Le Fluyen Demandas a Rapero por Incidente en Astroworld

Varios asistentes pidieron al rapero que parara el concierto en el que murieron aplastadas ocho personas. El músico acumula más de una docena de demandas de las víctimas

A Travis Scott le gusta incitar el caos. Y a sus seguidores, los ragers ―algo así como los rabiadores―, les gusta que así sea. La energía desquiciada de los asistentes a sus conciertos es parte del sello del rapero de 30 años. Hasta ahora, ese desorden solo le había costado dos acusaciones por alentar tumultos en sus actuaciones, cargos de lo que se libró declarándose culpable y pagando sendas multas. Pero el pasado viernes, con Scott sobre el escenario del festival de música Astroworld, que él mismo fundó en su natal Houston, el desgobierno superó todos los límites: la noche acabó con ocho muertos, de entre 14 y 27 años, y decenas de heridos. La investigación criminal sobre cómo sucedió la tragedia apunta a la superestrella, que ya enfrenta más de una docena de demandas, según los medios locales.

Antes de que arrancara el concierto, el jefe de policía de Houston, Troy Finner, visitó a Scott en su tráiler para expresarle sus “preocupaciones con respecto a la seguridad pública” de esa noche, según reveló Finner este lunes en un tuit. Los conciertos del rapero suelen ser un desafío para las fuerzas de seguridad de Houston, por lo que se preparó un plan de 56 páginas. Estaba “basado en el diseño del sitio” y tenía en cuenta “numerosas experiencias pasadas [de problemas del rapero]”, según el escrito, al que tuvo acceso The New York Times. “El potencial de múltiples incidentes relacionados con el alcohol / drogas, las posibles necesidades de evacuación y la amenaza constante de una situación de que deje un alto número de víctimas se identifican como preocupaciones claves”.

A ese caldo de cultivo se añadía que para muchos de los asistentes era el primer concierto multitudinario después de 18 meses de pandemia, en los que la actividad de la música en directo se paró en seco en Estados Unidos.

Fuera del recinto, el Departamento de Bomberos de Houston se había apostado con cerca de 20 ambulancias. Una de ellas se abrió paso entre el público cerca de las 21.30, casi media hora después de que Scott se subiera al escenario. La música se detuvo. En un vídeo compartido en las redes sociales, se ve al artista dándose la vuelta hacia su equipo y preguntando qué ocurría. “¡Todos saben lo que vinieron a hacer!”, dijo enseguida a los 50.000 asistentes, antes de que la música volviera a sonar. A continuación les pidió que hicieran “temblar el suelo”. Las palabras sirvieron de gasolina para una masa enfervorecida de pasión. Entre empujones y gritos, algunos asistentes le pidieron al rapero que detuviera el espectáculo, pero este no se enteró. Al final de la noche hicieron falta 62 ambulancias.

El recital terminó media hora antes de lo programado, pero casi 40 minutos después de que las fuerzas de seguridad lo declararan un “incidente con capacidad de causar un alto número de víctimas”. Finner ha defendido la decisión de haber continuado, argumentando que una interrupción abrupta podría haber causado un disturbio.

El jefe de bomberos, Samuel Peña, dijo el domingo que Scott y los organizadores podrían haber intervenido y detenido el espectáculo. “La única persona que realmente puede pedir y obtener una pausa táctica cuando algo sale mal es el artista. Tienen un amplio dispositivo de seguridad privada y tienen una responsabilidad”, afirmó en una entrevista a un medio local.

Kylie Jenner, su pareja, que está esperando su segundo hijo juntos, escribió el domingo en Instagram a su 280 millones de seguidores: “Quiero dejar claro que no estábamos al tanto de ninguna muerte hasta que salió la noticia después del espectáculo. De haberlo sabido, no habría continuado el show y yo no habría seguido grabándolo”. Aquella noche, la menor de las Kardashian estaba en Houston, registrando con su móvil el festival desde una tribuna segura.

El rapero se ha comprometido a reembolsar el dinero de las entradas a todos los asistentes y se asociará con el portal BetterHelp para brindar ayuda gratuita de salud mental a todos los afectados por la tragedia.

