General Temía que Trump Enloqueciera Según Libro

El jefe del Estado Mayor Conjunto de las FFAA de EEUU, Mark A. Milley, tomó medidas en enero por si el entonces presidente Trump intentaba lanzar un ataque nuclear, e incluso contactó a China para evitar un conflicto armado, según un adelanto de ‘Peril’, el libro de los periodistas Bob Woodward y Robert Costa.

Temeroso de las acciones de Donald Trump en sus últimas semanas como presidente, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, Mark A. Milley, tomó medidas en enero por si el entonces presidente intentaba lanzar un ataque nuclear; e incluso contactó a China para evitar un conflicto armado con ese país.

Así lo indica ‘ Peril’, el nuevo libro de los periodistas Bob Woodward y Robert Costa, que saldrá a la venta este mes, pero del que el diario The Washington Post y la cadena CNN adelantaron detalles este martes.

De acuerdo con el libro, Milley dijo al general Li Zuocheng del Ejército Popular de Liberación que Estados Unidos no los atacaría. Una llamada tuvo lugar el 30 de octubre de 2020, cuatro días antes de las elecciones que derrotaron a Trump. La segunda llamada fue el 8 de enero de 2021, solo dos días después de la insurrección en el Capitolio de Estados Unidos por parte de partidarios del presidente saliente.

Milley llegó a prometerle a Li que advertiría a su homólogo en caso de un ataque estadounidense.

“General Li, quiero asegurarle que el gobierno estadounidense es estable y que todo va a estar bien”, le dijo Milley en la primera llamada, según el libro. » No vamos a atacar ni realizar ninguna operación en su contra».

«Si vamos a atacar, los llamaré con anticipación. No será una sorpresa», dijo Milley.

La segunda llamada estaba destinada a aplacar los temores de los chinos sobre los acontecimientos del 6 de enero. Pero el libro informa que Li no se apaciguó tan fácilmente, incluso después de que Milley le prometiera: “Estamos 100 por ciento firmes. Todo está bien. Pero la democracia a veces puede ser descuidada».

Temor de ataques militares

Dos días después del asalto al Capitolio por parte de seguidores de Trump, que dejó cinco muertos el pasado 6 de enero, Milley, quien es el general de mayor rango de EEUU, convocó a los altos mandos militares a una reunión secreta y extraordinaria en su oficina del Pentágono, señala el libro.

Milley les instruyó a no aceptar órdenes de nadie a no ser que él estuviera también al tanto, en lo relativo a lanzar ataques militares o con armas nucleares, porque temía que Trump decidiera «actuar por su cuenta», según el relato del libro de Woodward y Costa.

El general «estaba seguro de que Trump había caído en un declive mental grave después de las elecciones, y estaba ahora prácticamente maníaco, gritando a funcionarios y construyendo su propia realidad alternativa con teorías de la conspiración interminables sobre las elecciones», añade.

Eso llevó al general a presionar para que cualquier decisión militar de calado pasara por él, una medida que también tomó en 1974 el entonces secretario de Defensa estadounidense, James Schlensinger, mientras el presidente Richard Nixon encaraba un juicio político en el Senado.

Milley, según el libro, llamó al almirante que supervisa el Comando Indo-Pacífico de EEUU, la unidad militar responsable de la región de Asia y el Pacífico, y recomendó posponer los próximos ejercicios militares.

Esfuerzos de Trump

El libro también ofrece nuevos conocimientos sobre los esfuerzos de Trump por mantenerse en el poder a pesar de haber perdido las elecciones.

Trump se negó a ceder y ofreció afirmaciones falsas de que las elecciones habían sido robadas.

Repetidamente presionó a su vicepresidente, Mike Pence, para que se negara a certificar los resultados de las elecciones en el Capitolio el 6 de enero, el evento que luego fue interrumpido con el asalto de sus partidarios.

Pence, escribe el libro, llamó a Dan Quayle, un exvicepresidente y compañero republicano de Indiana, para ver si había alguna forma de acceder a la solicitud de Trump. Quayle dijo que no.

“Mike, no tienes flexibilidad en esto. Ninguno. Cero. Olvídalo”, dijo Quayle, según el libro. Pence finalmente estuvo de acuerdo. Desafió a Trump para reconfirmar la victoria de Joe Biden, aunque se trataba de un acto meramente simbólico en la sede del Congreso en Washington DC.

