Trump Amenaza a Estados Demócratas

El presidente Donald Trump amenazó, este miércoles, con recortar los fondos federales a varias ciudades importantes de Estados Unidos, todas dirigidas por demócratas y ubicadas en estados con tendencia demócrata, con el argumento de que sus líderes están permitiendo «la anarquía, la violencia y la destrucción».

La Casa Blanca anunció que había dado instrucciones a las agencias federales para que preparen informes para la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca, estableciendo un cronograma para que la agencia restrinja las subvenciones federales para que no vayan a «jurisdicciones anarquistas». El memorando menciona específicamente a la ciudad de Nueva York, Portland, Seattle y Washington.

Tal medida desencadenaría de inmediato desafíos legales y se haría eco de las amenazas de Trump de retener la ayuda a las ciudades de Estados Unidos que limitan la cooperación entre las fuerzas del orden local y las autoridades federales de inmigración, intentos que fueron bloqueados en gran medida por los tribunales federales.

Pero para Trump, inmediatamente se suma a sus frecuentes mensajes de defender la «ley y el orden» que ha promovido en las últimas semanas. Notablemente ausentes en el memorando del miércoles son Minneapolis y Kenosha, Wisconsin, que también han experimentado disturbios este verano, pero están ubicados en estados más competitivos en lo que se refiere a las elecciones presidenciales.

También es el último ejemplo extraordinario de que Trump busca usar el poder del Gobierno federal para castigar a los ciudadanos que residen en áreas que se le oponen políticamente.

«Mi administración no permitirá que los dólares de los impuestos federales financien ciudades que se dejen deteriorar hasta convertirse en zonas sin ley. Para garantizar que los fondos federales no se desperdicien indebidamente ni se gasten de una manera que viole directamente la promesa de nuestro gobierno de proteger la vida, la libertad y la propiedad, es imperativo que el Gobierno Federal revise el uso de fondos federales por jurisdicciones que permiten la anarquía, la violencia y la destrucción en las ciudades de Estados Unidos», dice el documento.

«También es fundamental garantizar que las subvenciones federales se utilicen de manera eficaz, para salvaguardar los dólares de los contribuyentes confiados al Gobierno federal para el beneficio del pueblo estadounidense».

La campaña del presidente se ha convertido cada vez más en temas oscuros de violencia y caos mientras busca pintar las ciudades lideradas por los demócratas como fuera de control, en gran parte en un llamado a los residentes suburbanos. Desde que las protestas se extendieron por todo el país tras el asesinato de George Floyd, en mayo, Trump ha trabajado para cultivar un mensaje duro contra el crimen.

«Mi administración hará todo lo que esté a su alcance para evitar que los alcaldes débiles y las ciudades sin ley se lleven dólares federales mientras permiten que los anarquistas dañen a la gente, quemen edificios y arruinen vidas y negocios», tuiteó Trump, el miércoles por la noche.

El alcalde de Portland, Ted Wheeler, reprendió al presidente en Twitter por amenazar con retirar los fondos que «los estadounidenses necesitan para superar la pandemia y la crisis económica».

El memorando del miércoles establece un plazo de 30 días para que el director de la Oficina de Administración y Presupuesto, Russell Vought, «emita orientación a los jefes de agencias sobre la restricción de la elegibilidad o desfavorecer, en la máxima medida permitida por la ley, las jurisdicciones anarquistas en la recepción de subvenciones federales que la agencia tiene suficiente discreción legal para restringir o desfavorecer la recepción de jurisdicciones anarquistas».

Trump ha pedido repetidamente a los gobernadores que desplieguen tropas de la Guardia Nacional para sofocar protestas violentas, a pesar de que las manifestaciones han sido en gran parte pacíficas. En junio, después de la muerte de Floyd, aproximadamente 5,000 soldados de la Guardia Nacional fueron llamados brevemente para patrullar Washington, donde el Gobierno federal tiene autoridad para ordenar tales despliegues.

Trump Llama Asesinos a Migrantes

“Asesinos y violadores”: Trump arremete contra inmigrantes en Arizona

Durante su visita a Arizona, Trump volvió al discurso polarizante por el que fue tan criticado en 2015.

El presidente de los Estados Unidos Donald Trump volvió a llamar “asesinos y violadores” a los inmigrantes durante un discurso en Yuma, Arizona, donde hizo una parada luego de un recorrido por Minnesota y Wisconsin, zonas donde ha perdido popularidad.

“Tenemos gente que viene a este país, gente genial, gente realmente mala también, y me refiero a asesinos y me refiero a violadores”, dijo Trump en su discurso.

El periodista de Univision Jorge Ramos contrastó los dichos de Trump del 2015 y los de este año, cuando se encuentra en plena campaña electoral por la reelección.

“Trump, de nuevo, califica a los inmigrantes de ‘asesinos y violadores’. Estamos en 2020. En 2015 fue ‘traen crimen, son violadores”, dijo el comunicador en un mensaje en inglés.

En otro mensaje en español, Ramos mencionó que los inmigrantes aludidos por Trump incluyen a los mexicanos y cuestionó si el presidente de México Andrés Manuel López Obrador volvería a cuestionar a su homólogo norteamericano como lo hizo en 2015.

“México pagará por el muro fronterizo”
De acuerdo con la agencia EFE, Trump dijo también que México pagará por el muro mediante un “peaje” a los vehículos que cruzan la frontera común o un “impuesto” a las remesas que envían los mexicanos a sus familiares desde Estados Unidos, aseguró el presidente Donald Trump.

En el mitin que ofreció, Trump insistió en que cumplirá su promesa de campaña de que México pagaría por la barrera que él quiere erigir en la frontera con el país vecino.