Las causas de muerte de las ocho víctimas, entre ellas dos adolescentes, aún están a la espera de informes forenses, proceso que puede tardar varias semanas. Entre tanto, Travis Scott cubrirá los costes de los funerales, según informó este lunes a través de un comunicado un representante del artista. La segunda noche del evento fue cancelada por la multinacional de la música en directo Live Nation, propietaria de la marca. Scott ya anunció que no participará este fin de semana próximo en el Day N Vegas Festival como estaba previsto.

El documental de Netflix sobre Scott Look Mom I Can Fly (2019) es una suerte de prólogo de la tragedia del pasado viernes. El filme muestra la enajenación del público del artista y cómo este los incita al descontrol. En un concierto en el Walmart Arkansas Music Pavilion en 2017, un fan sale caminando apoyado en muletas mientras da gritos de alegría: “¡Sobreviví, sobreviví! ¡Está todo bien!”.

Ese mismo año, un hombre llamado Kyle Green demandó a Scott después de asistir a uno de sus conciertos en Nueva York donde, afirmó, lo empujaron desde un balcón de un piso superior. Green quedó parapléjico por el incidente. Antes de eso, otro seguidor del artista se lanzó desde el mismo sitio después de que el rapero lo alentara a hacerlo. “Te van a coger. No tengas miedo. ¡No tengas miedo!”.

Scott y los organizadores de Astroworld ya enfrentan a más de una docena de demandas por lo ocurrido el viernes. “Estamos asqueados por la devastadora tragedia. Travis Scott tiene un historial de incitar a la violencia y crear condiciones peligrosas para los asistentes al concierto”, dijeron los abogados de Manuel Souza, quien “sufrió graves lesiones cuando la multitud descontrolada lo tiró al suelo y lo pisoteó”, según la demanda.

Estados Unidos Superó las 600,000 Muertes por COVID

Estados Unidos superó las 600.000 muertes desde que comenzó la pandemia de coronavirus, según datos compilados por la Universidad Johns Hopkins.

Ha habido al menos 600.012 muertes en total y 33.477.016 casos totales de covid-19 en el país, según muestran los datos de JHU.

Con más de 600.000 muertes por covid-19, eso significa que aproximadamente 1 de cada 550 personas en EE.UU. ha muerto a causa del virus.

La Universidad Johns Hopkins registró la primera muerte de covid-19 en EE.UU. el 29 de febrero de 2020 en el estado de Washington. Más tarde en la primavera, se confirmó póstumamente que dos muertes anteriores en California eran de covid-19.

EE.UU. reportó 1.000 muertes en total el 24 de marzo de 2020
84 días después de la primera muerte, EE.UU. superó las 100.000 muertes el 23 de mayo de 2020
120 días después, EE.UU. superó las 200.000 muertes el 20 de septiembre de 2020
82 días después, EE.UU. superó las 300.000 muertes el 11 de diciembre de 2020
35 días después, EE.UU. superó las 400.000 muertes el 16 de enero de 2021
37 días después, EE.UU. superó las 500.000 muertes el 22 de febrero de 2021
113 días después, EE.UU. superó las 600.000 muertes el 15 de junio de 2021

Se Incrementa el Número de Muertes Diaro en India

India registró 4.529 muertes relacionadas con el covid-19 el miércoles por la mañana, la cifra más alta de muertes en un solo día que ha visto el país desde el inicio de la pandemia.

El número total de muertes en la India debido al virus asciende a 283.248.

El número de muertes reportadas cada día en el país ha estado constantemente por encima de 3.000 desde el 28 de abril.

India registró 267.334 nuevos casos de covid-19 el miércoles, lo que eleva el número total de casos del país a 25,4 millones de casos. Por tercer día consecutivo desde el comienzo de la segunda ola, la India ha registrado menos de 300.000 casos.

El recuento del miércoles eleva el número total de casos confirmados de coronavirus del país a 25.496.330, según cifras publicadas por el Ministerio de Salud de la India.

El 22 de abril, la India registró el mayor aumento diario de casos de coronavirus en el mundo desde el inicio de la pandemia, con 314.835 nuevos contagios. Desde entonces, el país ha agregado más de 300.000 casos cada día, rompiendo su propio récord, incluidos 414.188 nuevos contagios solo el 7 de mayo.