«No quiero ser más tu amigo si no haces esto», respondió Trump, según el libro, y luego le dijo a su vicepresidente: «Nos has traicionado. Yo te hice. No eras nada».

Esto es lo que Dice el Libro de John Bolton Sobre Trump

John Bolton detalla en un nuevo libro sobre su encargo como asesor de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump una serie de afirmaciones inquietantes e impactantes: alega que Trump solicitó ayuda china para ganar las elecciones de 2020, que el presidente argumentó que Venezuela es parte de EE.UU., que casualmente ofreció intervenir en el sistema de justicia penal para líderes extranjeros y que sus propios altos funcionarios se burlaron de él a sus espaldas.

Bolton, quien se negó a testificar antes del juicio político de Trump, eligiendo en su lugar guardar sus revelaciones para el libro que ya ha saltado a la lista de los mejor vendidos de Amazon, argumenta que los legisladores deberían haber ampliado las investigaciones de juicio político para examinar una serie de formas en que Trump intentó doblegar ley.

Antes de su lanzamiento el 23 de junio, que la Casa Blanca está luchando furiosamente por detener. Estas son algunas de las cosas que hemos sabido de las revelaciones de Bolton sobre su antiguo jefe:

Trump le pidió ayuda al presidente de China, Xi Jinping, para ser reelegido

Bolton describió una conversación entre los dos líderes en la reunión del G-20 de junio de 2019 en Osaka, Japón, donde Trump le dijo a Xi que los granjeros del Medio Oeste serían clave para su reelección en noviembre de 2020. Trump instó a Xi a impulsar su buena suerte política comprando productos agrícolas estadounidenses, vinculado a una promesa de renunciar a algunos aranceles a China a cambio. Trump “enfatizó la importancia de los agricultores y aumentó las compras chinas de soja y trigo en el resultado electoral”, escribió Bolton.

Bolton también dice que es difícil para él pensar en una sola decisión que Trump tomó durante su período en la Casa Blanca “que no fuera impulsada por los cálculos de reelección”.

Trump no tuvo ningún problema con los campos de concentración de China

Bolton describe varias instancias en las que Trump debate sobre cuestiones relacionadas con China después de conversaciones con Xi, especialmente en los campos de concentración que Beijing estaba usando para encarcelar y “reeducar” a los musulmanes uigures. Bolton escribe que, según el intérprete estadounidense en la sala, durante una conversación entre Xi y Trump en la reunión del G-20 en junio de 2019, Trump dijo que Xi debería continuar con la construcción de los campamentos, pues Trump pensó que era “exactamente lo que estaba correcto hacer.”

Bolton agrega que Trump no quería sancionar a China por su represión contra la minoría musulmana debido a las negociaciones comerciales en curso. “La represión religiosa en China tampoco estaba en la agenda de Trump; ya fuera la Iglesia católica o el Falun Gong, no se tuvo en cuenta”, escribe Bolton.

Pompeo, famoso por su lealtad al presidente, puede haber hablado mal de él
Bolton describe una reunión entre Trump y Kim Jong Un en la que el déspota norcoreano atribuyó las relaciones problemáticas entre su país y Estados Unidos a las acciones de las administraciones anteriores. Al enfatizar las reuniones que él y Trump habían celebrado, Kim le dijo al presidente que podían disipar la desconfianza y trabajar rápidamente hacia un acuerdo nuclear. Después de que Trump le dijo a Kim que buscaría la ratificación del Senado de cualquier acuerdo con Corea del Norte, Bolton dice que el secretario de Estado, Mike Pompeo, le pasó un bloc de notas en el que estaba garabateado el mensaje “él está tan lleno de mierda”.

“Estuve de acuerdo”, escribe Bolton, y luego nota que Kim prometió que no habría más pruebas nucleares. El Departamento de Estado no ha respondido a la solicitud de CNN de comentarios sobre la supuesta nota de Pompeo.

Trump ofreció ayudar al presidente de Turquía a evitar una investigación del Departamento de Justicia

Bolton escribe que, en diciembre de 2018, Trump ofreció ayudar al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, con una investigación del Departamento de Justicia sobre un banco turco con vínculos con Erdogan, que se sospechaba que violaba las sanciones estadounidenses contra Irán. Cuando el líder turco le presentó a Trump un memorando del bufete de abogados que representaba a Halkbank, Trump lo hojeó y luego declaró que creía que el banco era totalmente inocente de violar las sanciones estadounidenses relacionadas con Irán.

