Falta de Certidumbre Afecta Dreamers Según Universidad de Rice

Los niveles de estrés, depresión y ansiedad se han elevado a niveles crónicos entre los soñadores, asegura especialista.

Presentan casos de estrés, ansiedad y depresión a niveles crónicos

La falta de claridad sobre el futuro de la Acción Diferida para los llegados en la infancia, el DACA provoca altos niveles de estrés y ansiedad entre miles de Soñadores.

De acuerdo con un estudio de la Universidad Rice en Houston, el 40% de 223 entrevistados dijeron haber sentido los efectos psicológicos provocados por la incertidumbre.

La profesora en psicología Luz Garcini mencionó que la carga emocional ha crecido a niveles alarmantes entre los Dreamers, comparado con otros grupos poblacionales.

Garcini quien colaboró en el estudio agrega que la situación se agravó desde el 2017 cuando el expresidente Donald Trump canceló DACA y comenzó la batalla legal en las Cortes.

“Eso en medio de la pandemia y todo el estrés que esto causó elevó los niveles de estrés a un nivel ya crónico”, indicó.

La especialista indicó que, aunado a esto, los llamados soñadores tienen otras responsabilidades en sus hombros como el de ayudar a sus familias a navegar en el sistema de salud o de educación para salir adelante juntos.

“En ocasiones es tanto que esto cansa” dijo.

“Si además estás pensando en que puedes perder tus derechos o te pueden deportar, llegas a decir y ¿para qué me esfuerzo tanto?”.

Garcini recomendó a quienes sientan ahogarse en los problemas emocionales hablarlo en familia y compartir responsabilidades.

También les pide buscar ayuda profesional.

La Asociación Latinx Immigrante health Alliance de la que Garcini forma parte junto con la organización United We Dream, ofrecen recursos de ayuda.

La especialista pidió acercarse si así lo necesitan.

María Mato a 4,600 Personas en Puerto Rico

El informe, publicado en la revista científica ‘New England Journal of Medicine’, cree que la cifra oficial de fallecidos es una infravaloración de la verdadera mortalidad
El número de muertes relacionado con los caóticos efectos del paso del huracán María por Puerto Rico en septiembre es de más de 4,600, 70 veces más que los 64 reconocidos oficialmente, según un estudio de la escuela de Salud Pública de Harvard y las universidades puertorriqueñas Carlos Albizu y Ponce. «Nuestros resultados indican que la cifra oficial es una sustancial infravaloración de la verdadera mortalidad tras el huracán María», indica la investigación publicada este martes en la revista científica New England Journal of Medicine. El 1 de junio comienza la nueva temporada de huracanes en el océano Atlántico y la isla, afectada todavía por graves problemas en los servicios de agua corriente y electricidad, sobre todo en amplias zonas rurales del país, sigue tratando de rehacerse de María y recibiendo informes demoledores sobre los tremendos daños que dejó.
El estudio de Harvard indica un aumento de 62% en la tasa de mortalidad en 2017 entre el 20 de septiembre –día del impacto de María– y el 31 de diciembre, en comparación con el mismo periodo en 2016, lo que se traduce en los cálculos de la investigación en 4.645 muertes más con un índice disparado de 14.3 muertes por cada 100,000 habitantes. Los investigadores no han podido comparar sus estimaciones con el balance más reciente del Gobierno puertorriqueño porque según afirman no se les dio acceso a la información. El Ejecutivo encabezado por gobernador Ricardo Roselló dejó de publicar sus datos sobre las muertes causadas por María en diciembre de 2017. Para el estudio se visitaron entre enero y febrero de 2018 3,299 viviendas en Puerto Rico. «En promedio, los hogares permanecieron 84 días sin electricidad, 64 días sin agua y 41 días sin cobertura para celulares», se detalla. Los investigadores señalan que la cifra proporcionada por su estudio es incluso «conservadora».
«Estos datos confirman lo que muchos sospechaban. Que el costo humano de la catástrofe fue muy elevado y que la cantidad oficial estaba muy por debajo», dice a EL PAÍS Jorge Duany, especialista en Puerto Rico e investigador de la Florida International University. Él mismo sufrió la pérdida de una familiar de 60 años de edad después del huracán y, lamenta, «pensamos que pudo haberse salvado en condiciones normales y si no se hubiese demorado el tratamiento médico».
La mayor parte de las muertes no se debió directamente al impacto del huracán sino al colapso de servicios e infraestructuras en el que María dejó a este país de 3.3 millones de habitantes, con multitud de carreteras destruidas y hospitales cerrados o funcionando bajo mínimos por la destrucción de la red eléctrica. En la investigación se resalta que los problemas afectaron especialmente a ancianos y a personas con enfermedades crónicas. «Aproximadamente un tercio de las muertes posteriores al huracán fueron reportadas por familiares como causadas por un acceso tardío o impedido a la atención médica», especifica el informe, que evidencia una vez más la falta de diligencia del Gobierno de Puerto Rico a la hora de proporcionar datos realistas sobre los efectos mortales del huracán y lo corta que se quedó la asistencia de Estados Unidos –del que la isla es Estado Libre Asociado– en las semanas posteriores al huracán de categoría cinco, que destrozó la isla con vientos sostenidos de casi 250 kilómetros por hora y fuertes inundaciones acabando con dos terceras partes de la red eléctrica y generando daños de cerca de 100.000 millones de dólares –la tercera tormenta más costosa en EE UU desde 1900–.
El estudio de Harvard subraya «la falta de atención del Gobierno de EE UU a la frágil infraestructura de Puerto Rico». Hace dos semanas la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín, crítica con el gobierno insular y con el federal, afirmaba que Puerto Rico no está preparado para soportar un nuevo huracán en 2018 –aseguró que solo en la capital hay medio millón de techos sin reparar y que en todo el país no hay suficientes abastos de agua y diésel para generadores eléctricos en caso de apagones– y responsabilizó a las autoridades federales de EE UU de falta de compromiso tras la tragedia desencadenada por el huracán: “Puedes matar a personas con un arma, o las puedes matar con negligencia”, dijo. “Y estábamos muriendo y seguimos muriendo”.