Hasta la fecha, se han administrado 185,7 millones de vacunas en India, con 1.279.896 dosis registradas el martes, según el Ministerio de Salud.

Aumentan de Nuevo Contagio y Muerte por Coronavirus en Texas

Más de 1,000 contagios por encima del promedio de los últimos siete días se reportó este martes.

El más reciente reporte de las autoridades de salud de Texas denotan un leve aumento en el número de casos de contagio y muertes a causa del COVID-19.

El Departamento de Servicios de Salud del Estado de Texas informó 4,375 nuevos casos y 59 nuevas muertes, por encima de los promedios de siete días calculados por investigadores de la Universidad Johns Hopkins.

En ese lapso se habían presentado en promedio 3,400 nuevos casos y 55 muertes por día.

Según los cálculos de la Universidad Johns Hopkins, el total de casos de contagio del virus en Texas es de un poco más de 3 millones y el número de muertos en el estado es de 49,623.

Según las cifras más recientes, al menos una dosis de la vacuna contra COVID-19 se ha administrado al 35% de la población del estado.

En cuanto al número de personas que han sido completamente vacunadas, la cifra cae al 23%, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Estados Unidos se Acerca al Medio Millón de Fallecimientos por COVID

El país lidera la cifra de muertos y fallecidos en todo el mundo, con más de 28 millones, en medio de una crisis económica y la fractura social que dejó el mandato de la Administración Trump.

Estados Unidos ha superado este fin de semana los 500,000 muertos por COVID-19 casi un año después desde la primera muerte por en el país por una infección de coronavirus, según datos de NBC News, cadena hermana de Telemundo. Es el país que más muertes y contagios ha registrado durante la pandemia con más de 28 millones, casi triplicando a la India y Brasil.

Mientras tanto la nación se desangra en medio de un galopante crisis económica y en la poderosa resaca que ha dejado el expresidente Trump en forma de polarización, enfrentamientos y crispación social.

Para poner en contexto la cifra de muertes: equivale a la población de Atlanta o Sacramento y es mayor que la de los estadounidenses que perecieron en la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam juntas, con excepción de la Guerra Civil o de Secesión, que se libró entre 1861 y 1865 y dejó 620,000 soldados muertos. En el mundo ya se han infectado más 97 millones de personas y más de dos millones han fallecido por la enfermedad.

El escandoloso registro llega, al menos, en un momento esperanzador: el número nuevas infecciones cayó por debajo de 100,000 el 12 de febrero por primera vez en el mes, las muertes están bajando y las vacunas se administran a un ritmo constante.

La gestión de Trump de la crisis sanitaria ha estado en el centro de la discusión pública.

En febrero y marzo del año pasado, cuando la pandemia comenzaba a ganar impulso, quien fuera entonces presidente insistió en minimizar la crisis y asegurar que el virus estaba bajo control. Poco después promovió el uso de terapias no avaladas por los expertos en salud como la ingesta de hidroxicloroquina, un medicamento para combatir la malaria. Trump también sugirió que los pacientes con COVID-19 deberían ingerir cloro o lejía para combatir el coronavirus, lo que en realidad puede provocar la muerte.

Las consecuencias económicas de la epidemia también han sido devastadoras y sus efectos más duraderos de lo que se esperaba en un principio. Más de 10 millones de personas en el país han perdido su empleo y el aumento en las cifras más recientes de solicitudes de beneficio por desempleo, más de 860,000, indican que la crisis no está próxima a terminar.

Pese a todo, expertos en salud pública y altos funcionarios del Gobierno han advertido que deben mantenerse las precauciones para frenar la propagación del virus, es decir: uso de mascarillas, distanciamiento social y evitar aglomeraciones y desplazamientos innecesarios.

Aunque las muertes diarias están descendiendo, cada día se reportan alrededor de 1,900 muertes diarias en el país.

«Todavía estamos en alrededor de 100,000 casos diarios y de 1,500 a 3,500 muertes por día. Los casos son más de dos veces y medio de lo que sufrimos durante el verano», explicó la doctora Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) en una entrevista con NBC News este domingo.