Trump le dijo a Erdogan que “se encargaría” y explicó que los fiscales del Distrito Sur “no eran su gente, sino la gente de Obama”, y que el problema se solucionaría cuando fueran reemplazados por su gente.

Bolton señala que “todo esto era una tontería” porque los fiscales del Departamento de Justicia eran empleados de carrera que habrían tomado el mismo camino con la investigación de Halkbank, independientemente de quién fuera el presidente.

El primer ministro de Israel no entendió por qué Kushner lideró la paz en Medio Oriente

Antes de unirse a la Casa Blanca de Trump, Bolton dice que tuvo una conversación con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, quien cuestionó el papel de Jared Kushner en el desarrollo de un plan de paz en Medio Oriente.

Netanyahu “tenía dudas acerca de asignar la tarea de poner fin al conflicto israelo-palestino a Kushner, a quien la familia Netanyahu había conocido durante muchos años. Era lo suficientemente político como para no oponerse públicamente a la idea, pero como gran parte del mundo, se preguntó por qué Kushner pensó que iba a tener éxito donde alguien como Kissinger había fallado”.

El proceso de toma de decisiones de la Casa Blanca era como una “pelea de comida”
Bolton dice que las reuniones semanales para discutir temas, presididas por Trump en la Sala Roosevelt o la Oficina Oval, se parecían más a las peleas de comida en la universidad que la toma de decisiones cuidadosa, sin un esfuerzo de nivel inferior o la participación de las agencias relevantes para resolver los problemas y las opciones. “Después de estas sesiones, si hubiera creído en el yoga, probablemente podría haber ido a algunas sesiones”, escribió Bolton.

Es un tema al que Bolton regresa más de una vez, describiendo a un presidente mercurial que tiene poco interés en aprender cómo funciona el Gobierno federal. En cambio, describe a Trump como muy centrado en cómo se verán las decisiones en los medios.

A Trump no le gustaban las sanciones contra Rusia

Bolton afirma que Trump se quejó en privado de las sanciones y otras medidas punitivas impuestas a Rusia con “refunfuños y quejas extendidas”, incluso cuando las promocionó en público.

Después de que Estados Unidos anunció una primera ronda de sanciones contra Rusia por envenenar al ex espía ruso Sergei Skripal y su hija en el Reino Unido, Bolton dijo que Trump quería rescindir las sanciones y pensó que estaban siendo demasiado duros con el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

“Trump le dijo a Pompeo que llamara a Lavrov y dijera que ‘algún burócrata’ había publicado las sanciones, una llamada que puede haber tenido lugar o no”, escribió Bolton.

Bolton también afirmó que Trump detuvo el tema de una declaración criticando a Rusia en el décimo aniversario de su invasión a Georgia. El ex asesor de Seguridad Nacional escribe que estas acciones fueron un reflejo de la “dificultad de Trump para separar las relaciones personales de las oficiales”.

Las preguntas reveladoras de Trump: ¿Finlandia es parte de Rusia?

Antes de la cumbre con Putin en Helsinki, Trump preguntó a sus asesores si Finlandia era parte de Rusia o si era un “tipo de satélite de Rusia”.

En su camino a la reunión de Helsinki, Trump se detuvo para ver a la entonces primera ministra británica, Theresa May, en el Reino Unido. Durante esa reunión, el asesor de Seguridad Nacional de May, hablando sobre el envenenamiento de Skripal, se refirió al ataque como uno contra una potencia nuclear. “Trump preguntó, ‘oh, ¿ustedes son una potencia nuclear?’, lo que yo sabía que no era una broma”, escribió Bolton. Y en múltiples ocasiones, Bolton dijo que Trump confundió repetidamente al presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, con el expresidente Hamid Karzai.

Trump dijo que Venezuela es “realmente parte de EE.UU.” y que quería invadir
Bolton escribe que en las discusiones sobre el derrocamiento del régimen de Nicolás Maduro, Trump “insistió en las opciones militares para Venezuela” y les dijo a los asesores que el país “es realmente parte de Estados Unidos”. Durante una reunión, de marzo de 2019, en el Pentágono, Trump interrogó a los líderes militares sobre por qué Estados Unidos estaba en Afganistán e Iraq, pero no en Venezuela.