“No importa si pagan ahora o en el próximo par de meses. México pagará. Tenemos una relación muy buena con México, y México pagará por el muro”, aseguró Trump a pesar de que periodistas le recordaron que durante la pandemia hay poco tráfico para aplicar ese tipo de peaje.

Cuestiona a Biden

Como estaba previsto, Trump se presentó ante una audiencia (que usó mascarillas con las siglas MAGA, que significan Make America Great Again) para criticar a su rival demócrata Joe Biden en Yuma, una ciudad fronteriza con México.

El presidente dijo que el exvicepresidente, a quien calificó como blando, había fallado en su política de inmigración y en la seguridad fronteriza.

“El plan de inmigración más radical, extremo, imprudente, peligroso y mortal jamás presentado por un candidato de un partido importante”, dijo Trump, de acuerdo con Bloomberg.

El presidente declaró que el enfoque de inmigración de Biden desplazaría a los trabajadores estadounidenses y haría que las comunidades fueran menos seguras.

“El plan Biden desataría una avalancha de inmigración ilegal como el mundo nunca ha visto”, añadió Trump.

Trump Busca más Restricciones en Frontera con México

La administración de Donald Trump está considerando formas de restringir la entrada en la frontera entre Estados Unidos y México que podrían incluir a ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes legales por preocupaciones sobre el coronavirus, según una fuente familiarizada con el asunto.

Es el último intento de la administración de sellar las fronteras estadounidenses, con base en el virus. En marzo, la administración invocó una ley de salud pública para expulsar rápidamente a los migrantes, incluidos los niños, que son detenidos en la frontera. Esa acción, incluida una serie de otras restricciones de viaje, se ha extendido durante el transcurso de la pandemia.

Las opciones que está sopesando la administración probablemente también dependerían de las autoridades de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC, por sus siglas en inglés), dijo la fuente. The New York Times informó por primera vez sobre la posibilidad de impedir que los estadounidenses regresen a EE.UU. de manera limitada en medio de temores de que puedan estar infectados con el coronavirus.

«Los profesionales de carrera de los CDC están trabajando en un enfoque general para el control de la pandemia tanto ahora como en el futuro», dijo a CNN un funcionario de la administración con conocimiento de las discusiones en curso. «El reglamento está en forma de borrador y sujeto (a) cambios. Este es un proceso continuo y cualquier informe al respecto sería extremadamente prematuro».

Un borrador de memorando obtenido por The New York Times dice que cualquier movimiento para bloquear a los ciudadanos y residentes legales permanentes debe «incluir protecciones apropiadas para garantizar que no se infrinjan los derechos constitucionales» y se aplicaría «solo en las circunstancias más raras».

Estados Unidos supera a otros países en casos de coronavirus, incluidos México y Canadá, que tienen más de 480,000 y más de 122,000 casos, respectivamente.

Las restricciones de viaje impuestas por la administración durante la pandemia han excluido a los ciudadanos estadounidenses y residentes legales. Por ejemplo, Estados Unidos limitó los viajes no esenciales en puertos de entrada terrestres con Canadá y México. Los estadounidenses cruzan las fronteras con regularidad por una variedad de razones, que incluyen el trabajo, la asistencia a la escuela, las visitas a familiares y el turismo.

Cualquier medida dirigida a ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes legales, en particular, probablemente enfrentará desafíos legales. A raíz del informe de The New York Times del lunes, la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) calificó inmediatamente la medida de «inconstitucional».

«La administración de Trump ha implementado una prohibición fronteriza tras otra, más recientemente en niños y solicitantes de asilo, usando el covid-19 como excusa, mientras fracasa abismalmente en controlar el virus en Estados Unidos», dijo Omar Jadwat, director del Proyecto de Derechos de los Inmigrantes de la ACLU, en un comunicado.

«El decreto que se rumora sería otro grave error en un año que ya ha visto demasiados», agregó Jadwat.

Trump Otorga 45 a Microsoft Para Comprar Tiktok

El presidente norteamericano teme que la popular aplicación de videos china sea usada como herramienta de espionaje por el régimen de Xi Jinping

El presidente Donald Trump ha accedido a dar a la empresa china ByteDance un plazo de 45 días para negociar la venta de la popular aplicación de videos cortos TikTok a Microsoft Corp, dijeron el domingo dos personas familiarizadas con el tema en diálogo con Reuters.

Funcionarios de EEUU aseguran que TikTok, bajo su matriz china, plantea un riesgo nacional debido a los datos personales que maneja. El viernes pasado, el propio mandatario confirmó que planeaba prohibir TikTok en los Estados Unidos después de descartar la idea de una venta a Microsoft. Sin embargo, luego de discutir el tema con el CEO de la tecnológica, Satya Nadella, la compañía de Redwood, con sede en Washington, dijo en un comunicado que continuaría las negociaciones para adquirir la red social, y que tenía como objetivo llegar a un acuerdo para el 15 de septiembre.

No quedó claro inmediatamente qué cambió la opinión de Trump, aunque varios prominentes legisladores republicanos hicieron declaraciones en los últimos dos días instándolo a respaldar la venta de TikTok a Microsoft.

Las negociaciones entre ByteDance y Microsoft serán supervisadas por el Comité de Inversión Extranjera en los Estados Unidos (CFIUS, en inglés), un panel del gobierno estadounidense que tiene el derecho de bloquear cualquier acuerdo, según las fuentes, que solicitaron el anonimato antes de un anuncio de la Casa Blanca.

«Microsoft aprecia plenamente la importancia de abordar las preocupaciones del Presidente. Se ha comprometido a adquirir TikTok sujeto a una completa revisión de seguridad y a proporcionar los beneficios económicos adecuados a los Estados Unidos», dijo Microsoft en un comunicado.

Según el acuerdo propuesto, Microsoft se haría cargo de las operaciones de TikTok en los Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.