«Es alentador ver que estas tendencias bajan, pero vienen de un lugar extraordinariamente alto», agregó Walensky.

También existe una preocupación creciente por las variantes emergentes del virus y los sanitarios advierten que todavía pueden pasar meses antes de que se contenga la pandemia.

El coronavirus se ha cebado especialmente con los estadounidenses de 65 años o más: representan alrededor del 81% de las muertes por COVID-19 en el país.

Las residencias de ancianos también han sufrido el azote del virus: representan más de 163,000 muertes, aproximadamente un tercio del total en el país. En el estado de New Hampshire, el 73% de las muertes por COVID-19 estuvieron vinculadas a hogares de ancianos hasta la semana pasada. En Minnesota, un 62%, según The New York Times.

En la ciudad de Nueva York, más de 28,000 personas han muerto a causa del virus: es decir, una de cada 295 personas. Tan solo en el condado de Los Ángeles, California, (el estado más golpeado con más de 49,000 decesos) han muerto 20,000 personas por COVID-19, aproximadamente una de cada 500. En el condado de Lamb, Texas, donde viven 13,000 personas esparcidas en una extensión de 1,000 millas cuadradas (1,609 kilómetros), una de cada 163 personas ha fallecido por la pandemia.

El 21 de enero de 2020 Estados Unidos confirmó el primer caso del nuevo coronavirus, que había aparecido a finales de 2019 en Wuhan, China. Más de un mes después, el 29 de febrero, las autoridades reportaban la primera muerte por la pandemia en el país: un hombre de 50 años residente en Washington. Para el 27 de mayo habían muerto más 100,000 personas.

“Este será un día triste en nuestra historia”, afirmó el doctor Ali Mokdad, epidemiólogo de la Universidad de Washington, a The New York Times. “Nuestros nietos y las generaciones futuras nos mirarán y nos culparán por el gran fracaso al enfrentar una pandemia en el país más rico del mundo. Permitimos que la gente muriera, que no protegimos a nuestras poblaciones vulnerables: nativos americanos, hispanos y afroamericanos. Que no protegemos a nuestros trabajadores esenciales», lamentó.

Estados Unidos aprobó primera la vacuna de los laboratorios de Pfizer-BioNTech el 12 de diciembre. Siete días después dio luz verde a la de la biotecnológica Moderna con el objetivo de inmunizar a los 329 millones de ciudadanos que residen en el país.

Hasta este domingo, más de 43.6 millones de personas han recibido al menos la primera dosis de una vacuna contra el COVID-19 y más de 18.8 millones han recibido las dos dosis, es decir, aproximadamente el 5.7% de la población del país, según datos de los CDC.

Fauci estima que el país necesita que entre el 70% y el 85% de la población sea inmune para controlar la pandemia. El Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés) reveló que no espera que el país alcance la inmunidad colectiva antes del próximo invierno.

Para el 1 de junio Estados Unidos podría superar las 614,000 muertes, según una proyección del Institute for Health Metrics and Evaluation, un centro de investigación de salud global independiente de la Universidad de Washington. Biden, quien asumió el poder el pasado 20 de enero, ha pronosticado que en total morirán más de 600,000 personas.

El acierto en la predicción dependerá de la disciplina ciudadana para usar mascarillas, del distanciamiento social y la velocidad de la campaña de vacunación.

Mascarillas «posiblemente» hasta 2022

El principal epidemiólogo de EE.UU., Anthony Fauci, consideró «posible» que los estadounidenses deban usar mascarillas en 2022, aunque estimó que puede haber «un grado de normalidad» hacia finales de este año.

«A medida que nos adentremos en el otoño y el invierno, para finales de año, estoy completamente de acuerdo con el presidente (estadounidense, Joe Biden) en que nos acercaremos a un grado de normalidad», afirmó el epidemiólogo, quien vaticinó que para julio próximo Estados Unidos tendrá suficientes vacunas para administrar «a prácticamente todo el mundo».

«Si miras ahora lo que ha pasado, y todavía no estamos fuera de eso, medio millón de muertes. Es terrible. Es histórico. No hemos visto nada ni siquiera parecido a esto durante más de 100 años desde la pandemia de influenza de 1918”, declaró el experto al programa a la cadena NBC News.