La reiterada insistencia de Trump de que se considerara que las opciones militares derrocaran a Maduro a menudo sorprendieron a los asesores, legisladores y consejeros, escribe Bolton. En una reunión con los republicanos de la Florida, “Trump todavía quería una opción militar”, dejando al senador Rick Scott y al gobernador Ron Desantis “claramente atónitos”, mientras que el senador Marco Rubio, que había escuchado a Trump sobre el tema antes “sabía cómo evitarlo cortésmente”.

Trump quería que el secretario de Justicia Bill Barr hiciera que los reporteros de CNN “fueran a la cárcel”

Cuando se filtraron noticias sobre una reunión a escondidas sobre Afganistán en el complejo Bedminster de Trump, Trump se quejó de que CNN informara que la cumbre se estaba llevando a cabo, escribe Bolton. El presidente le dijo al abogado de la Casa Blanca, Pat Cipollone, que llamara al secretario de Justicia, Bill Barr, sobre su deseo de “arrestar a los reporteros, obligarlos a pasar tiempo en la cárcel y luego exigir que revelaran sus fuentes”.

Libro Puede Implicar Aún má a Trump

Los senadores republicanos Susan Collins (Maine) y Mitt Romney (Utah) son dos de los republicanos que alzan la mano, para respaldar que John Bolton sea llamado a rendir testimonio para el proceso de juicio político al presidente Donald Trump.

“No puedo decirles qué papel jugaría el testimonio de John Bolton finalmente en una decisión final, pero es relevante”, dijo Romney a los periodistas. “Y, por lo tanto, me gustaría escucharlo”.

Collins reaccionó también al adelanto del libro de Bolton que obtuvo The New York Times, donde expone que el presidente Trump pidió detener la ayuda militar de $400 millones de dólares a Ucrania a cambio de investigar al exvicepresidente Joe Biden y a su hijo Hunter.

“Los informes sobre el libro de John Bolton fortalecen el caso de los testigos y han provocado una serie de conversaciones entre mis colegas”, reconoció Collins.

No queda claro cuántos republicanos se sumarían, pero si los 47 senadores demócratas votan para que se llame a más testigos, al menos cuatro de sus opositores tendrían que unirse a ellos para aprobar una moción, algo que es todavía posible.

“Desde el principio he dicho que, para ser justos con ambas partes, la decisión de llamar o no a testigos se tomará luego de que tanto los gerentes de la Cámara como los abogados del presidente hayan tenido la oportunidad de presentar sus casos”, dijo Collins en un comunicado. “Siempre dije que probablemente votaría para llamar a testigos, tal como lo hizo en el juicio de (Bill) Clinton de 1999″.

El presidente Trump aseguró que los demócratas “nunca” llamaron a Bolton, a pesar de que el exasesor de Seguridad Nacional estuvo en la lista del Comité de Inteligencia, presidida por Adam Schiff, desde las primeras indagatorias.

El líder de la minoría en el Senado, Charles Schumer (Nueva York) presiona para llamar a Bolton y a Mike Mulvaney, jefe interio de Gabinete.

“El libro del señor Bolton es una prueba más de que un gran número de personas estaban ‘informadas’ sobre este esquema, como dijo el embajador (Gordon) Sondland. Y ahora están todos ocultándose”, acusó Schumer. “Parece que no solo hay más evidencia de que el presidente retuvo la ayuda para lograr una investigación y obtener una beneficio político, sino que parece haber un enorme encubrimiento entre varias personas clave en la Casa Blanca que lo sabían y dijeron nada al respecto, mucho menos trataron de evitarlo”.

En una entrevista con Mary Louise Kelly de NPR, el senador independiente Angus King (Maine) estimó que entre 5 y 10 republicanos se sumen a la moción de los demócratas.

“Creo que habrá más de cuatro (senadores). Mi predicción audaz será cinco o diez”, afirmó. “Me sorprendería si hay un fuerte impulso para decir: ‘No, no vamos a permitir a John Bolton’”.

Bolton dejó la Casa Blanca en septiembre, cuyo despido fue anunciado por el propio mandatario, tras el escándalo desatado por la reunión que el mandatario tendría con líderes talibanes.

“Le pedí su renuncia a John, la cual me fue entregada esta mañana”, dijo el mandatario en Twitter. “Agradezco mucho a John por su servicio. Nombraré a un nuevo asesor de Seguridad Nacional la siguiente semana”.

