Gran Mayoría de Deportados No ha Cometido Ningún Delito

Al menos 7 de cada 10 inmigrantes detenidos por Trump no ha cometido algún delito

Aunque ICE continúa arrestando a personas con antecedentes penales, el mayor aumento se ha dado entre aquellos sin cargos, según estudio

En lo que va del actual gobierno, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha detenido a más de 50,000 inmigrantes indocumentados en Estados Unidos. Desde el inicio del año, se ha registrado un aumento significativo en el número de detenciones, generando preocupación y debate en la sociedad.

Según datos oficiales, publicados por el diario The Guardian, hasta el pasado 15 de junio, el ICE suma 56,397 inmigrantes bajo custodia como parte de la campaña de deportaciones de la Administración del presidente Donald Trump, pero sólo 28.3% de ellos tenían antecedentes penales, incluyendo ahí delitos menores de tráfico.

La información contradice marcadamente las afirmaciones de Donald Trump de que las autoridades están buscando “criminales” para deportarlos como parte de su agresiva agenda antiinmigratoria.

De acuerdo a datos dados a conocer por la Transactional Records Access Clearinghouse (TRAC) de la Universidad de Syracuse en Nueva York, a medida que aumenta el ritmo de arrestos y detenidos del Departamento de Seguridad Nacional, se reduce la cifra de inmigrantes con historial criminal.

Lo anterior pese a que el Gobierno de Trump ha justificado su intensa campaña de expulsiones por tratarse supuestamente de personas con antecedentes penales.

Sin embargo, según TRAC, al 15 de junio, el 71.7 % de los detenidos no tenía antecedentes penales.

“Eso significa que sólo el 28.3 % había sido condenado por algún delito, incluidos muchos que solo habían sido condenados por infracciones de tráfico o delitos menores, o una infracción que resultó únicamente en una multa, como no llevar al perro con correa, pescar sin permiso o conducir un vehículo con una luz trasera apagada” indica el informe de TRAC.

Los programas de Alternativas a la Detención (ATD) de ICE mantienen bajo vigilancia a 183,756 familias e individuos solteros, según datos actualizados al 14 de junio.

TRAC Reports señaló que hizo un ajuste en su definición de antecedentes penales. Antes, cualquier persona registrada por ICE con “cargos penales pendientes” se identificaba como tal. A partir de esta actualización y en adelante, los detenidos con cargos pendientes no serán considerados como personas con antecedentes penales.

Costa Rica Acepta Recibir Deportados

Costa Rica acepta recibir y repatriar a 200 migrantes asiáticos deportados por EE.UU.

La Presidencia de Costa Rica anunció este lunes que acordó colaborar con el Gobierno de Estados Unidos para recibir a 200 migrantes de diversas nacionalidades deportados por EE.UU., para después enviarlos a sus lugares de origen (países del centro de Asia y de la India).

En un comunicado, el Gobierno costarricense anunció que este miércoles recibirá al grupo, y que el proceso es completamente financiado por Estados Unidos, bajo la supervisión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

“Costa Rica continuará siendo un referente mundial en temas humanitarios”, señaló.

Esta colaboración se da en el marco de la campaña del Gobierno del presidente Donald Trump contra la inmigración indocumentada, con redadas y deportaciones masivas. A inicios de mes, el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, firmó en El Salvador un acuerdo para admitir en el país y alojar en una megaprisión a criminales convictos en Estados Unidos, a cambio de una contraprestación, sin importar sus nacionalidades.

Deportados que regresan ilegalmente no pueden salir en libertad mientras revisan sus casos

En una decisión dividida (6-3), la Corte Suprema de Justicia falló este martes que los inmigrantes deportados que regresan indocumentados al país no podrán pedir una fianzay deben permanecer detenidos mientras se revisan sus casos, y podrán ser deportados de manera expedita.

El fallo le cierra la puerta a cientos, quizás miles de extranjeros cuyos casos de asilo fueron rechazados o desestimados, los peticionarios recibieron una orden de deportación y fueron expulsados del país y luego regresaron con la esperanza de reabrir sus expedientes.