«La gente dentro de décadas hablará de esto como un hito terriblemente histórico en el país», comentó Fauci, en otra entrevista con el espacio «State of the Union», de la cadena CNN.

La llamada gripe española de 1918 mató a unos 675,000 estadounidenses, según los CDC, cuando la población del país era un tercio de la actual, aunque sucedió en un momento donde la ciencia aún no había desarrollado las vacunas contra la influenza, los antibióticos o la ventilación mecánica.

Estados Unidos Superó las 100,000 Muertes, 13,000 son Latinos

La cifra representa un incremento significativo en comparación con los 691 de la víspera. La cantidad de casos positivos ya se acerca a los 1.7 millones

En el día en que Estados Unidos se convirtió en el primer país en registrar más de 100,000 muertes por Covid-19, la cantidad diaria de decesos volvió a repuntar de manera significativa en el país. En concreto, se registaron 1,521 nuevos fallecimientos, más del doble de los 691 de la víspera. El total asciende a 100,396, de acuerdo con el último conteo de la universidad Johns Hopkins.

La cifra es, con creces, la mayor a nivel global. Casi triplica los más de 37,500 reportados por el Reino Unido, segundo en la lúgubre lista.

La cantidad de contagios, en tanto, se acerca a los 1.7 millones. También es la más alta del mundo y más que cuadruplica los casi 400,000 reportados por Brasil, nuevo epicentro de la pandemia. La pandemia más letal en la historia del país fue la gripe de 1918, en la que aproximadamente 675,000 estadounidenses perdieron la vida.

La primer muerte reconocida por el gobierno federal tuvo lugar el 26 de febrero (meses después, autoridades sanitarias de California confirmaron una el 6 de ese mes). Durante dos meses la curva vio un crecimiento exponencial: el 26 de marzo, la cifra ascendía a 1,195, y un mes después a 54,856.

Desde entonces, y con la imposición de medidas de aislamiento y distanciamiento social en la mayoría de los estados -que, no obstante, variaron en cuanto a lo estricto de sus órdenes- la cantidad de decesos entró en una meseta: durante la mayor parte de mayo la cifra osciló entre 1,000 y 2,000. Y pese a que en los últimos días había entrado en una claro descenso, ilustrado por el hecho que desde el sábado se registran menos de 1,000 muertes, la cifra del miércoles pone en duda la tendencia.

Durante los últimos tres días Estados Unidos había dejado de registrar la mayor cantidad diaria de muertes. El lugar había sido ocupado por Brasil, cuya curva continúa en ascenso. No obstante, el país norteamericano volvió al tope de la lista este miércoles, considerando que la cifra en Brasil fue de 1,086.

Desde hace días que los 50 estados han tomado pasos para reabrir sus economías y reanudar ciertas actividades. Nueva York, el territorio más golpeado por la pandemia -registra casi 375,000 casos y más de 29,500 muertes- registra las cifras más bajas desde marzo. También se han reportado tendencias decrecientes en otros estados del noreste.

No obstante, las cifras de ciudades como Chicago y Los Ángeles se han mantenido en niveles altos. Y están subiendo en estados como Arkansas, Carolina del Norte y Wisconsin. Especialistas han atribuído esto al hecho que personas no respeten la distancia social recomendada en el marco de las reaperturas.

Un hecho ilustrativo tuvo lugar el sábado, cuando cientos de personas se juntaron a beber cócteles bajo el sol en una picina de Misuri. La escena ocurrió el sábado en un bar restaurante a orillas del lago de los Ozarks, en los montes homónimos, en el centro del país. Es la misma zona donde transcurre una de las series más vistas de Netflix, cuya tercera temporada fue estrenada durante la pandemia. El video ha sido visto más de 16 millones de veces.

La fiesta generó furibundas críticas del cercano condado de St. Louis, desde donde mucha gente se trasladó al lago debido al feriado del Memorial Day, pese a la preocupación por la pandemia de coronavirus.

Las autoridades dijeron que cualquiera que ignorara las medidas para evitar la expansión de la covid-19 debía someterse a una cuarentena de 14 días o hasta que un test de diagnóstico arrojara resultado negativo.