El mandatario republicano dijo que había estado en desacuerdo con varias decisiones del asesor, quien fue colaborador en las administraciones de Ronald Reagan y George H.W. Bush.

Sale a la Luz la Verdadera Historia del Rescate de los Niños Atrapados en la Cueva en Tailandia

+ Dijeron al mundo que los niños de Tailandia habían buceado para salir de la caverna… pero fue mentira: así fue la verdadera historia

Los 12 niños futbolistas de Tailandia nunca bucearon para salir de la cueva, reveló un libro que reconstruyó el dramático encierro de los Jabalíes Salvajes, una historia que mantuvo al mundo en vilo durante 17 días.

The Cave (La cueva), del británico Liam Cochrane, relata cómo fue la operación de rescate sin precedentes que permitió sacar con vida a los 12 jóvenes y a su entrenador.
Cuando los socorristas los encontraron, los niños llevaban diez días atrapados. Diez días en los que habían estado sin comida, en la oscuridad absoluta, cavando y durmiendo. Pero con la llegada del doctor Pak y de tres SEAL de las fuerzas especiales tailandesas, ya no estaban solos. Después de los largos días de aislamiento, la camaradería que trajeron los militares a la cueva fue una bendición.

Pero darles comida y atención médica era solo el primer paso para salvarlos. Los rescatistas competían una carrera contra el tiempo: los niveles de oxígeno en la cueva disminuían rápidamente y para los días siguientes se pronosticaban más lluvias, que podían hacer que se inundara por completo la caverna.

«Si buceamos ahora, algunos podrían morir; pero si no buceamos, todos morirán y solo vamos a recoger 13 cuerpos», les dijo un experto a quienes dirigían el rescate.
El problema era cómo hacerlo. Los rescatistas que habían estado en la cueva inundada sabían que era imposible que un niño que nunca había buceado aprendiera a hacerlo y pudiera salir de ahí a través de los estrechos túneles llenos de barro y con visibilidad casi nula.

La única esperanza era sedarlos: poner máscaras de oxígeno en sus caras, sellarlas con silicona para que no se desprendieran y dejar que los buzos los cargaran hasta la salida.

Para ello se necesitaban especialistas, y fueron llamados dos buceadores australianos de gran experiencia, el doctor Richard Harris, un anestesiólogo conocido como el Dr. Harry, y su amigo y compañero de buceo Craig Challen, un veterano retirado.

Aún contando con los mejores, todos sabían que el plan era arriesgado. El Dr. Harry y su compañero pidieron al Gobierno tailandés inmunidad diplomática por si algo salía mal. No confiaban en que las drogas funcionaran. «Pensé que había cero posibilidades de éxito», admitió más tarde el Dr. Harry. Otros socorristas pensaban que en la operación podían morir hasta cinco niños. Esos temores aumentaron cuando Saman Gunan, un ex SEAL tailandés de 37 años que se había ofrecido voluntariamente para ayudar, murió durante las operaciones de preparación del rescate. Si había muerto un buzo tan experimentado, ¿qué posibilidades tenían unos niños?, era la pregunta que todos se hacían.

Para tranquilizar a los padres, se les dijo que a los Jabalíes Salvajes se les iba a enseñar a bucear; por su parte, los medios informaron que cada uno de ellos estaría atado a una manguera de aire y nadaría con un buzo de rescate adelante y otro detrás. 

Pero nada de eso era cierto.

Así, comenzó la parte final del operativo. Primero, los socorristas ensayaron el inédito rescate en una piscina cubierta con tres jóvenes de complexión física similar a la de los niños. La simulación fue un éxito y dio luz verde al comienzo del operativo.

El Dr. Harry decidió sedar a los niños con una  combinación de tres drogas: Xanax, para aliviar el miedo; ketamina, para dormirlos, y atropina, para reducir la saliva en su boca, con la cual podrían ahogarse. Una segunda inyección de ketamina la harían después de una hora con una jeringa precargada, para que la sedación durara las tres horas necesarias para hacer el recorrido hasta la salida.

El día elegido fue el 8 de julio, un domingo.

Los niños escribieron un mensaje a los padres de parte de todos: «No se preocupen por nosotros. Cuando salgamos queremos llegar a casa de inmediato. No nos des demasiada tarea».
Luego, cada niño escribió sus propias palabras. Little Titan, el más joven, escribió: «Prepárese para llevarme a comer pollo frito».