“Las personas que hayan entrado ilegalmente a Estados Unidos después de haber sido deportados, no tienen derecho a una audiencia de fianza y podrán ser deportados rápidamente bajo la orden de deportación que ya se les había otorgado”, explicó José Guerrero, un abogado de inmigración que ejerce en Miami (Florida).
“Permanecerán detenidos y no tendrán derecho a una audiencia de fianza mientras se revisan sus casos en los tribunales de inmigración”, agregó.

“El fallo afecta a todas aquellas personas que fueron deportadas de manera expedita en la frontera durante el gobierno de Donald Trump. A muchos de ellos les violaron sus derechos y les cerraron las puertas”, dice Alex Gálvez, un abogado de inmigración que ejerce en Los Ángeles (California).

“Y también le cierra la puerta a inmigrantes que fueron deportados hace menos de 10 años y las razones por las cuales pidieron asilo y se los negaron, cambiaron y se volvieron más extremas. Ellos tampoco tendrán la oportunidad de pedir fianza y que detengan sus deportaciones para presentar nuevas evidencias”, indicó.
La Corte Suprema argumentó parte de la Sección 1231 de la INA indicando que “si el Fiscal General determina que un extranjero ha vuelto a entrar ilegalmente a Estados Unidos después de haber sido expulsado o de haber salido voluntariamente, en virtud de una orden de remoción, la orden de remoción anterior se restablece de su fecha original y no está sujeto a ser reabierto o revisado, el extranjero no es elegible y no puede solicitar cualquier reparación bajo este capítulo, y el extranjero será removido bajo la orden anterior en cualquier momento después del reingreso ilegal”.

Cabe destacar que en 1996 el Congreso aprobó la denominada Ley del Castigo que sanciona con tres años fuera del país a extranjeros que permanecen más de 180 días indocumentados en el país, y con 10 años si la presencia indocumentada supera los 365 días. Si el no ciudadano durante ese tiempo regresa ilegalmente, la falta se denomina re-entry y se considera una felonía o crimen agravado.

Fin de la disputa

Con esta decisión el máximo tribunal de justicia puso fin a la disputa jurídica en el caso de la inmigrante María Angélica Guzmán Chávez, quien perdió su caso de asilo, fue deportada, regresó al país y volvió a pedir asilo, pero fue detenida por las autoridades federales de inmigración bajo cargos de reingreso ilegal (re-entry), una falta grave que la convierte en inadmisible bajo la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA).

“La ley dice que los extranjeros que son deportados tras perder sus casos de asilo y vuelven sin autorización al país a solicitar nuevamente la protección del gobierno, son detenidos y enviados a un proceso acelerado de deportación conocido como ‘streamline’, “donde son procesados criminalmente”, señala Ezequiel Hernández, un abogado de inmigración que ejerce en Phoenix (Arizona).

Con esta decisión, la Corte Suprema “revoca un fallo emitido por la Corte de Apelaciones del 4º Circuito y deja claro que una orden final de deportación no se elimina ni queda pendiente cuando una persona aplica a un Withholding of Removal (retención de deportación) cuando pide asilo”, explicó Guerrero.

Opinión de la corte

En el dictamen, la Corte Suprema indicó que la INA “establece procedimientos para expulsar a los extranjeros que viven ilegalmente en los Estados Unidos, así como para determinar si
estas personas son detenidas durante los procedimientos de deportación”.

Agrega que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) “puede arrestar y detener a un extranjero “en espera de una decisión sobre si este debe ser deportado”, y que durante su arresto puede “solicitar la liberación bajo fianza o libertad condicional”.

Pero si se ordena la expulsión de un extranjero y la orden se vuelve «administrativamente definitiva», entonces “la detención se vuelve obligatoria”. Y si un extranjero deportado bajo este proceso vuelve a entrar al país sin autorización, “esa persona enfrenta la reinstalación de la anterior orden de remoción de su fecha original».

“Esa orden no es sujeto a ser reabierta o revisada y el extranjero será deportado bajo la orden anterior en cualquier momento después del reingreso indocumentado”, precisó.