La dolorosa cifra ha sido ilustrada de distintas maneras en el país. Una de las que suscitó mayor atención fue la portada del pasado domingo de The New York Times, la que cubrió de nombres de 1,000 personas que habían perdido la vida a causa de la enfermedad junto a una breve descripción de sus vidas.

El balance alcanzó las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que había proyectado entre 100,000 y 240,000 muertes; pero ha superado ya con creces los cálculos más optimistas que hizo a posteriori el presidente Donald Trump de entre 50,000 y 60,000 fallecidos.

En tanto, una estimación del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Washington, cuyos modelos son usados como referencia por la Casa Blanca, indicó en su última proyección que la cantidad de muertes en Estados Unidos a causa del coronavirus llegará a 147,000 para el 4 de agosto.

Hubo Muertes por el COVID Antes de que el Gobierno Reportara Primera Muerte

El deceso de las víctimas se produjo dos semanas antes del anuncio, confirmaron unas muestras enviadas a los CDC

Dos personas enfermas de coronavirus murieron en California semanas antes la primera muerte por el coronavirus que se había reportado en Estados Unidos, según dijeron el martes las autoridades sanitarias.

Las dos personas murieron en casa el 6 y el 17 de febrero, según autoridades del condado de Santa Clara. La primera muerte documentada por el virus en Estados Unidos era del 29 de febrero en Kirkland, Washington.

El forense recibió confirmación el martes de que las muestras de tejido enviadas a los Centros estadounidenses de Control y Prevención de Enfermedades habían dado positivo en el virus, señalaron las autoridades.

El anuncio llegó después de que el gobernador de California, Gavin Newsom, prometiera una «profunda» sesión informativa el miércoles sobre la capacidad del estado de hacer pruebas e identificar y aislar a personas infectadas. Ese, señaló, es uno de los seis indicadores que describió como claves para levantar una orden de confinamiento que ha frenado la expansión de la enfermedad y obligado a millones de personas a solicitar prestaciones por desempleo.

«Obviamente esto llegará a las preguntas y cuestiones obvias que todos nos hacemos: ¿Cuándo? (…) ¿Cuándo verán algo de alivio para que podamos dejar salir un poco de esta presión?», dijo Newsom el martes.

Más de 15 Muertes en Marcha de Madres en Nicaragua

El presidente Daniel Ortega mostró su rostro más brutal la tarde del miércoles en Nicaragua, tras ordenar el ataque a una gigantesca manifestación encabezada por las madres de las víctimas de la represión de abril en este país. Numerosos testigos informaron que seguidores del Frente Sandinista, grupos parapoliciales y oficiales antidisturbios dispararon contra los manifestantes, que marchaban desarmados por la céntrica Carretera a Masaya de Managua. También se produjeron hechos de violencia en otras ciudades. En total, la represión dejó 15 muertos en el país, entre ellos un adolescente de 15 años, y 79 heridos, según el recuento del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH).
La Conferencia Episcopal de Nicaragua condenó lo que llamó “hechos violentos perpetrados por grupos armados a fines al Gobierno” y aseguró que no se puede reanudar el Diálogo Nacional –del que la Iglesia es mediadora– “mientras al pueblo se le siga negando el derecho a manifestarse libremente y continúe siendo reprimido y asesinado”. Ortega pretendía que el diálogo, en el que se pretende hallar una salida a la crisis, se reanudara la próxima semana, después de un impasse tras la intransigencia del Gobierno de no querer discutir temas relacionados a reformas que garanticen la democratización del país, que pasan por un adelanto de elecciones. Ortega pretende otorgar algunas concesiones mientras se le permita mantenerse en el poder hasta 2021. La matanza del miércoles complica cada vez más los planes del mandatario.