Con la adquisición, que, según el comunicado, estaría sujeta a una revisión de seguridad completa y a la entrega de los beneficios adecuados a EEUU, Microsoft “garantizaría que todos los datos privados de los usuarios estadounidenses de TikTok se transfieran y permanezcan” en el país. Además, la tecnológica señaló que se asegurará de que esos datos “se eliminen de los servidores fuera del país después de ser transferidos”.

Microsoft podría invitar a otros inversores estadounidenses a adquirir participaciones minoritarias en TikTok, añadió la empresa. Alrededor del 70% de los inversores de ByteDance provienen de los Estados Unidos.

Más temprano hoy, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, había adelantado que Trump podía forzar una venta o bloquear TikTok, debido al riesgo que puede suponer para la privacidad de los estadounidenses.

El funcionario, quien lidera el CFIUS, aseguró haber abordado el asunto con líderes del Congreso, entre ellos la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. “Todos estamos de acuerdo en que tiene que haber un cambio. El presidente (Donald Trump) puede forzar una venta o puede bloquear la aplicación con IEEPA (las siglas en inglés de la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional de Estados Unidos)”, puntualizó.

Dicha norma autoriza al presidente a bloquear transacciones y congelar activos en caso de considerar que existe una «amenaza inusual y extraordinaria» a la seguridad nacional o la economía del país.

TikTok, desarrollada por ByteDance, con sede en Pekín, ha logrado un gran éxito entre el público adolescente, pero a la vez ha levantado grandes dudas acerca de la seguridad de los datos de los usuarios y de sus vínculos con el Partido Comunista Chino.

Washington y Pekín viven uno de los momentos más críticos desde que ambos países establecieron relaciones en 1979, con acusaciones mutuas y decisiones como el cierre del Consulado de EEUU en la ciudad de Chengdu, en respuesta a la clausura previa del chino en Houston (Texas).

”Nadie me Quiere”: Trump

Donald Trump se lamentó de la baja aprobación de su gestión en la pandemia: “Nadie me quiere, debe de ser mi personalidad”El presidente de los EEUU indicó que la alta aprobación del epidemiólogo Anthony Fauci debería reflejarse también en la imagen de su labor, porque el médico trabaja para el gobierno que él conduce

Conferencia de Donald Trump: «Nadie me quiere»
El presidente estadounidense, Donald Trump, volvió a defender este martes el uso de la hidroxicloroquina contra el coronavirus, un fármaco no recomendado por las autoridades sanitarias, y lamentó el descenso de su popularidad, presentándose como una víctima de ataques injustos sobre su gestión de la pandemia.

Trump mostró en rueda de prensa su postura ante la buena imagen del inmunólogo Anthony Fauci, la doctora Deborah Birx y otros científicos del equipo de asesores de la presidencia contra la epidemia, un alto nivel que contrasta con la aprobación presidencial, que ha perdido varios puntos en las últimas semanas.

“Ellos son muy respetados, pero nadie me quiere, debe de ser mi personalidad”, declaró Trump, a menos de 100 días de las elecciones presidenciales y en un momento en que se amplía la ventaja de su rival demócrata, Joe Biden, en los sondeos.

Sobre la buena imagen de Fauci, resaltó que el especialista es parte del gobierno, por lo que su Administración también debería tener la misma aprobación.

El lunes, la prensa norteamericana reportó que el presidente estadounidense había anunciado su participación en un partido de béisbol sin haber sido invitado, luego de ver la aparición de Fauci en un acto honorífico en un estadio. Además, replicó en su cuenta de Twitter una teoría conspirativa creciente que afirma que el director del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas ayudó a impulsar el virus para evitar la reelección del republicano.

El presidente continuó promoviendo el uso del antipalúdico como solución contra el coronavirus, pese a que varios estudios científicos han descartado que fuera eficaz frente a la covid-19. A mediados de junio, la agencia estadounidense de medicamentos (FDA) retiró la autorización para utilizarlo en tratamientos de urgencia contra el coronavirus.

En la conferencia de prensa, al ser consultado por estas recomendaciones, Trump afirmó que había “leído mucho sobre la hidroxi” y dijo que el tema se había vuelto político. “Cuando recomiendo algo, les gusta decir ‘no lo usen’”, añadió.

Trump también había divulgado en su Twitter un video de una controversial doctora, Stella Immanuel, recomendando el fármaco. Trump la calificó como “muy impresionante”, pero se desligó del asunto. “Pensé que lo que decía era importante, pero no sé nada de ella”, afirmó.

La médica de Houston que afirma que la hidroxicloroquina es una cura milagrosa tiene otras posturas insólitas: atribuye los problemas ginecológicos al sexo con espíritus malignos y cree que “mentes reptilianas” han gobernado Estados Unidos. Immanuel, apoyada por algunos grupos conservadores, perdió rápidamente su credibilidad por sus opiniones seudocientíficas, pero sus videos siguieron viralizándose.

Después de una mejoría a fines de la primavera, el coronavirus volvió a cobrar fuerza en Estados Unidos, el país más golpeado con más de 149.000 muertes y por encima de 4,2 millones de casos.

La situación es particularmente preocupante en California, Florida y Texas, donde las autoridades se han visto obligadas a imponer restricciones nuevamente.

Washington ha desembolsado 6.300 millones de dólares desde marzo para financiar proyectos de laboratorios como Johnson & Johnson, Pfizer y AstraZeneca, y de dos empresas de biotecnología, Novavax y Moderna.

Trump ca Perdiendo en Donde Republicanos han Ganado en los Últimos 96 Años

Una nueva encuesta de CNN/SSRS revela que el exvicepresidente Joe Biden lidera la intención de voto de cara a las elecciones de noviembre en el estado de Florida con un 51% frente al 46% del presidente Donald Trump entre los votantes registrados.