Fuente: JORGE CANCINO

Padres Deportados Buscan Solución a la Unión Familiar

Los mexicanos que han sido deportados de Estados Unidos se enfrentan a problemas económicos, burocráticos, de estigma y discriminación, educativos, de readaptación cultural, reinserción laboral y separación familiar, ante las cada vez más precarias políticas gubernamentales en la materia en el país latinoamericano.

La mexicana Ana Laura López vivió indocumentada por más de 15 años en la ciudad de Chicago, donde tuvo dos hijos, Ángel y Danny, de 17 y 15 años respectivamente; pero en septiembre de 2016 fue obligada a separarse de ellos, al convertirse en una de las 2.8 millones de personas deportadas durante el gobierno del presidente Barack Obama.

López emigró sola a Estados Unidos por razones económicas y afirma que jamás se sintió discriminada o excluida. Allá conoció al papá de sus hijos, quien es ciudadano estadounidense. En un día normal, ella se levantaba temprano a preparar el desayuno de Ángel y Danny, llevarlos a la escuela, hacer ejercicio, ir a sus dos empleos –primero a una tienda y luego a una organización– hacer la comida y convivir con la familia por la noche.

Su ‘sueño americano’ no consistió en ser rica o tener ‘lujos’, sino en una ‘vida digna’ sin preocupaciones económicas o educativas para sus hijos. Además, tuvo “un empoderamiento personal” porque aprendió computación, así como a redactar y hablar en público en inglés, estudió la preparatoria y perteneció a una asociación sin fines de lucro dedicada a los derechos de los trabajadores, en la cual desarrolló habilidades de organización comunitaria.

En septiembre de 2016 todo cambió radicalmente para Ana Laura. Inició un proceso de contratación laboral y regularización de su situación migratoria, y para ello, debía hacer un viaje a México. Cuando llegó al Aeropuerto Internacional de Chicago, los agentes de inmigración ya la esperaban para repatriarla y además imponerle la penalidad de no volver a pisar suelo estadounidense por 20 años.

López quedó en shock y la dinámica familiar se modificó, pues ahora la comunicación se limita al WhatsApp y videollamadas. Hay días en que logra la estabilidad emocional y otros en los que se deprime, porque no puede estar en los cumpleaños, graduaciones o enfermedades de sus hijos. “Se convierte en un nuevo reto: ¿cómo ejercer en mi caso una maternidad a distancia? ¿Cómo tratar de mantener esos lazos con mis hijos?”

En México, tuvo que reiniciar su vida con choques y contrastes entre la forma de vivir en los dos países vecinos. Por ejemplo, en el aspecto laboral. Antes de su deportación, Ana Laura ganaba 21 dólares la hora y tras su regreso forzado, encontró empleos de unos 315 dólares mensuales. “Para mí ha sido muy frustrante regresar. Los salarios aquí son muy malos y no es fácil conseguir trabajo por la edad y las condiciones de inseguridad”.

Motivada por los contrastes y problemas que enfrentó a su regreso, Ana Laura fundó la organización comunitaria Deportados Unidos en la Lucha, una red de apoyo en la Ciudad de México, donde no sólo limitan su trabajo con repatriados, sino con estadounidenses que han tenido que cambiar de país de residencia por sus vínculos familiares o amorosos con mexicanos.

La vulnerabilidad al regreso

De acuerdo con el informe “ Políticas multinivel para el retorno y la (re)inserción de migrantes mexicanos y sus familias”, publicado por El Colegio de la Frontera Norte, uno de los problemas que enfrentan las personas deportadas al regresar a México está en los trámites burocráticos que dificultan la gestión de documentos de identidad oficiales, lo cual a su vez complica aspectos como la búsqueda de empleo, la apertura de una cuenta bancaria o el arrendamiento de una vivienda.

“Esto es preocupante ya que se trata de una etapa del retorno que se puede caracterizar como situación de emergencia”, advierte el estudio.

Según el documento, las personas deportadas también se encuentran en vulnerabilidad al enfrentar estigmas negativos, pues llegan a recibir calificativos como ‘delincuentes’, ‘fracasados’ o ‘engreídos’. Además, al dejar de aportar remesas, dejan de ser activos económicos para el país y “pareciera que las personas retornadas pierden su valor para las autoridades”.