Escenas de pánico se vivieron a partir de las 17.00, hora local, cuando los manifestantes caminaban hacia la Universidad Centroamericana (UCA), donde la manifestación terminaría con un evento cultural. A esa hora comenzaron a estallar disparos desde el Estado Nacional localizado a unos metros de distancia. Los testigos informaron que varias personas comenzaron a caer heridas sobre el pavimento. Grupos de paramédicos y ambulancias se movilizaron hacia la zona, aunque algunos heridos tuvieron que ser trasladados en motocicletas a varios hospitales de la capital. Las autoridades de la UCA abrieron el campus para que la gente pudiera refugiarse en su interior. También hubo ataques al canal 100% Noticias, que en abril fue censurado por Ortega, y a la Radio Ya, afín al Gobierno.

La violencia se desató minutos después de que el presidente, Daniel Ortega, diera un discurso en una marcha que había sido convocada por el Gobierno en otro punto de la ciudad, con la que el mandatario pretendía demostrar la estabilidad del Ejecutivo. Ortega reaccionó a las críticas hechas por la cúpula empresarial, que exigió la noche del martes un cambio de Gobierno y el cese de la represión. “Nicaragua no es propiedad privada de nadie”, dijo Ortega. “Nicaragua nos pertenece a todos y aquí nos quedamos todos”, afirmó el mandatario, en clara referencia a la exigencia de que deje el poder. De esta manera, Ortega –asediado desde hace 43 días por una insurrección popular que exige el fin del régimen– se enrosca en la violencia para mantenerse en la Presidencia.

La manifestación de las madres había comenzado a las 14.00 (hora local) en la céntrica rotonda Jean Paul Genie de la capital. Allí se vivía un ambiente de fiesta, a pesar del dolor. El cantautor Carlos Mejía Godoy inauguró el evento con su célebre “Ay, Nicaragua, Nicaragüita”, que la gente coreó como si se tratara del himno de este país. Las madres de las víctimas de la represión portaban las imágenes de sus hijos asesinados en los días más cruentos de la violencia, en abril, cuando comenzaron las manifestaciones contra una reforma a la Seguridad Social impuesta por Ortega.

Portando además cruces, listones negros y ramos de flores, estas mujeres comenzaron a marchar exigiendo justicia para sus hijos y la salida de Ortega. “Nos duele estar aquí, con todas estas madres compartiendo este dolor. No es justo lo que hizo Ortega a estos muchachos, principalmente a mi hijo”, dijo a EL PAÍS Jessica Rivas, madre de uno de los jóvenes asesinados, Jesner, de apenas 16 años. “Después de todo esto que hizo exigimos que se vaya de Nicaragua, que aquí no lo queremos. Si aquí hubiera pena de muerte eso pidiéramos para él. Lo que queremos ahora es ayuda internacional para encontrar justicia, porque aquí en Nicaragua no se respetan las leyes”, dijo Rivas.

La manifestación ocupó 3,9 kilómetros de la céntrica Carretera a Masaya, punto neurálgico de la economía de la capital. Centenares de miles marcharon de forma pacífica, decían consignas contra el Gobierno y en apoyo a los estudiantes, que son los principales protagonistas de esta rebelión ciudadana, que acumula ya más de 80 muertos. Entre ellos estaba el escritor y exvicepresidente Sergio Ramírez, para quien la manifestación era “una demostración de fe en el futuro”. Ramírez afirmó a este diario que “en Nicaragua, a pesar de la tragedia que hemos vivido y los crímenes masivos que se han cometido, el pueblo tiene fe en que la paz vendrá y la única manera de que venga la paz es la democracia”.

Una hora después, sin embargo, la manifestación era reventada con violencia. Ya lo había advertido el escritor mientras marchaba: “Ortega tiene que convencerse de que cualquiera que sean los mecanismo que se acuerden, esta solución (su salida) tiene que darse a corto plazo, si no el conflicto va a seguir, el riesgo de enfrentamientos, de más muertes. Hay que hacer un llamado a su propia conciencia de que tiene que apartarse él y su esposa para que el país pueda encontrar un cauce democrático”. El mandatario, sin embargo, se aferra a la violencia. Al atacar una manifestación que lloraba a decenas de muertos, que son vistos ya como héroes en Nicaragua, Ortega mostró el miércoles su rostro más brutal.

