Trump se Despide de Reunión del G7 por Guerra en medio Oriente

El presidente estadounidense, Donald Trump, decidió abandonar de forma abrupta la cumbre del G-7 en Kananaskis (Canadá) la noche del lunes, un día y medio antes de lo previsto, para regresar a Washington debido al peligroso aumento de las tensiones en Oriente Próximo. Ya desde el avión, desmentía al presidente francés, Emmanuel Macron, que había asegurado que volvía para tratar de lograr un alto el fuego, y aseguraba que el motivo era “algo mucho más grande” .

Macron “no tiene ni idea de por qué estoy volviendo a Washington, pero ciertamente no tiene nada que ver con un alto el fuego. Es mucho más grande que eso”, escribía Trump en un mensaje en Truth, su red social.

Su comentario culminaba una jornada de lunes en la que sus comentarios en torno hacia la crisis fueron cada vez más agresivos hacia Irán, hasta el punto de instar a la población de Teherán a evacuar la ciudad lo antes posible. Al mismo tiempo, el presidente estadounidense acababa aceptando respaldar una declaración conjunta del G-7 (los siete países más desarrollados del mundo: Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Japón, más la Unión Europea) para instar a una resolución de la crisis y a una “desescalada más amplia” en Oriente Próximo, tras haber rechazado firmarla inicialmente.

En unas breves declaraciones a la prensa antes de la cena de líderes, el último acto de la cumbre en el que participaba, Trump indicaba sobre su marcha: “Probablemente estén viendo lo que yo veo, y tengo que volver lo antes posible”, agregaba. La decisión de retornar a Washington se tomaba mientras Israel e Irán preparan nuevos ataques mutuos, e Israel había atacado la sede de la televisión estatal iraní durante una emisión en directo.

La cadena de televisión Fox News ha informado de que Trump ha convocado una reunión de su Consejo de Seguridad Nacional en la Sala de Crisis de la Casa Blanca a su llegada a Washington.

Los acontecimientos en la región acapararon buena parte de los contactos entre los líderes del grupo de las economías más desarrolladas del mundo en este enclave turístico en las Montañas Rocosas, entre temor a que la escalada pueda quedar fuera de control.

Poco antes de que su portavoz, Karoline Leavitt, anunciara el súbito cambio de planes, Trump había instado a la población de Teherán a evacuar “de inmediato” la capital iraní. Las fuerzas armadas israelíes han lanzado la misma advertencia, al anticipar que golpearán “objetivos militares” en la zona.

Irán “tenía que haber firmado el ‘acuerdo’ que les dije que firmaran. Qué lástima, y qué desperdicio de vidas humanas”, había escrito Trump en Truth, su red social. “Dicho simplemente, Irán no puede tener un arma nuclear. Lo he dicho una y otra vez. ¡Todo el mundo debería evacuar Irán de inmediato!”, había agregado.

Tras una reunión con el primer ministro británico, Keir Starmer, el presidente estadounidense había instado horas antes a Irán a renunciar a sus actividades nucleares. “Creo que se va a firmar un acuerdo, o algo va a pasar, pero se firmará un acuerdo e Irán sería insensato si no lo hace”.

En respuesta a las tensiones, el Pentágono ha reforzado su presencia militar en el Mediterráneo y en Oriente Próximo en los últimos días. Entre el domingo y el lunes ha enviado aviones caza adicionales y al menos un portaaviones, el Nimitz, que se encontraba en aguas del sudeste asiático y acelera su rumbo para unirse a otros buques de EE UU en la zona bajo responsabilidad del Mando Central.

En un comunicado el Departamento de Defensa insiste en que su “postura sigue siendo meramente defensiva, y eso no ha cambiado. Protegeremos los intereses y a los ciudadanos de Estados Unidos”. El despliegue, asegura, busca tener disponibles opciones en caso de que Irán llegara a atacar intereses estadounidenses en la región como parte de sus represalias contra Israel. Trump, aunque asegura que quiere que la situación se soluciones por la vía diplomática, ha amenazado a Teherán de graves consecuencias si pone a objetivos estadounidenses en su punto de mira.

Según declaraba el presidente francés, Emmanuel Macron, en Kananaskis, Trump ha puesto sobre la mesa la posibilidad de un alto el fuego entre Israel e Irán. “Hay efectivamente una oferta para reunirse e intercambiar. Se ha planteado una oferta para básicamente lograr un alto el fuego y lanzar entonces unas conversaciones más amplias”, explicaba. “Ahora tendremos que ver si las partes lo aceptan”.