Otro aspecto ‘preocupante’ que vulnera los derechos de las personas deportadas es el acoso y abuso policial, así como de autoridades aduanales y educativas. Estas acciones de corrupción, extorsión y exclusión social no han podido ser erradicadas pese a esfuerzos gubernamentales como el ‘Programa Paisano’.

En este sentido, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) reportó en agosto de 2018 que desde abril de 2017 había documentado 1,310 testimonios de mexicanos deportados que denunciaron al organismo haber sido víctimas “de malos tratos e insultos por autoridades mexicanas, se les proporcionan alimentos en mal estado, no reciben atención médica y carecen de documentos de identificación para efectuar trámites administrativos y legales”.

Contrastes binacionales y carencia de políticas
En México, tener más de 35 años de edad implica menos posibilidades para encontrar un trabajo formal, por lo cual, los deportados tienen que recurrir al autoempleo, como Gustavo Lavariega Díaz, de 44 años, quien con un estímulo económico de la Secretaría del Trabajo, se asoció con otros cuatro repatriados para poner el taller de serigrafía ‘Deportados Brand 100% Mexicano’, “un proyecto productivo que nació por la misma necesidad de readaptarnos, de reinsertarnos a la vida laboral”.

Gustavo vivió de 1999 a 2016 en el estado de Washington, donde dejó a dos hijas adolescentes, de 16 y 14 años. En su taller de serigrafía suele acordarse de su trayectoria como trabajador indocumentado en los cultivos de manzana, espárrago y uva, a lo cual no estaba acostumbrado por su origen citadino. Además, trabajó en restaurantes de comida mexicana, en donde hizo de todo: lavaplatos, cocinero y mesero, y en sus últimos años en Estados Unidos se desempeñó en el ramo de la construcción, con lo cual, podía mandar entre 150 y 200 dólares a México para apoyar a su madre.

Además del sueldo, Lavariega reconoce que un día en Estados Unidos es menos estresante que en Ciudad de México. Allá tenía tiempo de ir al gimnasio, llevar a sus hijas a la biblioteca, ir al cine e incluso el fin de semana era para más convivencia familiar; mientras que en el país que lo vio nacer, el trabajo no tiene fecha de término y a veces tiene que salir de casa todo en día para conseguir o tratar asuntos con los clientes.

Noé Felipe Rodríguez Murillo, deportado tras un proyecto de vida de 1989 a 2015 en Estados Unidos, prefirió emigrar a Yucatán (sureste de México), donde la dinámica dista del estrés urbano de ciudades como la capital, Guadalajara o Monterrey, pero además la Encuesta de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública de 2018 indica que sólo el 32.5% de la población de este estado percibe inseguridad pública en la entidad, en comparación con la cifra nacional, que es de más del doble: 79.4%.

En la actualidad, trabaja para una empresa de servicio al cliente y los sábados y domingos labora en Uber para “sacar el extra de la semana”. Con su experiencia como deportado, después de 26 años en territorio estadounidense, está formando un grupo en la ciudad de Mérida. Pero además, tiene la esperanza de que en 2021 salga Donald Trump de la Casa Blanca y las cosas mejoren para los deportados, sobre todo para él, ya que del ‘otro lado’ de la frontera entre México y Estados Unidos, están sus dos hijo y sus nietos extrañándolo.

“Trump no está respetando a nadie. Está cruzando la línea del humanismo. No respeta ni a los niños. Lo vemos en las imágenes y las fotografías de hijos separados de sus familias. Esto no se había escuchado esto en gobierno anteriores”, expresa.

Cuenta que su conocimiento del inglés le ha abierto camino en México, pero que un problema recurrente es encontrar connacionales “que ven mal que nos hayamos ido de México. Y nos dicen: ‘Ahora te tienes que acomodar a lo que es México’”.

En relación a las políticas de reinserción de la población deportada, la activista Ana Laura López señala que éstas han ido de menos a prácticamente nada. Los recortes presupuestales implementados en el nuevo gobierno, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador reflejan un “desinterés” por la situación.