La encuesta de CNN se conoce luego de otra de la Universidad de Quinnipiac publicada a principios de esta semana que mostró a Biden con una ventaja del 51% frente al 38% de Trump.

¿Cuál es el punto? Trump no ha liderado una sola encuesta en la Florida desde principios de marzo.

El hecho de que las encuestas en Florida favorezcan a Biden debería ser una de las mayores señales de advertencia para la incipiente campaña de Trump. Sí, todavía nos quedan 100 días, y la historia sugiere que la brecha en Florida podría cerrarse.

Aun así, Florida es probablemente el estado que más cumple con la definición de “debe ganar” para Trump si quiere ser elegido para un segundo mandato, y está perdiendo.

Ningún republicano ha ganado la presidencia sin Florida desde Calvin Coolidge en 1924.

Además es un estado que se inclina un poco hacia la derecha del país. La última vez que el estado votó más demócrata que el país en general en una elección presidencial fue en 1976. El hecho de que Trump esté aquí 8 puntos debajo en promedio en encuestas de alta calidad desde el 1º de junio sugiere que que ha caído significativamente a nivel nacional.

Biden, por otro lado, tiene un camino claro para obtener 270 votos electorales sin Florida. Biden ha tenido entre 6 y 12 puntos de ventaja en encuestas publicadas esta semana de Michigan y Pensilvania. Esto incluye ventajas de 6 y 12 puntos en Michigan de acuerdo a las encuestas de CBS News/YouGov y CNN/SSRS, respectivamente, publicadas el domingo. Encuestas de alta calidad de junio le dieron a Biden una ventaja promedio de 10 puntos en Wisconsin. Si Biden agrega todos esos estados a su columna más los 232 votos electorales de los estados que Hillary Clinton ganó en 2016, obtiene 278 votos electorales.

Ganar Florida le daría a Biden muchas opciones de respaldo dado que vale 29 votos electorales. Si Biden agrega los 29 votos electorales de Florida a los estados que Clinton obtuvo en 2016, obtiene 261 votos electorales. Biden necesitaría solo 9 votos electorales más para obtener una mayoría del colegio electoral. Podría agregar cualquier otro estado que Trump ganó en 2016 por 9,0 puntos o menos.

Además, Biden podría ganar uno de esos estados campo de batalla de los Grandes Lagos y Florida para obtener 270 votos electorales. Biden podría, por ejemplo, agregar Michigan (16 votos electorales) a su columna y sería suficiente. Biden ha mantenido la ventaja en todas las encuestas no partidistas en Michigan desde principios de marzo.

Quizás igual de importante para los demócratas, las encuestas en Florida generalmente han sido precisas al final de la campaña. No ha habido un error como el que hubo en los Grandes Lagos en 2016. Las encuestas finales de Florida de CNN han estado en el margen de 3 puntos del resultado en cada elección presidencial desde 2008. Lo mismo se aplica a las elecciones de gobernador y del Senado en 2018.

Con una ventaja tan amplia como la que tiene ahora Biden en el estado del sol, la precisión de las encuestas finales del pasado sugiere que realmente está por delante en este momento.

La buena noticia para Trump es que la historia indica lo difícil que sería para Biden ganar el estado por un amplio margen. La última vez que un demócrata ganó el estado por más de 6 puntos fue en 1948. Ningún candidato de ninguno de los partidos ganó el estado por más de 6 puntos desde 1992.

En general, el punto es que no debería sorprendernos si el margen en Florida se vuelve más estrecho en la recta final. Eso es exactamente lo que sucedió en las elecciones de medio término de 2018, cuando los candidatos republicanos para gobernador y para el Senado obtuvieron victorias por menos de un punto.

Como he dicho muchas veces antes, es probable que Trump no pueda ganar si no logra dar vuelta sus bajos índices de aprobación en la gestión del coronavirus. Su índice de aprobación en Florida sobre el tema es solo del 42% entre los votantes registrados en la última encuesta de CNN.

Si ese fuera el caso hasta el día de las elecciones, Biden probablemente sea el próximo presidente.

Trump Desea Quitar a Latinos del Censo

El presidente ordena que se reste al resultado final el número de sin papeles, una medida de dudosa legalidad que afectaría al reparto de escaños en el Congreso

Donald Trump, junto al secretario de comercio (izquierda) y el fiscal general, anuncia la orden para averiguar cuántos indocumentados hay en EE UU, en julio de 2019.Kevin Lamarque / Reuters
Donald Trump no piensa dar por perdida la batalla para excluir a los inmigrantes irregulares del censo de Estados Unidos. Este martes, dio la orden de que, dentro de lo posible, se le reste al resultado final de la encuesta del censo el número de inmigrantes indocumentados en el país. Se trata de un movimiento sin precedentes que amenaza a los Estados más grandes de EE UU y que los demócratas han prometido batallar en los tribunales.

El censo de Estados Unidos es una encuesta que se realiza cada 10 años y consiste en preguntar casa por casa para establecer cuántas personas viven en el país, independientemente de si tienen residencia legal o no. De las cifras del censo dependen cuestiones capitales como el reparto de los fondos federales o la representación en el Congreso, que se establece de acuerdo a la población. Del censo actual depende el reparto de los 435 escaños del próximo Congreso. No contar a los inmigrantes irregulares perjudicaría a los grandes Estados demócratas, como California (53 escaños) o Nueva York (27).

En 2018, la Casa Blanca anunció por primera vez que se proponía incluir una pregunta en el censo sobre el estatus migratorio de los participantes. El movimiento fue interpretado como un intento de intimidar a los inmigrantes indocumentados de forma que no contestaran por miedo a enviar sus datos personales a una Administración que había dado señales claras de una furiosa política de detención y deportación de todos los indocumentados.