Ek, el entrenador, decidió quiénes serían los primeros cuatro en salir. Ek seleccionó a Note, Tern, Nick y Night, porque sus casas era las más alejadas de la cueva. «Planificamos que, una vez afuera, se fueran en bici a sus casas y durante el camino les avisaran a las otras familias», explicó con ingenuidad. No podía imaginar lo que estaba pasando afuera de la cueva.

Note, de catorce años, fue el primero en salir. Se puso un traje de baño y se tragó la pastilla sedante que le dio el doctor Pak para relajarlo.
Bajó la pendiente hacia el Dr. Harry y se sentó en su regazo. El anestesista le inyectó el resto de las drogas y el niño quedó inconsciente. Luego le pusieron el equipo de buceo y un tanque de aire atado a su frente. Encendieron el aire y colocaron las máscara, que cubría todo el rostro. Después de 30 segundos, Note comenzó a respirar normalmente.
Luego, los buzos lo esposaron para asegurarse de que si se despertaba no intentara arrancarse la mascarilla, poniendo en peligro su vida y la de su socorrista.

El buzo británico Jason Mallinson se sumergió junto con Note, en la misma posición de un paracaidista con su instructor. Comenzó a nadar hasta la siguiente cámara, donde Craig Challen estaba esperando para hacerle un control médico en tierra firme. Luego volvieron a sumergirse, abriéndose camino con cuidado: era fundamental no golpear al niño con estalactitas y rocas para que no se despertara o se le desprendiera la máscara.

Luego superó la brecha más estrecha y llegó a una parte del túnel que estaba en posición vertical. «Fue muy desalentador y muy lento», recordó. Estaba avanzando hacia la cámara 6, la mitad del recorrido.

Allí, otros dos buceadores lo esperaban. Mallinson emergió y el niño estaba respirando y vivo. El plan estaba funcionando. Una vez más, Note fue arrastrado a una zona de tierra firme sin agua para un control médico. Todo se veía bien. El niño dormía. Volvieron a sumergirse y llevó a Note por el resto de la cueva inundada hasta la cámara 3, el centro de comando. Lo cargaron en una camilla de rescate especial para que pudiera deslizarse fácilmente sobre la roca hasta llegar a la salida. Estaba a salvo.

Los siguientes fueron  Tern, de 14 años,  Nick, de 15 años (quien ni siquiera era miembro de los Jabalíes Salvajes y se había unido al grupo para pasar tiempo con su mejor amigo, Biw).

El rescate iba bien. Pero siempre había un momento de inquietud al principio. Cada vez que un niño anestesiado entraba en el agua, dejaba de respirar durante unos 30 segundos.
«Básicamente era como arrastrar paquetes con un asa, como una bolsa de compras», recordó el buzo británico Rick Stanton.

Todo iba bien hasta que Night reaccionó mal a las drogas y tuvo que pasar una media hora antes de que se recuperara. Pero también logró salir. A las 9 de la noche, la operación del primer día había terminado, los cuatro niños habían salido.

Al día siguiente, otros cuatro niños fueron llevados a la superficie con éxito, aunque uno comenzó a despertarse cuando Jason Mallinson lo estaba llevando a través de un pasaje parcialmente inundado, y el buzo tuvo que inyectarle otra dosis de sedante mientras controlaba al niño en el agua.

Faltaban cinco, mientras aumentaban el agua, la lluvia y la preocupación de los buzos. El entrenador Ek fue el primero en salir del último grupo. El siguiente fue Tee, que quedó enganchado con un cable en el túnel. John Volanthen recordó haber tenido que «estacionar» al niño en el fondo de la cueva inundada mientras cortaba el cable y liberaba sus piernas. Probablemente estar sedado fue decisivo para que se salvara. Titán, el niño más joven y el segundo más pequeño, fue el siguiente, seguido de Pong.

Finalmente fue el turno de Mark, el más pequeño y el último. Con Mark el problema era que no había máscaras lo suficientemente pequeñas para ajustarlas a su rostro. Una que podría funcionar había sido encontrada a último momento durante la noche y llevada a la cueva.

Fue sacado sin problemas.

«Hicieron todo lo correcto para que pudiéramos rescatarlos», comentó Chris Jewell, uno de los socorristas. «Nunca vi un gemido o una lágrima en sus ojos. Eran jóvenes muy tranquilos, fuertes y decididos».