“Si en la administración anterior teníamos un poco de ayuda, y era también muy difícil obtenerla, en esta administración no hay nada. No les interesa el tema de la separación familiar a causa de las deportaciones. No les interesa realmente crear un programa de reintegración. Yo sí estoy muy decepcionada del gobierno mexicano, del actual y el anterior. Ya no hay presupuesto para el Fondo de Apoyo al Migrante (FAM)”, advierte.

Las deportaciones que vivieron Ana, Gustavo y Felipe coinciden justo con el perfil que describe el documento “ Los retornados: ¿Cómo responder a la diversidad de migrantes mexicanos que regresan de Estados Unidos?” (2018), destacan que el regreso de Estados Unidos a México no es un fenómeno nuevo, pero hoy día se caracteriza por: “el carácter involuntario en el regreso de un importante número de mexicanos, la heterogeneidad de perfiles migratorios, y el énfasis antinmigrante de las acciones y el discurso público de las últimas administraciones estadounidenses, particularmente la de Donald Trump”.

Gobierno Negará Visas a Países que se Nieguen a Recibir Deportados

+ En caso de que la medida no rinda los frutos deseados y los países sigan demorando o rechazando a deportados, el gobierno de Estados Unidos advierte que las sanciones “escalarán”.

El gobierno de Donald Trump publicó este lunes en el registro federal (diario oficial estadounidense) la nueva regla final que permitirá a los consulados negar visas a países que retrasan o se niegan a recibir a inmigrantes deportados por Estados Unidos.

La nueva norma tiene en la mira a la totalidad de las visas de inmigrante y no inmigrante, entre ellas populares B1/B2 para viajes de turismo o negocios, que cada año registran más de 46 millones de admisiones.

Hasta ahora los funcionarios consulares tenían la discrecionalidad de aprobar o negar un visado de acuerdo con un reglamento estándar, pero ahora deberán “discontinuar la concesión de visas cuando un país ha sido sancionado por negarse o retrasar la aceptación de uno o más de sus nacionales sujeto a una orden final de deportación”, dice la nueva regla.

Los afectados

“No sabemos cuánta gente todos los días acude a un consulado para gestionar una visa, una reunificación familiar o un perdón. Y hasta ahora cada caso se trataba individualmente en base a los méritos del expediente”, señala Alex Gálvez, un abogado de inmigración que ejerce en Los Ángeles, California.

Gálvez dice además que hasta “los cónsules utilizaban su discreción para conceder o negar un beneficio. Pero el nuevo reglamento no toma en cuenta este privilegio del cónsul porque el gobierno está castigando al país completo que retrase o se niegue a recibir a uno o más deportados”.

La opción ahora para los oficiales consulares “es discontinuar la concesión de visas a individuos en países sancionados”, puntualiza la regla.

El Departamento de Estado (DOS) dijo que la norma se basa en la sección 243(g) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA) y se implementa “para detener el crecimiento de una población indocumentada” que el gobierno “está teniendo dificultades para eliminar debido a una falta de cooperación por parte del país” de aquellos qyue tienen órdenes de deportación.

Las justificaciones

Según el nuevo reglamento, negar la entrega de visas a países que retrasen o se nieguen a recibir deportados “es una alternativa aceptable” y que la decisión fue tomada por el secretario de Estado tomando en cuenta informes del secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), pasa sancionar de esta manera a países extranjeros que se “han negado o demorar injustificadamente la aceptación de un extranjero” deportado de Estados Unidos.

La medida, agrega la nueva norma, afecta a las visas “de no inmigrante y de inmigrante o ambas, a ciudadanos y/o residentes” de los países sancionados.

En caso de que la medida no rinda los frutos deseados y los países sigan demorando o rechazando a deportados, el gobierno de Trump advierte que las sanciones “escalarán”.

“Por ejemplo, el secretario de Estado podría ordenar a los funcionarios consulares discontinuar la concesión de visas B1/B2 para viajes personales de ministros de un gobierno extranjero con escala en Estados Unidos. También podría afectar a las visas de estudiante de categoría F.

Crecen los temores

Gálvez teme que la nueva regla “llegue a impactar a la totalidad de los procesos de solicitudes de visa de un país. Y también a los inmigrantes que viven en Estados Unidos y que durante el proceso de ajuste deban viajar a su país de origen para el trámite consular”.