El Tribunal Supremo declaró ilegal esta pregunta en junio de 2019, en una dura derrota para Trump. El presidente intentó retrasar el censo mientras planteaba un nuevo caso, pero el Congreso no lo permitió. A pesar de ello, ciudades y Estados llevan meses haciendo campaña para que nadie piense que es peligroso contestar a la encuesta del censo. Según algunos responsables municipales, el daño ya está hecho y hay mucha gente que cree que el Gobierno de Trump irá a por ellos si contestan.

Finalmente, tras la sentencia del Supremo la Casa Blanca emitió una orden ejecutiva en la que pedía que se recopilara de los Estados toda la información necesaria (por ejemplo, permisos de conducir) para averiguar cuántos indocumentados hay en el país. Diversos estudios han fijado la cifra en años recientes entre 9 y 11 millones de personas, pero no hay forma de saberlo con garantías jurídicas.

Con el memorándum de este martes, una orden enviada al secretario de Comercio, Trump ordena que los resultados de esa recopilación de información se detraiga del resultado final del censo, es decir, que se manipulen las cifras finales para restar a los indocumentados. La consecuencia es que el reparto de escaños en el Congreso se haría como si entre 9 y 11 millones de personas no existieran.

La líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, reaccionó inmediatamente diciendo que se trataba de una medida “ilegal” y que “está pensada para instigar el miedo y la desconfianza en comunidades vulnerables y que tradicionalmente han sido contadas de menos, a la vez que siembra el caos en el censo”. La organización Unión Americana por las Libertades Civiles (ACLU) prometió acudir a los tribunales inmediatamente.

Hasta el momento han contestado al censo el 62% de los hogares de Estados Unidos. Este movimiento de Trump amenaza con introducir más confusión en un proceso que hasta esta Administración era sagrado en la política norteamericana. Un estratega republicano reconoció por escrito que contar de menos a los inmigrantes indocumentados beneficiaría a los republicanos y a distritos electorales de población blanca y conservadora en el reparto de escaños del Congreso.

En su orden, Trump deja muy claro a quién se refiere. “Los Estados que adoptan políticas que animan a los inmigrantes ilegales a entrar en el país (…) no deberían ser recompensados con una mayor representación en la Cámara de Representantes. Las estimaciones actuales indican que hay un Estado que tiene más de 2,2 millones de inmigrantes ilegales, que son más del 6% de la población total del Estado”. La orden dice que el Estado tiene “dos o tres escaños más de los que de otra forma le corresponderían” si no se cuentan los irregulares.

Sin mencionarlo, seguramente se refiere a California, el Estado más grande del país y la delegación más grande de Washington. Trump tiene un enfrentamiento especial con California, sobre todo a raíz de la llamada ley santuario, que prohibió a todas las policías del Estado colaborar con la policía de inmigración a la hora de detectar irregulares.

La orden de este martes fue contestada inmediatamente por el gobernador del Estado, el demócrata Gavin Newsom: “Contar a todas las personas que viven en nuestro país en el censo es un principio tan fundacional que está escrito en nuestra Constitución. Esta nueva acción de la Administración para excluir a los inmigrantes indocumentados a la hora de determinar la representación en el Congreso tiene sus raíces en el racismo y la xenofobia y es un ataque descarado a nuestras instituciones y nuestros vecinos”.

Encuesta Ubica a Biden 15 Puntos Arriba de Trump

El último sondeo, llevado a cabo por The Washington Post y la cadena ABC, es el último de una serie que muestra considerables ventajas para el contendiente demócrata tanto a nivel nacional como en estados «pendulares»

Las encuestas no están acompañando al Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en su campaña de reelección. El último sondeo, realizado por The Washington Post y la cadena de televisión ABC – que se basó en las respuestas de votantes registrados en todo el país- le dio una sólida ventaja de 15 puntos a su contendiente, el candidato demócrata Joe Biden.

En concreto, 55 por ciento de los consultados aseguraron inclinarse hacia el candidato de la oposición, mientras que un 40 por ciento indicó que optará por un segundo mandato del actual Presidente.

Desde mediados de junio a la fecha se han realizado nueve grandes encuestas nacionales. En siete de ellas Biden obtuvo una ventaja de más de diez puntos. Cuando se consideran todos los sondeos realizados en las últimas semanas, incluyendo algunos más pequeños, el promedio de encuestas realizado por Real Clear Politics también le da al demócrata una ventaja significativa: 8,6 puntos a favor, una cifra muy por encima del margen de error, que suele rondar el 3 por ciento.

Si bien es cierto que en el pasado las encuestas se han equivocado enormemente –siendo el caso más reciente la contienda entre Hillary Clinton y Donald Trump donde los números favorecían a la ex Secretaria de Estado-, a poco más de tres meses para la elección el único precedente con semejante diferencia en intención de voto es el caso de Bill Clinton, en su primera elección frente a George Bush padre. Clinton se impuso en esos comicios.

Según los analistas, la balanza se inclina ahora a favor de Biden, y tiene como uno de sus factores principales el enojo de parte la población respecto de la manera en que la Casa Blanca está manejando la crisis del coronavirus.

Biden, por su parte, ha limitado sus apariciones públicas. Casi sin eventos públicos y mínimos contactos con la prensa, el demócrata es un candidato casi mudo. No obstante, esa estrategia -que busca dejar el reflector sobre el accionar de la Casa Blanca, con la intención de que continúen con un accionar que generó la condena de parte del electorado- pareciera estar funcionándole.

De todos modos, más allá de lo que indiquen las encuestas a nivel nacional, debido a que las elecciones en Estados Unidos se basan en el sistema del Colegio Electoral -donde no prevalece el voto popular, sino que cada estado realiza su elección y allí el ganador se lleva una cantidad de votos proporcional a su población- las batallas se pelean en menos de 10 de los 50 estados.