María Mato a 4,600 Personas en Puerto Rico

El informe, publicado en la revista científica ‘New England Journal of Medicine’, cree que la cifra oficial de fallecidos es una infravaloración de la verdadera mortalidad
El número de muertes relacionado con los caóticos efectos del paso del huracán María por Puerto Rico en septiembre es de más de 4,600, 70 veces más que los 64 reconocidos oficialmente, según un estudio de la escuela de Salud Pública de Harvard y las universidades puertorriqueñas Carlos Albizu y Ponce. «Nuestros resultados indican que la cifra oficial es una sustancial infravaloración de la verdadera mortalidad tras el huracán María», indica la investigación publicada este martes en la revista científica New England Journal of Medicine. El 1 de junio comienza la nueva temporada de huracanes en el océano Atlántico y la isla, afectada todavía por graves problemas en los servicios de agua corriente y electricidad, sobre todo en amplias zonas rurales del país, sigue tratando de rehacerse de María y recibiendo informes demoledores sobre los tremendos daños que dejó.
El estudio de Harvard indica un aumento de 62% en la tasa de mortalidad en 2017 entre el 20 de septiembre –día del impacto de María– y el 31 de diciembre, en comparación con el mismo periodo en 2016, lo que se traduce en los cálculos de la investigación en 4.645 muertes más con un índice disparado de 14.3 muertes por cada 100,000 habitantes. Los investigadores no han podido comparar sus estimaciones con el balance más reciente del Gobierno puertorriqueño porque según afirman no se les dio acceso a la información. El Ejecutivo encabezado por gobernador Ricardo Roselló dejó de publicar sus datos sobre las muertes causadas por María en diciembre de 2017. Para el estudio se visitaron entre enero y febrero de 2018 3,299 viviendas en Puerto Rico. «En promedio, los hogares permanecieron 84 días sin electricidad, 64 días sin agua y 41 días sin cobertura para celulares», se detalla. Los investigadores señalan que la cifra proporcionada por su estudio es incluso «conservadora».
«Estos datos confirman lo que muchos sospechaban. Que el costo humano de la catástrofe fue muy elevado y que la cantidad oficial estaba muy por debajo», dice a EL PAÍS Jorge Duany, especialista en Puerto Rico e investigador de la Florida International University. Él mismo sufrió la pérdida de una familiar de 60 años de edad después del huracán y, lamenta, «pensamos que pudo haberse salvado en condiciones normales y si no se hubiese demorado el tratamiento médico».
La mayor parte de las muertes no se debió directamente al impacto del huracán sino al colapso de servicios e infraestructuras en el que María dejó a este país de 3.3 millones de habitantes, con multitud de carreteras destruidas y hospitales cerrados o funcionando bajo mínimos por la destrucción de la red eléctrica. En la investigación se resalta que los problemas afectaron especialmente a ancianos y a personas con enfermedades crónicas. «Aproximadamente un tercio de las muertes posteriores al huracán fueron reportadas por familiares como causadas por un acceso tardío o impedido a la atención médica», especifica el informe, que evidencia una vez más la falta de diligencia del Gobierno de Puerto Rico a la hora de proporcionar datos realistas sobre los efectos mortales del huracán y lo corta que se quedó la asistencia de Estados Unidos –del que la isla es Estado Libre Asociado– en las semanas posteriores al huracán de categoría cinco, que destrozó la isla con vientos sostenidos de casi 250 kilómetros por hora y fuertes inundaciones acabando con dos terceras partes de la red eléctrica y generando daños de cerca de 100.000 millones de dólares –la tercera tormenta más costosa en EE UU desde 1900–.
El estudio de Harvard subraya «la falta de atención del Gobierno de EE UU a la frágil infraestructura de Puerto Rico». Hace dos semanas la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín, crítica con el gobierno insular y con el federal, afirmaba que Puerto Rico no está preparado para soportar un nuevo huracán en 2018 –aseguró que solo en la capital hay medio millón de techos sin reparar y que en todo el país no hay suficientes abastos de agua y diésel para generadores eléctricos en caso de apagones– y responsabilizó a las autoridades federales de EE UU de falta de compromiso tras la tragedia desencadenada por el huracán: “Puedes matar a personas con un arma, o las puedes matar con negligencia”, dijo. “Y estábamos muriendo y seguimos muriendo”.