“Lo contradictorio es que el presidente siempre ha dicho que los inmigrantes, si quieren venir, deben hacerlo de forma legal. Pero ahora está cortando esa vía y castigando a gente que lleva años esperando, haciendo la cola”, agregó.

Para José Guerrero, un abogado que ejerce en Miami, Florida, la nueva regla “es grave porque pone en riesgo a personas que no tienen nada que ver con el retorno o deportación de extranjeros de Estados Unidos. No me cabe la menor duda que será revisada a fondo y será demandada en cualquier momento”, indicó.

“Se trata de un tema grave”, dice Ezequiel Hernández, un abogado de inmigración que ejerce en Phoenix, Arizona. “El que más resultará afectado por este tipo de medida es el sector privado”, anticipó.

Hernández dijo además que “la nueva regla o deja en claro a quién le van a negar una visa, cómo po harán, serán los pobres o los ricos pos más afectados. Y cuando se den cuenta, verán que están dañando el avance económico de los países que serán sancionados. La medida apunta a las gentes que retienen la economía de esas naciones. Por eso es una medida grave”, señaló.

La norma se convierte en una nueva herramienta diplomática del gobierno de Trump para “presionar” a los gobiernos extranjeros para que reciban a los deportados y de esa manera no sean castigados con la discontinuidad de la entrega de visados.

Añade que los castigos serán puestos en vigor sólo después de la notificación por parte del Secretario de Estado y cuando el DHS haya agotado todo esfuerzo apropiados para el gobierno extranjero acepte a sus nacionales deportados.

La nueva polìtica se suma a una larga lista de políticas que el gobierno de Trump viene implementando desde que asumió la Casa Blanca el 20 de enero de 2017, bajo la estrategia de ‘tolerancia cero’.

La larga lista de medidas restrictivas adoptadas por Trump incluyen: separación forzada de familias en la frontera, trabas para la petición de asilo, regresar a México a solicitantes de asilo en Estados Unidos hasta que un juez mire el caso (que puede demorar años), prohibir a los jueces de inmigración cancelar administrativamente procesos de deportación que no constituyen una amenaza para la seguridad del país, acelerar las deportaciones y decretar que la estadía indocumentada constituye una amenaza a la seguridad pública y nacional de Estados Unidos.

“Como le dije, es muy probable que esta nueva política, como ha ocurrido con la mayoría de las otras, será demandada en los tribunales de justicia”, reiteró Guerrero.
Fuente: Jorge Cancino

Sin Lograr Brincar la Frontera Deportan a Miembros de la Caravana

Migrantes que entraron a la fuerza a EEUU ignoraron las advertencias de la policía mexicana: «Lo vas a perder todo».

Un total de 73 centroamericanos que este domingo intentaron ingresar ilegalmente a territorio estadounidense fueron detenidos, esposados y llevados en camionetas por elementos de la Patrulla Fronteriza. La policía de Tijuana, por su parte, anunció que fueron arrestados 39 integrantes de la caravana migrante quienes serían deportados automáticamente.

Algunos integrantes de un nutrido grupo de migrantes que intentaron forzar su entrada por la frontera de Estados Unidos desde México -lo que provocó el cierre de un importante cruce fronterizo en San Diego-, serán deportados a sus países de origen, dijeron autoridades mexicanas.

La desilusión y el temor hacia las autoridades estadounidenses cundían en la caravana de centroamericanos que está en la mexicana Tijuana, tras el fracaso el domingo del inesperado intento de unos 500 migrantes de cruzar la valla hacia Estados Unidos y ser repelidos con gases lacrimógenos.

La noticia corrió por el albergue, donde se encuentran unas 5,000 personas y hasta donde regresaron, asustados y con sus ropas sucias y rasgadas, aquellos que intentaron superar un oxidado muro de lámina y una segunda valla coronada por alambre de púas.

“Es con el corazón y la esperanza rotos que estamos. Nosotros nos ilusionamos de que ya habíamos logrado llegar a Estados Unidos, que nos darían asilo”, comenta a la AFP Andy Colón, hondureña de 20 años que viaja con su hermana y dos niños.