Este sistema implica que un candidato puede ganar el voto popular, pero si no obtiene los suficientes votos electorales -270, en concreto- no logrará la presidencia. Eso es precisamente lo que le ocurrió a Hillary Clinton en 2016.

Cuando se analizan las encuestas en los “estados pendulares” -conocidos como swing states en inglés, en referencia al hecho que tienen mayores posibilidades de variar en su elección y suelen ser claves a la hora de definir la elección- la situación tampoco es prometedora para Trump.

A excepción de Iowa, donde la intención de voto según las encuestas favorece al republicano, en los otros cinco estados pendulares las encuestas ponen a Biden como vencedor. Entre estos estados el más importante es Florida: el estado sureño aporta 29 votos electorales, siendo de esta manera el tercero en importancia para el colegio electoral junto con Nueva York. Según el promedio de Real Clear Politics, Biden tiene una ventaja de 6,4 por ciento en Florida, que en las últimas semanas se ha convertido en el nuevo epicentro de la pandemia en el país.

Pero más allá de la gran sorpresa que siempre son los estados pendulares, hoy en la política estadounidense el estado que tiene a todos desconcertados es Texas. El gigante del sur aporta 38 votos electorales, siendo así el segundo estado que más votos genera detrás de California.

Desde 1976, Texas siempre ha votado a favor de los candidatos republicanos. Se lo considera una de las regiones más sólidamente rojas -por el color del partido, en contraste con el azul demócrata- del país. Pero según varias encuestas realizadas allí, este inusual 2020 también podría llegar a cambiar eso.

Desde comienzos de junio, ocho encuestas han dado un empate virtual (con una leve ventaja a Biden) en ese estado. Perder Texas significaría no tener posibilidad de ganar la elección general para el Presidente Trump. Se sabe que California, como siempre lo ha hecho a excepción de la elección de Ronald Reagan, votará a favor del candidato demócrata, aportando 55 votos electorales, casi un 20 por ciento del caudal necesario para la presidencia.

Si a eso se le suman los 29 votos que aporta Nueva York (donde la elección parece estar claramente inclinada a favor de Biden), Texas se convierte en un territorio vital para el Presidente Trump. De no obtenerlo en las elecciones, debería sumar casi todo el resto del país para contrarrestar la suma de Biden.

El caso de Texas está también directamente ligado al coronavirus. El estado es uno de los más afectados en el país, y hasta el gobernador republicano Greg Abbot ha desafiado públicamente al presidente en temas como el uso de las mascarillas o el cierre de la economía.

Además hay otros dos factores en juego: la enorme población latina, mayormente mexicana, de Texas -que a diferencia de muchos cubano-americanos y venezolanos en el sur de la Florida suele tener grandes diferencias con el Presidente- y los republicanos más tradicionales que no siempre se alinean detrás de Trump. Texas es tierra de los Bush, quienes públicamente se han distanciado del presidente.

En política, tres meses pueden cambiarlo todo. Pero los números de las encuestas están inquietando a la campaña del Presidente Trump, algo que se vio ilustrado en el reemplazo de su jefe de campaña, Brad Parscale.

Trump Empieza a Perder Batalla por el COVID

Rara vez un presidente ha demostrado ser tan desigual en una trágica emergencia nacional.

Cientos de estadounidenses mueren a diario y decenas de miles se contagian de un virus único en el siglo. Los estados y las ciudades están cerrando nuevamente, amenazando con desencadenar una nueva y ruinosa crisis económica. Los médicos y las enfermeras carecen de suficiente equipo de protección mientras luchan contra el patógeno mortal. Y con las pruebas inundadas por oleadas de enfermedades, un alto funcionario advierte sobre “el momento más difícil” para la salud pública de Estados Unidos este invierno.

Sin embargo, esto es lo que piensa Donald Trump: Joe Biden no reparó las carreteras y los puentes del país, multitudes de moteros y navegantes con sombreros MAGA (Make America Great Again, su eslogan de campaña) demuestran que las encuestas electorales están mal y el muro fronterizo está casi terminado (excepto que no lo está). Ah, y por cierto, ¿dónde está Hunter Biden?

Trump se equivocó varias veces este martes, ya que Estados Unidos estableció otro récord de un solo día de  nuevos contagios de coronavirus, con 67,417 casos. Florida, ahora el epicentro mundial del nuevo coronavirus, registró el mayor número de muertes por covid-19, y Texas rompió su récord de nuevos casos diarios. El martes, se informaron otras 900 muertes, según el recuento de la Universidad Johns Hopkins, pero el presidente Trump solo ofreció negación y engaño en una aparición en la Casa Blanca que, incluso para sus estándares, era un desastre lleno de quejas y divagaciones.

Reaperturas precipitadas, uso de mascarilla no obligatorio y jóvenes despreocupados: las razones por las que Florida está en el epicentro de la pandemia por coronavirus en EE.UU.

Lo que se necesita de Trump y su administración es un plan para abordar el desafío nacional más implacable desde la Segunda Guerra Mundial, palabras de consuelo para recordar a los 136.000 estadounidenses que ya están muertos y los miles destinados a morir, y la retórica para convocar la voluntad de triunfar sobre este enemigo invisible.

Todo lo que Trump pudo ofrecer el martes fue autocompasión, incoherencia e indiferencia. Se presentó como un líder que vivía en una dimensión diferente de su gente y su miedo y sufrimiento e incertidumbre sobre lo que traerán los próximos meses.

Este es un presidente que, evidentemente, no ha logrado vencer al virus y hace mucho tiempo que dejó de intentar sacar al país de la oscuridad. Trump recurre a jactarse de los pasos no concluyentes que tomó hace meses, como limitar los viajes desde China, que no tienen relevancia para el momento actual, y se queja de que no está obteniendo suficiente crédito por su desempeño.