El presidente estadounidense, que llegó el domingo a Kananaskis, había participado en las sesiones plenarias de este lunes en la reunión de líderes de democracias desarrolladas. También había mantenido reuniones bilaterales con el anfitrión, el primer ministro canadiense Mark Carney; el canciller alemán, Friedrich Merz; el jefe de Gobierno británico, Keir Starmer; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba.

Este martes tenía previsto haberse reunido con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que aterrizaba en Canadá al mismo tiempo que la Casa Blanca anunciaba la marcha de Trump.

A lo largo del primer día de conversaciones de los líderes de siete democracias desarrolladas, las divisiones en el grupo habían quedado de manifiesto. Europa había promovido una declaración colectiva para una desescalada en Oriente Próximo, en la que se estipulaba que Israel tenía derecho a defenderse e Irán no debía poder hacerse con armamento nuclear. Pero un alto cargo estadounidense había confirmado que Trump no estaba dispuesto a firmar ese documento.

Las desavenencias también habían quedado expuestas en torno a la guerra en Ucrania. Los europeos proponen nuevas sanciones contra Moscú, especialmente un recorte al tope máximo al que Rusia puede vender su petróleo, su principal fuente de ingresos. Ese tope, según la propuesta de la UE, quedaría en 45 dólares por barril.

Pero la situación en Oriente Próximo, que ha elevado los precios del crudo, hace más difícil conseguir un acuerdo en torno a esa medida, según reconocían este fin de semana fuentes europeas. Y en declaraciones este lunes el presidente estadounidense confirmaba su escepticismo, al indicar que las sanciones “nos cuestan un montón de dinero”. Trump también se lamentaba porque el grupo hubiera expulsado en 2014 a Rusia, que había ocupado ese año la península ucrania de Crimea, y se mostraba favorable a readmitir a Moscú y a permitir el ingreso de China.

Los aranceles estadounidenses, el otro gran tema dominante en la cumbre, acaparó las bilaterales que mantuvo el presidente estadounidense este lunes. Tras su reunión, Von der Leyen indicaba en un mensaje en X que habló con Trump sobre asuntos prioritarios, como Ucrania, y el comercio, cuando se acerca la fecha del 9 de julio en la que el estadounidense amenaza con imponer gravámenes del 50% al bloque europeo. “Sobre el comercio, hemos dado instrucciones a nuestros equipos para que aceleren su trabajo para lograr un acuerdo bueno y equitativo”, escribía la líder de la Comisión Europea.

Resultados similares se llevaban Carney e Ishiba, cuyas delegaciones anunciaron que continuarán los contactos para cerrar acuerdos. Trump firmaba también la formalización de un acuerdo con el Reino Unido, logrado ya en mayo pero que aún no se había comenzado a aplicar, que exime de gravámenes al sector aeroespacial británico y los recorta del 25 al 10% en el sector automotriz.

G-7 Promete Ayuda a Ucrania el Tiempo que sea Necesario

El G-7 promete nuevas sanciones contra Rusia y apoyo a Ucrania “el tiempo que sea necesario”Las potencias democráticas se comprometen a mantener la presión sobre Moscú, mientras Zelenski pide ayuda para terminar la guerra antes del invierno

Los dirigentes del G-7, reunidos en Elmau (Alemania) para su cumbre anual, han tratado este lunes de mostrar una inquebrantable determinación de apoyo a Ucrania mientras la guerra lanzada por Rusia arrecia y las consecuencias económicas azotan gran parte del mundo. Los mandatarios de las grandes potencias industriales democráticas se reunieron con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, por videoconferencia. Él pidió ayuda para acabar la guerra antes de que termine el año, y en especial, sistemas avanzados de defensa antiaérea. Ellos respondieron con un amplio abanico de promesas, entre ellas la de sostener a Kiev “durante el tiempo que sea necesario” y de incrementar la presión sobre Rusia reduciendo sus ingresos —por ejemplo, procedentes de la venta de oro―, y con nuevas restricciones que golpeen sectores industriales estratégicos.

El comunicado del G-7 apunta a varias líneas que deberán concretarse. En lo que atañe al apoyo a Ucrania, se declara la disposición a sostener el flujo de ayuda financiera, militar, humanitaria y de inteligencia. La Casa Blanca se dispone a anunciar próximamente la compra de modernos sistemas de defensa tierra-aire de medio y largo alcance para Ucrania, según adelantó el asesor de Seguridad Nacional de Joe Biden, Jake Sullivan, en una reunión con periodistas en Elmau. Zelenski pidió ayuda en todos esos frentes con el objetivo de empujar a los rusos de vuelta a las posiciones anteriores a la invasión y con el temor de que la llegada del invierno conduzca a una preocupante congelación o enquistamiento del conflicto, de acuerdo con fuentes del Elíseo.