Sus pantalones rotos son prueba de su intento. “Ahora toca vivir con la decepción, pero gracias a Dios seguimos vivos. No tenemos otra opción que quedarnos en este albergue y buscar (en México) una vida, un trabajo, una casa”, dice.

¿Quienes son las personas que están haciendo el extenuante viaje en la caravana de migrantes? Nos pasamos 24 horas con una familia mientras caminaban a través de México para tener una mirada más cercana sobre lo que está en juego.

Tijuana, vecina de la estadounidense San Diego y que tiene ya más de una semana albergando a los centroamericanos, fue escenario el mediodía del domingo del momento más cruento que ha vivido esta caravana desde que el 13 de octubre salió de Honduras, recorriendo más de 4,000 km hasta el noroeste mexicano, para huir de la violencia y la pobreza.

Cuando unos 1,000 centroamericanos realizaban una manifestación hacia el puente fronterizo de El Chaparral para exigir a Estados Unidos que les permita pedir refugio, la mitad de la columna se separó y se lanzó hacia la frontera.

Hombres y mujeres, algunas con niños pequeños, se confundían entre empujones, gritos y chillidos mientras intentaban escalar o atravesar por boquetes la primera barrera.

Los sobrevuelos de helicópteros militares de Estados Unidos y los gases lacrimógenos lanzados desde el norte hicieron regresar a los migrantes. Como consecuencia, este punto de la frontera fue cerrado unas horas por autoridades estadounidenses.

El gobierno de Honduras condenó el uso de balas de goma contra los migrantes de la caravana que intentaron cruzar la frontera e instó “a que se respeten los derechos humanos”.

Un hondureño ciego del ojo izquierdo, que con el paso de las semanas se ha ganado cierto poder de convocatoria entre la caravana, regresó llorando al albergue tras fracasar. Dice que necesita salir urgentemente de México.

“Me dijeron que los de aquí (mexicanos civiles) ya me tienen identificado y están buscándome para matarme. Lo único que quiero ahora es regresarme como sea a Honduras”, dijo a la AFP bajo anonimato por razones de seguridad.

Dice que sólo se entregaría a las autoridades migratorias mexicanas si le garantizan su deportación inmediata.

El enojo de ciertos colectivos de Tijuana, como comerciantes y transportistas, se ha acentuado pues consideran que la caravana ha alterado la vida de esta ciudad, cuyos habitantes se desenvuelven a ambos lados de la frontera.

“Nos dieron en la madre (fastidiaron) el domingo a todos los que trabajamos decentemente aquí en la línea (frontera)”, dijo a la AFP Jesús Tirado, conductor de transporte.

La alcaldía ha criticado duramente a los migrantes y se advierte que la policía local podría realizar más detenciones tras capturar el domingo a 24 hondureños que intentaron cruzar.

“Vamos a aplicar la cero tolerancia porque la policía federal está rebasada”, dijo a la AFP bajo anonimato un mando de la policía local.

Se desconoce si los hondureños detenidos fueron entregados al ministerio de Interior, que amaga con deportar a quienes estuvieron involucrados en la refriega en la frontera.

Pero el gobierno federal no ha informado de capturas ni movilizaciones policiales, por lo que se anticipa que al próximo presidente, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, heredará este espinoso asunto una vez que asuma el próximo sábado.

López Obrador se reunió con sus principales colaboradores la noche del domingo tras conocerse el incidente en la frontera. Marcelo Ebrard, quien será su canciller, dijo a la prensa que el nuevo gobierno “cambiará la política migratoria mexicana, que es muy restrictiva” y buscará “detonar el desarrollo” de Centroamérica para evitar estas migraciones.

De su lado, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha advertido que quienes crucen ilegalmente no tendrán derecho a pedir refugio y ha amenazado con cerrar los más de 3,200 km de frontera con México.

También presiona para que México albergue a los migrantes mientras Estados Unidos responde a sus solicitudes de asilo.

El sábado, el diario The Washington Post publicó que Estados Unidos y el próximo gobierno mexicano se encaminan a un acuerdo sobre el espinoso tema de los migrantes, aunque el equipo de López Obrador subrayó que no han cerrado pacto alguno.