«Trump amenazó a Melania con deportarla si se divorcia»

La exasesora Omarosa de la Casa Blanca afirma que Trump tiene como «rehén» a Melania en la Casa Blanca.

La exasesora de la Casa Blanca Omarosa Manigault se ha convertido en una pesadilla para el presidente estadounidense Donald Trump tras revelar una serie de grabaciones que registró en secreto del magnate, sus asesores y familiares.

Este domingo, Omarosa volvió a arremeter contra la familia del mandatario al revelar a medios locales que Trump mantiene como «rehén» a su esposa, Melania Trump, y que ha amenazado con deportarla si ella lo hace pasar por la «humillación» de pedirle el divorcio.

«Si Melania estuviese dispuesta a intentar dejarlo mientras esté en la Casa Blanca, el encontrará una manera de castigarla», escribió Manigault en un explosivo libro que relata sus experiencias trabajando para Trump durante el reality El Aprendiz y como asesora en la Casa Blanca.

Omarosa dejó entrever que Trump fue «clave» para que Melania regulizara su estadía en los Estados Unidos tras emigrar de Eslovenia en 1996.

Sin embargo, algunos seguidores de Trump han encontrado discrepancias entre las alegaciones de la exasesora afirmando que la ahora pareja presidencial se conoció en un evento que tuvo lugar en 1998, dos años después de que la primera dama obtuviera su Green Card.

Trump no ha escatimado en insultos contra su ex asesora tras las explosivas revelaciones, llamándola «delincuente», «chiflada», «no inteligente», «perdedora» y «llorona» y terminó diciéndole «perra», provocando críticas en todo el espectro político.

En su libro, Omarosa presenta a Trump como racista, mentiroso y misógino.

El Libro y Grabaciones de una Aliada de Trump Empiezan Causar Efecto

Luego de las revelaciones de la ex trabajadora de la Casa Blanca Omarosa Manigault Newman que asegura que le ofrecieron $15,000 dólares al mes para trabajar en la campaña de Trump y por mantener en secreto todo lo que ocurriera al interior del círculo de Trump, un alto miembro de la Casa Blanca salió a confirmar la acusación.

La consejera de la Casa Blanca Kellyanne Conway reconoció que los empleados del círculo cercano al presidente de Donald Trump deben deben firmar acuerdos de confidencialidad.

Conway comentó en el show de ABC “This Week” sobre las revelaciones de Omarosa en su nuevo libro: “Unhinged: An Insider Account of the Trump White House”, cuando se le preguntó si Trump tiene la costumbre de ofrecer dinero de silencio a los empleados salientes de la Casa Blanca. Conway argumentó que los acuerdos de confidencialidad son estándar en la administración del magnate.

“Tenemos acuerdos de confidencialidad en la Casa Blanca, absolutamente lo hacemos”, dijo Conway.

Conway añadió que “La confidencialidad está implícita“, centrándose en los informes de que Omarosa grabó conversaciones comprometedoras de Jhon Kellly durante su tiempo en la Casa Blanca.

Poco después de los comentarios de Conway, Omarosa apareció en “Meet the Press” de NBC, donde proporcionó una copia del acuerdo de confidencialidad que se le hizo firmar después de su partida.

El documento incluye una cláusula de no disuasión que prohíbe degradar públicamente la campaña de Trump, el presidente, el vicepresidente Pence o cualquiera de los miembros de su familia.

Manigault Newman afirmó que la Casa Blanca ha ofrecido pagos mensuales de $15,000 dólares a varios ex empleados de la Casa Blanca a cambio de su silencio.

“¿Crees que todas estas personas que están en la campaña, que dejaron la Casa Blanca y la campaña están siendo compradas?” le preguntó Chuck Todd a Omarosa. “Absolutamente”, respondió Newman.

Un periodista del Washington Post informó a principios de este año que los altos miembros de la Casa Blanca de Trump deben firmar acuerdos de no confidencialidad, pero nunca se habló de que los empleados recibieran dinero por su silencio.