También está minando divisiones políticas que cree que lo ayudaron en el pasado. En una entrevista con CBS, este martes, insistió en que más personas blancas que negras son asesinadas por la violencia policial, lo que representa un insulto al alma nacional sobre la raza después de la muerte de George Floyd.

“Podríamos continuar durante días”, dijo Trump en un momento de su diatriba del martes, y durante un tiempo pareció que podría hacerlo en el calor de julio en el Jardín de las Rosas, donde los periodistas se sentaron con máscaras, socialmente distanciados y en un desconcertante silencio.

El punto aparente de la aparición de Trump en el Jardín de las Rosas fue revelar un aluvión de nuevas medidas para castigar a China por su represión de las libertades en Hong Kong, lo que le dio al presidente una nueva oportunidad de fulminar contra Beijing por enviar una “plaga” a Estados Unidos a pesar de sus elogios anteriores sobre cómo el presidente Xi Jinping había manejado la pandemia.

Pero no pasó mucho tiempo antes de que la sesión se convirtiera en el tipo de actuación negativa al estilo de evento político por la que Trump se queja, con eventos de campaña normales severamente restringidos por la pandemia.

Atacó a Biden por el crimen, el comercio, por China, por la infraestructura, la economía, por los militares, y en un momento sugirió que cientos de miles podrían estar muertos si el ex vicepresidente hubiera estado a cargo cuando el coronavirus atacó. Curiosamente, Trump también criticó al casi seguro candidato presidencial demócrata por su papel en la movilización de la administración Obama contra el virus H1N1, que fue mucho más eficiente y costó decenas de miles de vidas menos que los pasos en falso de Trump en los últimos meses.

Trump ha estado acusando a Biden de tener una discapacidad mental y no es apto para la Oficina Oval. Pero a veces, era el presidente quien parecía desviarse hacia la confusión y la incoherencia. En un momento, pareció argumentar que el voto de Biden, su rival, para firmar el acuerdo climático de París llevaría a la construcción de edificios de oficinas estadounidenses sin ventanas. Y sugirió que Biden ni siquiera sabría cómo definir la palabra “carbono”.

En otro giro extraordinario, el martes, la Casa Blanca intensificó lo que ahora es un asalto frontal completo contra el principal especialista en enfermedades infecciosas del Gobierno, el Dr. Anthony Fauci, quien ha estado diciendo la verdad sobre el giro terrible que ha tomado una pandemia que ahora está ocurriendo y ha infectado el doble de personas por día que hace varios meses. En un artículo de opinión, en el USA Today, el principal asesor comercial de Trump y polemista antichino, Peter Navarro, escribió que el respetado científico “tiene buenos modales con el público, pero se ha equivocado acerca de todo en lo que he interactuado con él”.

Por lo menos, la alocada apariencia del presidente le dio un nuevo significado a la noción de presidentes titulares que se postulan para un segundo mandato en una estrategia en el Jardín de las Rosas al organizar un discurso de campaña muy inusual para criticar a su oponente de la Casa Blanca.

En los últimos días, han surgido susurros desde el interior de la campaña de Trump de que los asesores están preocupados de que aún no se haya conformado un fuerte mensaje de campaña y que su esfuerzo de reelección sea sinuoso. Si hubo un segundo manifiesto oculto en las divagaciones y la amargura de Trump el martes, estaba muy bien disfrazado.

El presidente tenía un sentimiento extraño por el resentimiento en el establishment de Washington y la indiferencia percibida hacia las élites políticas y la corrección política en un momento de cambio racial y social a veces desconcertante en 2016. Quizás esa mezcla puede llevarlo a un segundo mandato. Pero después de la presentación de este martes, será imposible argumentar que ganó un segundo mandato basado en una hoja de ruta razonada y ordenada de la crisis.

El misterio de la estrategia perdida de Trump
La falta de voluntad de Trump para enfrentar la pesadilla del nuevo coronavirus que está mirando al resto de la nación en la cara deja la impresión de que el hombre que prometió en su discurso de la Convención Nacional Republicana, de 2016, que “Solo yo puedo arreglarlo”, hace mucho tiempo se quedó sin ideas sobre el virus. Ese discurso horrorizó a los críticos de Trump debido a su visión distópica. Pero al menos Trump parecía fuerte y dictaba los vientos políticos. En su monólogo errante, este martes, parecía perdido, una sombra del hombre que incendió el Partido Republicano y el establishment político de Washington hace unos años.

Parecía ser lo que es: un presidente que se agita después de ser cruelmente superado por los acontecimientos. Tal imagen, que asedió al presidente Jimmy Carter en el verano anterior a su intento de reelección en medio de la crisis de rehenes en Irán, es peligrosa para los presidentes en su primer mandato.

El misterio del comportamiento de Trump en los últimos meses es que parece poco probable que pueda alcanzar a Biden a menos que pueda encontrar una manera de suprimir el virus, o al menos darles a los estadounidenses la esperanza de que algo de la vida normal pueda reanudarse pronto.

Pero cada vez más, parece que Trump ha jugado su mejor carta, su demanda hace varios meses para que los estados abrieran y revivieran la economía, ha sido expuesta como una apuesta contraproducente a medida que la pandemia se extiende por los estados del sur y el oeste. Y sus estrategias recurrentes de incitar divisiones, agitar la guerra cultural y sembrar la confusión con información errónea no parecen funcionar, al menos si las encuestas son correctas.

El presidente hizo todo lo posible para hablar sobre su “transición a la grandeza”, pero la idea está tan divorciada de la terrible realidad de las últimas semanas —con una tasa diaria promedio de nuevas infecciones que llega a 60.000— que sus palabras solo sirvieron para mostrar su propia considerable desconexión de la realidad.