Significativamente, se precisa que corresponde a Ucrania decidir acerca de unas negociaciones de paz, cuando en Occidente —a la vista del malestar económico provocado por la guerra— crecen las voces que piden una salida negociada. Fuentes francesas sostienen que Zelenski transmitió a los líderes del G-7 que todavía no es momento para eso.

El G-7 también señala su compromiso para un gran plan de reconstrucción diseñado e implementado por Ucrania.

El comunicado esboza la vía de los nuevos pasos para intentar asfixiar la economía rusa. Se menciona explícitamente el oro —la prohibición de su importación desde Rusia— como uno de los caminos para disminuir los ingresos del Kremlin. Se señala la intención de elevar aranceles sobre productos rusos para después usar esas tasas en apoyo a Ucrania, y de profundizar en sanciones que afecten la capacidad productiva rusa en sectores estratégicos.

En el apartado de sanciones, la cuestión principal apunta a la fijación de límites a los precios del crudo. Se trata de un asunto de alta complejidad y queda por ver qué nivel de acuerdo y concreción serán capaces de expresar los líderes del G-7. Las fuentes francesas señalan que el mecanismo dista de estar claro y será probablemente necesario mucho más trabajo para definirlo. En un comentario en Telegram, Zelenski se mostró partidario de proceder en ese sentido. La presidencia francesa ha aprovechado la cumbre para llamar a los países petroleros a elevar la producción y a dar pasos para reincorporar al mercado a Irán y Venezuela.

Precisamente, Irán es otro de los asuntos que sobrevuelan la cumbre, tras la reciente visita del alto representante de Exteriores de la UE, Josep Borrell, a Teherán, que pareció reabrir la perspectiva del diálogo en torno al pacto nuclear.

Por la tarde, los líderes del G-7 tienen previsto reunirse con representantes de varios países externos al grupo, entre ellos India, Indonesia y Argentina, en un símbolo de un tablero mundial agitado en el que las grandes potencias tratan de afianzar relaciones con otros actores.

Mario Draghi, presidente del Gobierno italiano, señaló que “si Ucrania pierde, pierden todas las democracias y será más difícil sostener que el modelo democrático es el más eficaz”. Italia empuja para que se diseñen mecanismos de límites para los precios también en el sector gasístico.

Trump Organiza su Propia Reunión G7

La oposición denuncia graves conflictos de intereses. Además, la Casa Blanca anticipó que «no se hablará de cambio climático».

La próxima cumbre del G7, prevista para 2020 en Estados Unidos, se llevará a cabo en uno de los clubes de golf del presidente Donald Trump en Florida, el Trump National Doral Club, dijo el jueves su jefe de gabinete, Mick Mulvaney

La idea, que el propio Trump defendió abiertamente durante el último G7 en Biarritz, Francia, provocó una ola de críticas y preguntas sobre posibles conflictos de interés.

«No es el único lugar posible, pero es el mejor», afirmó Mulvaney en una conferencia de prensa en la Casa Blanca. El magnate compró el lugar en 2012 y en internet lo promociona como un «oasis tropical» que ofrece más de 600 habitaciones, incluidas dos «suites presidenciales» y un gran salón de baile bautizado «Donald J. Trump».

«Hemos utilizado los mismos criterios que los usados por las administraciones anteriores» para la organización de cumbres, aseguró, precisando que se habían estudiado 12 opciones. «Es un sitio formidable», había afirmado Trump en Biarritz.

«Tiene un área considerable, cientos de hectáreas, por lo que podemos realizar cualquier evento en el lugar», agregó. «Está justo al lado del aeropuerto (…) y cada delegación puede tener su propio edificio», detalló.

Minimizando cualquier cuestionamiento ético o legal, Trump había asegurado que con la cumbre no percibiría «nada» de ganancias. «No me importa ganar dinero», agregó, repitiendo un argumento que esgrimió varias veces según el cual la presidencia lo llevó, más bien, a reducir su fortuna. Pese a ello, apenas asumió duplicó la cuota anual de la membresía en su club de Mar a Lago, donde recibió a varios líderes.