Extractos del Libro de Bannon Causan Furia de Trump

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acusó este miércoles a su exjefe de estrategia y antiguo hombre de confianza Steven Bannon de haber perdido la cabeza.
Ello después de que se filtraran extractos de un libro que recoge unas declaraciones de Bannon en las que este critica duramente al entorno de Trump y califica de «traidor» y «antipatriota» el encuentro que el hijo del mandatario estadounidense y varios miembros de su campaña presidencial mantuvieron en junio de 2016 con un grupo ciudadanos rusos cercanos al Kremlin.
«Steve Bannon no tiene nada que ver conmigo o con mi presidencia. Cuando fue despedido, no solo perdió su trabajo, perdió la cabeza», aseguró el presidente de EE.UU. en un comunicado.
En el encuentro al que hace referencia Bannon en el libro del periodista Michael Wolff, que debe salir a la venta en los próximos días, los rusos le ofrecieron a Donald Trump Jr «información dañina» sobre Hillary Clinton.
A continuación destacamos otros párrafos que también llaman sumamente la atención en ese extracto:
Trump no quería ganar
De verdad que no. Tal y como escribe Wolff, «su objetivo final, después de todo, nunca había sido ganar. ‘Puedo ser el hombre más famoso del mundo’, le había dicho a uno de sus ayudantes, Sam Nunberg, al comienzo de la carrera por la presidencia. Roger Ailes, amigo personal desde hace años y exjefe de Fox News, siempre decía que si querías hacer carrera en televisión, primero te presentaras a presidente. En ese momento, Trump, alentado por Ailes, estaba difundiendo rumores sobre la creación de una nueva cadena con él mismo al frente. Suponía un futuro alentador. Según aseguró Trump a Ailers, podría haber salido de la campaña con su marca más reforzada y poderosa que nunca y un sinfín de nuevas oportunidades».
Melania lloró la noche de las elecciones, y no de alegría
En el libro se dice que «Trump había asegurado a Melania que nunca llegaría a presidente, y que podrían volver a una posición más discreta».
Wolff revela que «poco después de las 8 de la tarde en la noche de las elecciones, cuando la inesperada tendencia de que Trump iba a ganar se confirmaba, el hijo de Trump, Don Jr., le contó a un amigo que su padre estaba como si hubiera visto a un fantasma. Y que Melania estaba llorando, y no de alegría».
El veto a los musulmanes fue una estrategia anti liberales
¿Recordáis aquella tarde de viernes en que hubo protestas en los aeropuertos de todo el país para protestar contra el veto a los musulmanes que Trump se sacó de la manga? Al parecer ese era el resultado deseado.
Según el libro, esa orden ejecutiva provocó «una explosión emocional de horror e indignación de los medios liberales, terror en las comunidades de inmigrantes, protestas tumultuosas en los principales aeropuertos, confusión en el gobierno y, en la Casa Blanca, una ola de oprobio por parte de los amigos y la familia. ¿Qué es lo que has hecho? ¡Tienes que retirarlo! ¡Estás acabado casi antes de empezar!».
El relato de Wolff continúa así: «Pero Bannon –exjefe de estrategia en la Casa Blanca– estaba satisfecho. No podía haber trazado una línea más clara y vívida entre el concepto de América de Trump y el de los liberales. La mayoría de los trabajadores de la Casa Blanca preguntaban por qué habían hecho eso un viernes, que es cuando iba a afectar más a los aeropuertos y a ha provocar más protestas…
«Ehhh… Es justo por eso –dijo Bannon–. “Para que los ‘copos de nieve’ [es el apelativo que se usa para definir a los defensores de derechos, como para reírse de su fragilidad] se amontonen en los aeropuertos y monten disturbios». Esa fue la manera de doblegar a los liberales: volverlos locos y así arrastrarlos hacia la izquierda.
Trump ama la televisión… Y el McDonald’s
Solo tienes que leer el Twitter de Trump para ver que su mente es como la de un niño, esté presumiendo del tamaño de su botón nuclear o repitiendo sin parar que él es «el mejor» en lo que sea.
Pero lo que pasa de puertas adentro es incluso más problemático. Según Wolff, «reprendió al equipo de limpieza por recoger una camisa suya del suelo: ‘Si mi camisa está en el suelo, es porque yo quiero que esté en el suelo’. Después impuso un conjunto de nuevas reglas: nadie toca nada, especialmente no se toca su cepillo de dientes. Y es que uno de sus miedos recurrentes es que le envenenen, razón por la que le gusta comer en McDonald’s: allí nadie sabe con antelación y toda la comida ya está preparada.
Ivanka quiere ser la primera presidenta de los Estados Unidos