“Creo que van a tener buenas noticias muy rápidamente relacionadas con las vacunas”, dijo Trump, casi al mismo tiempo que Fauci dijo que podría tomar un entre un año y un año y medio para que el mundo reciba una vacuna contra el covid-19, que incluso entonces puede no ser completamente efectiva.

A pesar de los continuos cierres en ciudades de todo el país, seguro que volverán a dejar sin trabajo a muchos estadounidenses que laboran en las industrias de servicios, turismo y tránsito, el presidente se atuvo a sus predicciones de un desenfrenado retorno al crecimiento económico.

Pero a falta de planes creíbles para detener la marcha del covid-19, todo lo que el presidente tiene que vender ahora es esperanza.

“Creo que para el día de las elecciones verán algunos números increíbles. El tercer trimestre va a ser realmente bueno, el cuarto trimestre va a ser genial, pero el próximo año será uno de los mejores años económicos”, insistió Trump.

“Así que espero poder ser el presidente del que digan: ‘Mira el gran trabajo que hizo’”.

Estados y Universidades se Unen Contra Trump

18 gobiernos se suman a Harvard y el MIT para tratar de impedir que la Casa Blanca obligue a los alumnos extranjeros a abandonar el país

Una ofensiva judicial de costa a costa para proteger a los estudiantes internacionales en las universidades e institutos de Estados Unidos va tomando forma, con la presión de que falta apenas un mes para comenzar el curso. Este lunes, un total de 17 estados más el Distrito de Columbia presentaron una denuncia contra el Gobierno de Donald Trump por la decisión “arbitraria y caprichosa” de cambiar las reglas de los visados de forma que miles de estudiantes internacionales se ven obligados a jugarse la salud yendo a clase en persona, o abandonar el país. La denuncia se suma a otras ya presentadas por universidades de California y Massachusetts.

El pasado lunes 6 de julio, la policía de Inmigración anunció en una circular interna que las reglas de validez de los visados de los estudiantes extranjeros habían cambiado. Para obtener un visado de estudios en EE UU es necesario que la mayoría de las clases sean presenciales. Pero el pasado marzo, al llegar la pandemia y trasladarse toda la educación a online, Inmigración hizo una excepción para que los estudiantes pudieran terminar los cursos. Esa excepción es lo que se quiere eliminar, cuando no hay ninguna evidencia de que la situación sanitaria vaya a cambiar.

Es decir, los estudiantes extranjeros tienen que apuntarse a clases presenciales el próximo curso o sus visados perderán validez y estarán ilegales en el país. Más aún, si a mitad de curso hubiera que trasladar la educación de nuevo a Internet, también perderían su visado, según la circular. La medida afecta a dos tipos de visado que suman unos 400.000 estudiantes al año. Los estudiantes extranjeros en EE UU son un negocio de miles de millones de dólares anuales.

La decisión dejó al mundo educativo sumido en el caos y a miles de estudiantes en la incertidumbre, con planes hechos, alquileres contratados, matrículas pagadas, vuelos reservados y sin saber si podrán cursar sus estudios el año que viene. En EE UU el curso escolar comienza en agosto. El miércoles pasado, las universidades de Harvard y Massachusetts Institute of Technology (MIT), presentaron una denuncia en Boston pidiendo la paralización cautelar de la medida por tener una motivación política. Ambas universidades habían anunciado también el lunes 6 de julio que todas sus clases serían online en otoño.

Al día siguiente, el fiscal general de California presentó en San Francisco la primera denuncia estatal para tratar de frenar la medida de manera cautelar. Junto al Estado, denunciaron también las universidades de California State y California Community Colleges. “Qué vergüenza que la Administración Trump ponga en riesgo no solo las oportunidades educativas de los estudiantes que se han ganado el derecho de ir a la universidad, sino también su salud”, dijo el fiscal californiano, Xavier Becerra.

Este lunes, la fiscal general de Massachusetts y otros 17 fiscales generales han presentado una nueva denuncia con argumentos parecidos. “La Administración no ha intentado siquiera explicar las bases para esta norma sin sentido, que obliga a los centros a elegir entre mantener matriculados a sus estudiantes internacionales o proteger la salud en sus campus”, dijo la fiscal general de Massachusetts, Maura Healey. La base de las demandas es que Inmigración se basa en defectos de procedimiento en la manera en que se ha adoptado la decisión y falta de justificación legal.

En el trasfondo de esta batalla, como todo en este 2020, están las elecciones presidenciales de noviembre. La gran baza de reelección de Donald Trump era presentar números récord de empleo y beneficios empresariales. La crisis provocada por la pandemia de covid-19 cambió completamente el escenario. El país presenta cifras récord, pero de desempleo y destrucción de empresas. Trump está decidido a llegar a noviembre con la economía funcionando de nuevo, y para ello es imprescindible que puedan abrir los centros educativos en todos los niveles. El consenso científico es que el espacio compartido sería un importante impulsor de la transmisión del virus, más aún cuando los jóvenes son en su mayoría asintomáticos.

Aparte de intentar utilizar a los estudiantes internacionales como peones para presionar a las universidades y que reabran sus campus en otoño, el enfrentamiento entre Trump y las instituciones educativas más prestigiosas de EE UU es más profundo, no solo táctico. El viernes pasado se celebró la vista preliminar de la denuncia presentada por Harvard y el MIT. El juez pospuso la decisión sobre las cautelares a esta semana. Pero el presidente tuiteó una nueva amenaza: eliminar los beneficios fiscales de las universidades. De paso, como es habitual, volcó en público sus pensamientos sobre la élite educativa de EE UU. “Demasiadas universidades y sistemas escolares se dedican al Adoctrinamiento de Izquierda Radical (las mayúsculas son suyas), no a la Educación”, y anunció que había ordenado a Hacienda revisar las condiciones fiscales de las universidades.