kabul para sacar a los extranjeros y afganos considerados “en riesgo” por la toma del poder por los talibanes.

En total, desde el comienzo del proceso, más de 100 mil personas fueron evacuadas de Afganistán por las fuerzas armadas de distintos países.

El aeropuerto se había convertido en una isla controlada por Estados Unidos, un último bastión en una guerra de 20 años que cobró la vida de más de 2,400 estadounidenses.

La retirada definitiva cumplió con la promesa de Biden de poner fin a una guerra que comenzó en respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001, en los que murieron casi 3,000 personas en Nueva York, Washington y la zona rural de Pensilvania. Su decisión, anunciada en abril, reflejaba el cansancio de la nación por el conflicto de Afganistán. Ahora se enfrenta a la condena en su país y en el extranjero, no tanto por poner fin a la guerra, sino por la gestión de una evacuación final que se desarrolló en el caos y suscitó dudas sobre la credibilidad de Estados Unidos.

El esfuerzo de guerra de Estados Unidos a veces parecía seguir adelante sin un final en mente, con pocas esperanzas de una victoria y un cuidado mínimo por parte del Congreso por la forma en que se gastaron decenas de miles de millones de dólares durante dos décadas. El costo humano se acumuló: decenas de miles de estadounidenses heridos además de los muertos, y un número incalculable de heridas psicológicas con las que viven o con las que aún no han reconocido que vivirán.

Más de 1,100 soldados de países de la coalición y más de 100,000 soldados y civiles afganos murieron, según la Universidad de Brown.

En opinión de Biden, la guerra podría haber terminado hace 10 años con el asesinato de Osama bin Laden por parte de Estados Unidos, cuya red extremista Al-Qaeda planeó y ejecutó el atentado del 11 de septiembre desde Afganistán. Al-Qaeda sido ha disminuido, lo que le ha impedido hasta ahora volver a atacar a los Estados Unidos.

Biden Honra a Militares Muertos en Afganistán

El presidente y la primera dama viajaron a Dover, Delaware, para reunirse con los familiares de las 13 víctimas del ataque terrorista en el aeropuerto de Kabul, que también dejó 160 afganos fallecidos. Ambos estuvieron presentes en la ceremonia de retorno de los cuerpos a tierra estadounidense este domingo.

El presidente, Joe Biden, y la primera dama, Jill Biden, asistieron a un evento de «traslado digno» este domingo para marcar el regreso a casa de los restos de los militares estadounidenses muertos la semana pasada en el ataque terrorista en las afueras del aeropuerto de Kabul.

Vestida de negro, la pareja presidencial llegó temprano el domingo a la Base de la Fuerza Aérea de Dover en Delaware, donde se reunieron con familiares de los miembros del servicio que murieron mientras custodiaban el aeropuerto de Kabul para evacuar a los refugiados estadounidenses y afganos de la capital de Afganistán, ahora en manos de los talibanes.

En el solemne evento alrededor del mediodía, el presidente y la primera dama, junto con oficiales militares de alto rango, observaron cómo se descargaron de un avión de transporte militar los ataúdes cubiertos con banderas.

Trece miembros del servicio estadounidense y al menos 95 afganos murieron en dos explosiones el jueves. El autoproclamado grupo terrorista Estado Islámico, que ha luchado con los talibanes, tomó responsabilidad del ataque suicida.

Al dirigirse a la nación anteriormente, Biden elogió a los estadounidenses asesinados como «la columna vertebral de Estados Unidos» y prometió vengarse de quienes perpetraron el ataque. «Los perseguiremos y los haremos pagar», dijo.

Estados Unidos lanzó un ataque de represalia el viernes, en el que mató a dos objetivos del Estado Islámico de «alto perfil» en un ataque con drones en Afganistán, según el Pentágono.

La base de Dover, en el estado natal de Biden, ha sido el principal punto de recepción de los cuerpos de los miembros del servicio muertos en las guerras de Irak y Afganistán.

También es la base donde el difunto hijo de Biden, Beau, fue desplegado de camino a Irak durante un período de servicio con la Guardia Nacional de Deleware. Más tarde murió de cáncer cerebral.