Denuncias de conflicto de intereses por el G7

El presidente del Poder Judicial de la Cámara de Representantes, Jerry Nadler, declaró a CNN que “la decisión de Doral refleja quizás la primera instancia públicamente conocida en la que los gobiernos extranjeros estarían obligados a pagar los negocios privados del presidente Trump para realizar negocios con Estados Unidos», dijo Nadler.

«Este es un conflicto de intereses porque se va a beneficiar con el resultado de esto. De hecho, si fuera un empleado federal que no sea el presidente de Estados Unidos, sería un delito participar en esta actividad», afirmó pro su parte El ex director de la Oficina de Ética del Gobierno de la Casa Blanca, Walter Shaub.

El cambio climático, fuera de la agenda de la cumbre
La elección del lugar no es la única polémica en esta cumbre del G7. Según adelantó Mulvaney, «el tema del cambio climático no estará en la agenda» del encuentro entre líderes de las potencias.

Trump, un escéptico del clima, retiró a su país del acuerdo de París y tomó distancia de todas las iniciativas de combate al calentamiento global en las principales citas internacionales. De hecho, en la última cumbre en Biarritz, donde el tema fue central en medio de la crisis por los incendios en la Amazonia y de las crecientes movilizaciones mundiales de jóvenes, Trump arguyó problemas de agenda para saltarse una reunión sobre el cambio climático.

Trump Termina por Pelearse con los Siete Países más Poderosos del Mundo

Tras los enfrentamientos de Donald Trump con gobiernos de la Unión Europea y de Canadá por sus más recientes medidas arancelarias y condenar la ausencia de Rusia en la cumbre, el presidente ruso dijo estar dispuesto a realizar un encuentro con su colega estadounidense. Mientras los mandatarios que parecían mantener una relación cercana con el presidente Donald Trump como el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, o el presidente de Francia, Emmanuel Macron, han manifestado públicamente su descontento con las últimas medidas y actuaciones del estadounidense, el ruso Vladimir Putin ha mostrado su disposición a reunirse con él y su beneplácito con sus más polémicas afirmaciones.
Este inesperado cambio en el ajedrez político ocurre después de que Trump se enfrentara a sus históricos aliados en la cumbre del G-7 después de no llegar a un acuerdo sobre las alzas arancelarias a la importación del acero y aluminio, y después de que en una inesperada declaración condenara la ausencia de Rusia en la cumbre de países celebrada en Quebec. “He sido la peor pesadilla para Rusia, pero con esto claro, creo que Rusia debería estar en esta reunión”.
Al abogar por la reincorporación de Moscú al foro, Trump pareció obviar que el gobierno ruso no ha modificado la política que llevó a su expulsión y desde 2014 mantiene anexada la península de Crimea, un territorio que pertenecía a Ucrania. De hecho, Trump dijo antes de partir de Canadá que eso había sido culpa de Barack Obama y nunca cuestionó las acciones de Putin en la región.
En declaraciones dadas a periodistas en Qingdao, China, Putin respondió a este mensaje y dijo que le daba una bienvenida a una conversación con Trump y que estaba de acuerdo con él sobre las preocupaciones por una escalada de la carrera armamentista global.
“El presidente Trump ha dicho repetidas veces que es razonable tener esta reunión. Tan pronto como los Estados Unidos estén listos, la reunión podrá celebrarse, dependiendo, claro de mi disponibilidad”, especificó Putin durante un encuentro de la Shanghai Cooperation Organization, un foro de coordinación de políticas económicas y de seguridad euroasiático .
El mandatario ruso dijo además sobre su salida del entonces G-8 en 2014 a la que se refirió el presidente Trump: “No fuimos nosotros los que nos fuimos. Los colegas se negaron a venir a Rusia por motivos conocidos. Estaremos complacidos de recibirlos a todos en Moscú”.
En medio de esta cercanía entre los mandatarios de Estados Unidos y Rusia, el director de la Inteligencia Nacional, Dan Coats, hizo una enfática declaración en contra del Kremlin del que dijo estar lanzando una campaña para romper las alianzas entre los países occidentales.
“Rusia lanzó una campaña de influencia sin precedentes para interferir en el proceso electoral y político de Estados Unidos en 2016”, dijo Coats el viernes en una conferencia en Normandía, Francia, copatrocinada por el grupo de expertos del Consejo Atlántico, con sede en Washington.
«Continuamos viendo ataques rusos contra la sociedad estadounidense de maneras que podrían afectar nuestras elecciones a corto plazo», dijo Coats.