Crisis en Afganistán por Salida de Tropas Estadounidenses

La debacle de las instituciones tras el avance de los talibanes es un fracaso que perseguirá a Occidente

Las imágenes de cientos de personas invadiendo la pista del aeropuerto de Kabul mientras los aviones militares tratan de abrirse paso para salir del país perseguirán al Ejército de Estados Unidos mucho tiempo y marcarán en buena medida la presidencia de Joe Biden. Son escenas de desesperación, momentos que el mundo no olvidará. Las comparaciones con la huida de Saigón en 1975, tras el fracaso de Vietnam, han quedado obsoletas. La caótica huida de Kabul de estos días, tras la debacle de un Estado supuestamente construido durante dos décadas, tiene desde ahora su propio lugar en la historia de la humillación militar de Estados Unidos.

“Es muy improbable que los talibanes se hagan con todo el país y tomen el poder”, dijo Biden el 8 de julio. Aunque se intuye la necesidad de vender políticamente la retirada, sus palabras lo perseguirán para siempre. El domingo, tras solo un mes de ofensiva, los talibanes daban un discurso desde el despacho del fugado presidente Ashraf Ghani, después de tomar Kabul en cuestión de horas. Las instituciones de Afganistán eran un cascarón vacío. En un mensaje a la nación, Biden calificó las imágenes de “dolorosas” y “devastadoras”.

Resulta oportunista criticar en retrospectiva la retirada en sí. Si bien el sustrato de la decisión era la melancolía del esfuerzo inútil, Biden se echó a la espalda una responsabilidad que han eludido tres presidentes para asumir él una decisión que contaba con un amplio consenso desde hacía años. La cúpula militar le había propuesto mantener un pequeño retén en el país, pero Biden lo rechazó, quería que el final fuera definitivo. Lo que no está tan claro es que la Casa Blanca hubiera previsto el actual escenario de caos. De hecho, ha tenido que enviar nuevas tropas para proteger a las que se van. Es ahí donde se le debe exigir más claridad a Estados Unidos. Biden culpó veladamente a la promesa del Gobierno afgano de plantar cara a los talibanes. En el mejor de los casos, se trata de un error de cálculo incomprensible para un Ejército que lleva 20 años sobre el terreno. Algo no ha salido como estaba previsto y corresponde a EE UU explicar qué y por qué. El caos no ha puesto solo a sus soldados en peligro: España tiene que improvisar en horas una repatriación de medio millar de personas. El debate ya ha estallado en Washington. Los republicanos, tras un periodo de silencio distraído (el pacto de convivencia pacífica con los talibanes fue firmado por Trump en 2020 y vendido como la llave para la retirada) ya han comenzado a elevar acusaciones de incompetencia.

Pero cualquier análisis político palidece ante la situación que se abre para los afganos que no se suban en esos aviones, especialmente las mujeres. Lo urgente es articular el operativo y la logística para atender a cuantos padezcan la violencia si los talibanes dan por finalizado este periodo de gracia en el que su prioridad es, aparentemente, mantener el orden sin venganza. Hace al menos una semana que se hizo evidente la dirección en la que se movían los acontecimientos. Son urgentes compromisos concretos de ayuda por parte de la UE y EE UU.

La retirada completa de Afganistán siempre fue un gambito de alto riesgo en el que Estados Unidos se jugaba su prestigio internacional como socio militar. Los afganos se jugaban la vida. Ambas cosas se encuentran ahora a merced de la magnanimidad de una banda de fanáticos.

¿La Guerra con Afganistán no se Había Acabado?

A unas horas de que el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, haga un discurso a la nación, aclarando su estrategia sobre la guerra más larga que ha tenido este país, la de Afganistán. Según fuente en la Casa Blanca, el Presidente ya ha firmado el envío de más 4,000 soldados a Afganistán, convirtiéndose en el tercer comandante en jefe para intentar estabilizar el país devastado por la guerra y forjar una victoria en lo que ahora es la guerra más larga de Estados Unidos.
En este momento se calcula que actualmente hay 8,400 soldados estadounidenses en ese territorio, el discurso está programado para las 9 p.m. EDT de hoy. Una gran parte del discurso, incluirá «pedir a la región que haga más», específicamente a la India y Pakistán, para que hagan más en derrotar a los talibanes o sentarlos en la mesa de negociaciones, dijo un alto funcionario estadounidense.
El sábado pasado en una reunión en Camp David, donde supuestamente descansan los fines de semana los presidentes y que este no lo había hecho, se acordó la estrategia para el país.
El Presidente también podría tocar los planes que tiene sobre la frontera con México, ya que mañana visitará esta franja, para que supuestamente sea informado sobre los esfuerzos que la patrulla fronteriza está haciendo, por lo mismo puede haber un mensaje o aclaración de dichos trabajos.